El prontuario lo sindica como “estafador por medio del cuento del
tío”. Una comparación de huellas certifica que el documento es real. Los
investigadores concluyen que los cambios de identidad y de lugar de
nacimiento intentaban eludir los antecedentes policiales.
Por Raúl Kollmann
Página 12
www.pagina12.com.ar
Página 12
www.pagina12.com.ar
Una investigación criminalística revela por primera vez el prontuario
real de Carlos Gardel, en el que aparece con el alias de...
“El pibe
Carlitos” y con antecedentes de “estafador por medio del cuento del
tío”. El facsímil al que accedió este diario (nadie sabe quién tiene el
original) es del 18 de agosto de 1915 y se trata de un magnífico
descubrimiento: Gardel había logrado, por orden del presidente Marcelo
T. de Alvear, la destrucción de sus prontuarios, pero en la provincia de
Buenos Aires alguien logró conservar dos: el que se conoce ahora y uno
de 1904, cuando Gardel era chico y se fugó del hogar. Los forenses Raúl
Torre y Juan José Fenoglio compararon las huellas digitales de 1904, las
de 1915 y las de un posterior expediente de 1923, con la utilización de
la tecnología más moderna que existe en el mundo, el AFIS. Se determinó
así que se trata siempre de la misma persona. Y lo significativo es que
en 1904, cuando lo busca su madre y no había razón para mentir, los
datos filiatorios son Carlos Gardez, nacido en 1990 en Tolosa
(Toulouse), Francia.
El cuento del tío
La modalidad del cuento del tío era una variante de estafa bastante
habitual en aquella época. Consistía en que una persona, que ingresaba a
un bar varias veces a lo largo de un par de semanas, exhibía
documentación de que justo recibió una enorme herencia de un tío, por
ejemplo, en Salta. Sin embargo, el problema era –según el cuentista– que
no tenía dinero para viajar a esa provincia y pagarse el alojamiento.
También se lo llamaba el cuento del chacarero, porque solían ser
víctimas personas del interior, recién llegadas a Capital. Lo que se
hacía era firmar una especie de acuerdo por el cual el cuentista cedía
parte de su herencia y la víctima aportaba el dinero para el viaje, un
hotel y, a veces, los gastos de abogado. Algo así como entre 1500 y 5000
pesos de la actualidad. En algunas ocasiones, el cuentista tenía un
cómplice que fingía competir con la víctima por quedarse con el
“negocio”. Como es obvio, al final de la historia el cuentista y su
cómplice desaparecían. Desde el punto de vista legal, el delito era de
estafa, como figura en el prontuario de Gardel.
El prontuario
Torre explica que para una figura estelar como Gardel, el prontuario de
estafador era fuego puro. Más en aquella época. Tal vez por eso, la
identidad del cantante es una mentira permanente.
- En 1904 es Carlos Gardez, nacido en Toulouse, hijo únicamente de
Berta Gardez. Es muy probable que el policía que hizo el expediente se
haya equivocado poniendo una zeta en lugar de la ese, que era el
verdadero apellido de Berta.
- En 1915 es Carlos Gardel, hijo de Carlos Gardel (una persona
inexistente) y Berta Gardel (también inexistente, es Gardés), nacido en
La Plata, una clara mentira.
- El 8 de octubre de 1923 necesitó sacar pasaporte para su gira al
exterior. El coleccionista Hamlet Peluso aportó el original, incluyendo
la huella digital. Para conseguir ese pasaporte, Gardel se presentó en
el consulado uruguayo y dijo que era nacido en Tacuarembó en 1887, hijo
de Carlos y Berta Gardel.
- En 1933, Gardel redacta su testamento, donde dice textualmente “soy
francés, nacido en Toulouse el 11 de diciembre de 1890 y soy hijo de
Berthe Gardés. Hago constar expresamente que mi verdadero nombre y
apellido son Carlos Romualdo Gardel”.
“Tanto cambio de identidad –dice Torre– me hace pensar en lo mucho que pesó aquel prontuario de estafador.”
