Durante el peor momento de la Gran Depresión, John Maynard Keynes, que ya entonces era uno de los economistas más célebres de la época, dio una conferencia en Madrid titulada 'Posibilidades económicas para nuestros nietos'. En otras palabras, para nosotros. El británico predecía que...
disfrutaríamos de un siglo de crecimiento económico, tras el cual la renta per cápita media en Occidente sería entre cuatro y ocho veces más alta de lo que era en 1930. Como resultado, las necesidades básicas quedarían cubiertas y el ocio aumentaría drásticamente, hasta el punto de que nos bastaría con una jornada laboral de tres horas al día, 15 a la semana, para alcanzar el nivel de vida deseado.
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Los nietos de Keynes y sus coetáneos ya han crecido, y ya forman parte del mercado de trabajo. No obstante, las predicciones del economista se han cumplido solo en parte. A pesar de lo negras que parecían las cosas en 1930 y de lo negras que las vemos ahora, el crecimiento económico en estas más de ocho décadas es indudable. Sin embargo, sentimos que trabajamos cada vez más horas, que llegamos siempre tarde a casa, que no pasamos tiempo con nuestros hijos ni tenemos hueco para el ocio o el aprendizaje.
No es fácil acertar con los pronósticos. Pero incluso en este entorno cambiante sigue habiendo voces cuyas predicciones resuenan con fuerza. Una de las más relevantes es la de Jack Ma, CEO del grupo Alibaba, el equivalente chino de eBay. “Dentro de 30 años, la gente solo trabajará cuatro horas al día y tal vez solo cuatro días a la semana”, dijo esta semana en una conferencia en Detroit. “Mi abuelo trabajaba 16 horas al día en las tierras agrícolas y creía que vivía muy ocupado. Ahora trabajamos ocho horas, cinco días a la semana, y pensamos que vivimos muy ocupados”, recoge la 'CNBC'.
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Tan solo el tiempo dirá si esta nueva predicción de Ma se hará o no realidad. Para muchos, los vaticinios del empresario chino les pueden parecer un comentario de mal gusto. Al periodista Matt Novak, de 'Gizmodo', le suena a la fábula del burro y la zanahoria, una de tantas: “¿Os suena familiar? Eso es porque ya lo hemos escuchado a lo largo de todo el siglo XX. No me malinterpreten, creo que una semana laboral de 16 horas es posible. Pero no es realista en este sistema capitalista. Para conseguirlo necesitaríamos algo parecido al comunismo. Y no creo que sea eso por lo que Jack Ma esté abogando”.
¿Pasamos demasiado tiempo en el trabajo? ¿Nos hace eso infelices? ¿Nos causa ansiedad? No solo le echamos la culpa a la crisis, sino a la vida moderna, sus prisas y, en definitiva, la deriva que ha tomado el trabajo en estas últimas décadas. Sin embargo, tal y como demuestra Ryan McMaken, del Instituto Mises, en 'Business Insider', Ma podría no estar mal encaminado.
La teoría de McMaken es la siguiente: trabajamos menos que antes, mucho menos que nuestros abuelos y quizá la única excepción a la regla sean los últimos años de crisis. Hay, por tanto, razones para la esperanza (al menos para aquellos que anhelen más tiempo libre). De hecho, si observamos una encuesta realizada por Michael Huberman y Chris Minns, las horas de trabajo anuales han disminuido con creces en todo Occidente. En Alemania, por ejemplo, de 3.284 horas en 1870 a 1.463 en el 2000. En Francia, de 3.168 a 1.443. Y en España, en el mismo periodo, de 2.968 a 1.815, una reducción constante de casi el 39% en 130 años. Por lo general, la mayoría de nosotros trabajamos menos (alrededor de un tercio) que nuestros abuelos y bisabuelos.
La preocupación y la angustia laboral en Estados Unidos han hecho que se destinen más recursos a la investigación de este tema que en ningún otro país de Occidente. Un estudio realizado por Thomas Juster y Frank Stafford destaca que entre 1965 y 1981 las horas de trabajo por semana disminuyeron de 51,6 a 44 en el caso de los hombres estadounidenses. Para las mujeres, aumentó de 18,9 a 23,9, lo que, pese a la tendencia general, era esperable, pues muchas estaban entrando al mercado laboral por primera vez. Otro estudio, esta vez llevado a cabo por Mary Coleman y John Pecavel, hablaba de una reducción progresiva desde 1940 hasta 1988.
¿Cómo lo conseguiremos?
Los datos que presenta McMaken dan razones para creer en la predicción de Keynes de 1930 y la de Ma de este mismo año. Cómo conseguirlo es otro cantar. Si bien Novak hablaba de "algo muy parecido al comunismo", McMaken señala que si los gobiernos no se entrometen "nuestros descendientes verán a la semana laboral de cinco días de la misma forma que ahora vemos los agotadores horarios de nuestros bisabuelos". Estos son solo dos opiniones dentro del maremágnum de las conjeturas económicas, pero sirven para hacerse una idea de la disparidad de ideas.
Ma realizó estas declaraciones dentro de un tour mundial en el que evangeliza sobre su plataforma de comercio online, la globalización y la inteligencia artificial. En concreto, especificó que tanto trabajadores como jefes, pobres como ricos, tendrán que adaptarse al auge del big data y la automatización. “La primera revolución tecnológica causó la IGM. La segunda revolución tecnológica provocó la IIGM”, afirmó. Ahora estamos inmersos en la tercera y, advinasteis bien, Ma advierte de que podría causar la Tercera Guerra Mundial.
Asimismo, aprovechó su intervención para animar a los gobernantes a actualizar sus sistemas educativos para que no les pille el toro de la automatización. “No creo que tengamos que construir máquinas parecidas a los humanos. En cambio, deberíamos asegurarnos de que hagan cosas que nosotros no podamos”. En este sentido, alivió a los espectadores al asegurar que nunca alcanzarían la experiencia y la sabiduría del ser humano: “Venceremos”.
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