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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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miércoles, 14 de noviembre de 2012

La madre que los parió

A ver si nos aclaramos. Y desde el saque. Yo voté por Susana Villarán, y no me arrepiento de ello, pese a sus defectos, errores, absurdos y desaciertos iniciales, que no fueron pocos. Y voté por ella pese a que ambos procedemos de canteras distintas. Ella es de izquierdas y este votante jamás lo ha sido. Voté por ella por su integridad y porque es liberal. De izquierdas, pero liberal al fin y al cabo.
Dicho esto a modo de introducción, para aclarar de antemano los sambenitos prejuiciosos y desdeñosos e ignorantes de...
todos aquellos habitués de la Caverna (que suena a bar, es cierto, pero en realidad se trata de una suerte de idiosincrasia básica y elemental) que asumen –porque sí y ante sí- que si uno está por el NO a la revocatoria de la alcaldesa de Lima es, qué duda cabe, un caviar. O un marxista. O es un Movadef. O es más rojo que Hellboy. O algo así. Porque de chusma y cagatintas y pensamientos idiotas están empedradas las calzadas de Perulandia, les cuento. Y no me digan que no.
Y es que no deja de irritarme un poco haber llegado a esta situación “revocatoriable”, que hasta fecha tiene, y que ha sido patrocinada por una panda de politiquillos de medio pelo, que se la dan de “democráticos” cuando en realidad quieren sacar provecho personal. Porque si fuesen democráticos de verdad, pues escúchenme bien: deberían ser los primeros en exigir que eliminen de la Constitución estas figuras de la denominada democracia directa –como la revocatoria o el referéndum- que fueron sacramentados nada menos que por Fujimori para precisamente debilitar la democracia. Digo. O ya se olvidaron. O se están haciendo los cojudos, que también.
¿Es que el sentido común no es capaz de iluminarnos para concluir que lo más democrático sería dejarla a Villarán terminar su mandato? Pregunto. Y después de ello, con todo derecho, decirle zambacanuta y criticarla como a uno le salga del forro. Pero vamos. Tumbársela ahora –que es lo que quieren- es propiciar el desmadre y la inestabilidad. Y ahí, en el caos del zafarrancho del combate, créanme, no hay democracia. Ni la habrá.
Así que lo siento, y como ya habrán notado, estas líneas no son neutrales, sino de solidaridad con Susana Villarán. Porque no sé si estos pelotudos de las firmas ya se habrán dado cuenta a estas alturas -cosa que dudo-, pero llaman “incompetente” a la única alcaldesa que ha podido poner orden en La Parada, que era, si no tienen memoria, tierra de nadie, y territorio comanche, y era como una especie de zona liberada y tomada por asalto por la informalidad y la anarquía.
Desde hace 44 años, cuando la dictadura militar de Juan Velasco Alvarado, anunció oficialmente con “limpiar” La Parada y erradicar de ahí a sus ocupantes, nadie hizo nada al respecto. Nadie. Ni Bedoya. Ni Barrantes. Ni Del Castillo. Ni Andrade. Ni el Mudo Comunicore. Nadie. Es la verdad.
Tuvo que llegar, finalmente, una mujer a la alcaldía para decirles que lo que faltaba era tener los cojones en su sitio. O los ovarios, como en este caso. Y ella, déjenme decirles, los tenía bien puestos.
Sí, sí, sí. Que el primer operativo fue un desastre, sí, es verdad, fue un desastre. Sí, sí, sí. Que las acciones de ese luctuoso jueves estuvieron preñadas de errores y tragedias, sí, también es cierto. Pero al final, si no se enteraron todavía, les informo a manera de primicia: el operativo fue un éxito. Logró su objetivo.
Y el caso es que, cuarenta y cuatro años después del anuncio fracasado, pero eso sí, muy machito y muy marcial de los militarotes de la dictadura con botas de entonces, pasando por los alcaldes que les mencioné líneas arriba, por fin alguien hizo lo que otros no se atrevieron. Por fin.
Y no solo eso. Sino que, por primera vez en su historia, Lima cuenta con una inversión de 1,200 millones de dólares. La más grande de los últimos tiempos en infraestructura vial, es decir.
Pero ya lo sé. Así es mi tierra, es mi Perú. Donde se desconfía del bienintencionado y se lincha al honesto que tiene visión de futuro y que pide perdón cuando mete la pata hasta los corvejones. Y donde se prefiere a la chusma, a los barrabases, a los que se buscan la vida sin importarles estar bajo el halo de la corrupción.
A veces me pregunto cómo se sentiría vivir en un país más decente, con políticos más responsables, con ciudadanos más educados y civilizados. ¿Y saben qué? Soy incapaz de imaginarme un Perú así. Los revocadores me confirman que esa nación de ensueño es una utopía. Es por gente como ellos que estamos jodidos. Por ellos y la madre que los parió.

Fuente: http://lamula.pe/2012/11/14/la-madre-que-los-pario/pedrosalinas

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