Rompiendo papeles
Por lo que se sabe, Gardel cantaba de muy joven en los comités
conservadores de Avellaneda, uno de los centros productivos más
importantes de la Argentina. “Tenía afinidad –cuenta Torre– con Juan
Ruggiero, Ruggerito, matón al servicio de los conservadores. Y quien
dominaba la escena era el caudillo conservador Alberto Barceló. Se
cuenta que en 1922 Barceló le pide al presidente Alvear que solucione el
problema del prontuario de Gardel. Y, a pedido del presidente, se rompe
el prontuario que el cantante tenía en la Policía Federal. Esta fuerza
le pidió igualmente el prontuario a la Bonaerense, también para
romperlo, pero se ve que quedó una copia. La poetisa de tangos e
investigadora Martina Iñíguez encontró hace pocos días una copia del
prontuario de 1915, constituido para que Gardel sacara la cédula de
identidad. Todo rastro de ese prontuario estaba perdido y ahora
apareció. La Bonaerense le preguntó a la Federal si Gardel tenía
antecedentes y el 18 de agosto de ese año la Policía de Buenos Aires
(así se llamaba entonces) contesta en la última página que Gardel “es
conocido con el apodo del Pibe Carlitos y sindicado como estafador por
medio del cuento del tío”.
¿Socio?
Un dato curioso surge de buena parte de las primeras composiciones
cantadas por Gardel. Su autor era Andrés Cepeda, al que le decían “el
poeta de la prisión”. Es que Cepeda pasó muchísimos años de su vida
preso y terminó muriendo en una pelea de guapos en el bajo porteño.
Compuso numerosas letras luego cantadas por el dúo Gardel-Razzano. En
los prontuarios revisados por Torre, también Cepeda figura como
estafador en la modalidad de cuento del tío. Todo hace pensar que ambos
compartieron correrías.
Una hipótesis es que haya compartido cárcel o detenciones en
comisarías. Torre sostiene que en aquel entonces se separaba nítidamente
a los delincuentes en las prisiones. Estaban los de la “pesada”, que se
refería a los que cometían delitos con armas, y se los llamaba así
porque portaban calibre 45, un arma muy pesada en la época. Los de la
“liviana” eran los estafadores. Eso hace pensar que Cepeda y Gardel o
andaban juntos en el cuento del tío o compartieron lugares de detención.
El mismo
Torre y Fenoglio compararon las huellas dactilares de la fuga del hogar
de 1904; el prontuario de 1915 y el pasaporte de 1923, en los que
aparece un hombre de distinta edad, distintos padres y nacido en
distintos lugares. El trabajo se hizo en la Dirección General de Policía
Científica y se procesó en el AFIS, Automated Fingerprints
Identification System, en castellano Sistema Automático de
Identificación de Huellas Digitales. Se trata de un software que
convierte la huella en una figura tridimensional y hace la comparación.
Es imposible encontrar dos personas con las mismas huellas digitales. La
computadora sentenció que las huellas arrojaban correspondencia
absoluta.
Para asegurar aún más lo investigado, Torre y Fenoglio hicieron un
proceso de cotejo manual, en el cual constataron la existencia de 18
puntos característicos en todas las huellas digitales.
Jurisprudencialmente sólo hacen falta 12 coincidencias para que un
resultado de identidad de persona sea incuestionable.
Redondeando toda la pesquisa, los criminalistas compararon también las
firmas de los prontuarios con la del testamento de 1933 y determinaron
que también existe coincidencia total.
Toulouse
Más allá de otros elementos existentes, hay detalles que surgen de la
gestión de los propios documentos que dejan rastros sobre el nacimiento
de Gardel.
- En 1904 es la madre quien lo identifica porque se trataba de una fuga del hogar.
- En 1915, cuando dice que nació en La Plata, el jefe de la Policía de
la capital bonaerense era Cristino Benavides y es quien le sale de
testigo para sacar la cédula. Pero, además, da como domicilio Calle 2
número 20-13, justito frente a la Jefatura de la Policía. Todo es
obviamente falso.
- En 1923, cuando saca el pasaporte, el único elemento que le aporta al
consulado oriental para decir que nació en Tacuarembó son dos testigos
uruguayos.
- En 1933, en su testamento ratifica que nació en Toulouse, Francia.
Se ha dicho que la falsedad en la identificación de Gardel se origina
en que, al haber nacido en Francia, era desertor, porque debió combatir
en la Primera Guerra Mundial. Quienes investigaron el tema sostienen que
los países europeos convocaban a incorporarse a las filas a todos sus
ciudadanos, pero que no hubo persecución de quienes estaban fuera de sus
países. “No tenga dudas de que los cambios de identidad de Gardel
tienen que ver con sus antecedentes en el delito –insiste Torres–.
Cambiaba una letra, lugar de nacimiento, para que no surgiera que era el
mismo que figuraba como El Pibe Carlitos, estafador por medio del
cuento del tío.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.