El deterioro institucional

El Perú se va consolidando como una ‘pendejocracia’.
Por: Augusto Álvarez Rodrich

En lugar de surgir reacciones en contra del continuo proceso de deterioro de la reputación del sistema institucional, cada día que pasa aparecen más expresiones que, en conjunto, implican un avance sólido del crimen organizado por su penetración creciente de la política y del aparato burocrático del Estado.
Por ejemplo, la Fiscalía de la Nación es hoy –con excepciones– una institución infectada por... la corrupción, tal como se reveló con las denuncias que alcanzaron a sus cabezas en casos como los de Ancash, y que se vuelve a confirmar con la revelación de ayer en La República sobre el fiscal Carlos Juárez Muñoz, titular de la 38 fiscalía, que encubrió a Gerald Oropeza, desechó la investigación policial y ordenó la liberación de sus cómplices en tiempo récord.
No solo eso, sino que, aunque usted no lo crea, desde el año 2007, la empresa de propiedad de estos investigados por narcotráfico prestaba servicios de limpieza al Ministerio Público, por los cuales cobró alrededor de S/. 150 millones.
De otro lado, es lamentable conocer, alrededor del mismo caso Oropeza, la vinculación de integrantes del Apra, uno de los partidos políticos principales que aspiran a volver al poder el próximo año.
Gerald Oropeza era aprista aprista, su madre Pilar López postuló al Congreso por el Apra, un ex gobernador aprista –Ángel Vera–tramitó la posesión del caserón de La Planicie que terminó en manos de Oropeza, y Facundo Chinguel fue abogado y socio de los Oropeza.
Esto no significa que el Apra sea un narcopartido pero es obvio que está perforado –como la mayoría– por la droga. ¿Recuerdan la casa de Huanchaco del congresista de Perú Posible José León, usada como almacén por narcos mexicanos?
Y como si la vinculación del crimen organizado con la política no fuera real, el Congreso evita dar las disposiciones para obligar a los candidatos al Parlamento a declarar información que permita al elector conocer todos  sus antecedentes judiciales, como lo demostró ayer Ricardo Uceda en La República.
Mientras tanto, el Congreso limpia olímpicamente a seis candidatos fujimoristas que utilizaron recursos del Estado para una actividad proselitista aduciendo que, al ser ampayados, devolvieron el dinero. O sea, ‘roba pero devuelve y no pasa nada’.
Y, para completar el cuadro, se conoce el caso bochornoso de un vicepresidente de la Confiep, Lelio Balarezo, condenado a cinco años de prisión por defraudación tributaria.
Todas estas solo son unas pocas expresiones de la ‘pendejocracia’ que gobierna muchos ámbitos del Perú, configurando una profundización de una crisis institucional que, más temprano que tarde, le va a pasar una tremenda factura al país.


Fuente: http://www.larepublica.pe/columnistas/claro-y-directo/el-deterioro-institucional-22-04-2015