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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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sábado, 10 de marzo de 2012

Izquierda y derecha (1)

Por: Jorge Secada Koechlin
 
Durante los últimos meses, la izquierda criolla y también a veces su compañera habitual, la derecha perulera, han sido objeto de múltiples discusiones, comentarios y editoriales en periódicos, revistas y hasta en voluminosos libros. De vez en cuando incluso se completa el trío mencionando al centro. Motivan esta polémica las elecciones presidenciales de hace menos de un año y el cambio de gabinete a menos de seis meses de inaugurado el nuevo régimen, cambio que algunos describen como un vuelco hacia la derecha o al menos como el alejamiento de la izquierda.
 
Vayamos directamente a lo sustancial, al meollo mismo del asunto. ¿Qué significan estos términos? O lo que a fin de cuentas es lo mismo, ¿para qué sirve esta taxonomía, esta clasificación del mundo político en izquierda, derecha y centro? ¿Cómo nos ayuda a entendernos políticamente? ¿Cómo contribuye a nuestra deliberación común? Comenzaré adelantando la respuesta que espero articular con ustedes hoy y...
en mis próximas colaboraciones semanales en esta página: tal como se nos presenta no sirve para mucho y, por el contrario, termina confundiendo y enturbiando lo que debería más bien aclararse. Hoy seremos casi exclusivamente críticos al examinar algunas notas periodísticas recientes. El desarrollo constructivo vendrá luego.
 
Varios de los escritos que nos ocupan intentan ofrecer definiciones de los términos en cuestión, aunque los usen como comúnmente los usamos. Definir en sentido estricto un término de uso común es generalmente muy difícil, si no imposible, y además no es necesario. Los diccionarios no ofrecen definiciones sino etimologías, sinónimos y descripciones que fijan o revelan el uso de la palabra en cuestión. Tomados con simpatía, estos intentos por definir la izquierda o la derecha deben entenderse más bien como explicaciones de las nociones correspondientes. Aún así, lo que encontramos es poco prometedor.
 
Consideremos algunos ejemplos, empezando con uno de los más absurdos. Una nota de opinión en un diario "serio" nos dice que la izquierda la conforman quienes quieren decidir cómo los otros deben vivir y gastar su dinero. Aún interpretando esto de la manera más caritativa, terminamos convirtiendo en izquierdistas a Hitler, Mussolini y Franco. Casi tan ridícula es una manera sorprendentemente frecuente de caracterizar a la derecha: ser de derecha es buscar asegurar favores del Estado para los negocios propios. Semejante caracterización no merece más comentario que, entre los varios que motiva, el siguiente: ¡Así que solo los dueños de negocios pueden ser de derecha! Otra afirmación relativamente común es que la izquierda "representa" a los trabajadores y a los sectores menos favorecidos económicamente. Pero cualquiera que se considere de derecha responderá que son ellos quienes verdaderamente velan por los intereses de los pobres.
 
Otros proponen que ser de izquierda es ser marxista o estar inspirado por el marxismo. Lamentablemente tampoco ayuda mucho. Tanto Velasco como la Democracia Cristiana de los sesentas son generalmente considerados de izquierda aunque no fuesen marxistas. Es más, dividir el espectro político entre marxistas y no marxistas (la diferencia entre centro y derecha dependería, entonces, de qué tan no-marxista se sea) implica, primero, concederle demasiado a una ideología decimonónica y finalmente en vías de extinción; segundo, eliminar a la izquierda de la historia anterior al siglo XIX (incluyendo el momento cuando aparentemente primero se usó el término para designar posiciones políticas durante la revolución francesa); y, por último, decidir por definición que la izquierda ya casi no existe. Por qué podría interesar semejante clasificación política es una pregunta que no parece habérsele ocurrido a estos autores. Aventuro que es porque fueron ellos mismos marxistas y creen que hay algo rescatable en su antigua ideología, o porque siendo contrarios a la izquierda buscan desprestigiarla de saque.
 
Ninguna de estas caracterizaciones ayuda a pensar con claridad sobre política. Lo que revelan es que mucho de lo que pasa por comentario o análisis no es sino expresión de emociones y, en el mejor de los casos, mera propaganda. Buena parte de estas "opiniones" políticas tienen tanto valor y contenido como los gritos de un hincha en el estadio.
 
Consideremos con algo de detalle una columna reciente de una periodista respetada, con premios y títulos nacionales e internacionales y sólida fama de persona informada e inteligente. Ella nos dice que la izquierda se identifica con "los grandes cambios sociales". La derecha, en vez, es conservadora y quiere "preservar el statu quo". (Poco después escribe que la derecha es "mercantilista" y busca rentas del Estado.  Sin embargo, incompresiblemente añade que semejante posición es "imprescindible para la salud de la vida política".)
 
Tomada literalmente, esta caracterización yerra de manera obvia. Durante la década de los noventa vivimos un conjunto de "grandes" transformaciones políticas y económicas, concebidas e implementadas por un gobierno autoritario que nadie llamaría de izquierda.  El ministro de Economía de ese régimen, el arquitecto de muchos de esos cambios y enemigo del estado de cosas imperante al inicio de su gestión, es generalmente considerado un ejemplar arquetípico de la derecha peruana. Probablemente ni la misma periodista considere a Boloña o a Fujimori izquierdistas y simplemente no se haya expresado con precisión. Seamos generosos, entonces, e ignoremos las inexactitudes de su caracterización inicial. Concedámosle los matices y desarrollos del caso.
 
¿Cuál es el argumento, cuál la conclusión, del artículo? La periodista cita una serie de enunciados tomados de noticias recientes. Casi todos se pronuncian en contra de algún cambio u otro: no debemos alterar los textos escolares, los precios o los paisajes (sí, estoy listando tal cual). Luego afirma que todos estos son enunciados conservadores ya que buscan preservar el estado de cosas. Pero todos ellos, nos informa, vienen de la izquierda. De aquí extrae una conclusión sorprendente: la izquierda peruana es en realidad conservadora, es decir, de derecha. Finalmente corona esta jungla de confusión y retórica vacía extrayendo la conclusión de su nota: es por esto que "fracasó" la izquierda en el Perú.
 
La articulista da por sentado que la izquierda peruana ha fracasado. No considera necesario detallar cuál sea ese fracaso. Más bien, asumido el hecho, nos propone una explicación.  Fracasó por estar en contra del cambio. Y ofrece una receta para triunfar: la izquierda debe construir "los grandes cambios que la sociedad espera, que la vida política del país requiere". Nuevamente, no considera necesario dar detalles. Si nos guiáramos por los enunciados que ha citado antes, concluiríamos que se refiere a proponer textos escolares interactivos, alterar paisajes usando "la tecnología y la innovación" y dejar de regular precios.
 
La nota, como otras tantas, no dice casi nada y contribuye muy poco. Por supuesto que hay excepciones, análisis perceptivos y también artículos y editoriales con contenido empírico comentando eventos específicos, ofreciendo información circunstancial y especulación inteligente. Pero la conversación reciente sobre la izquierda peruana está demasiado infectada por la vaguedad, la retórica vacía y la tendenciosa falta de crítica que he resaltado. Un ejemplo final para rematar: aunque regularmente se mencionen las divisiones y subdivisiones de la izquierda, muy poco se alude a las divisiones de la derecha, como si PPK, Castañeda y la Fujimori no fuesen todos derechistas que han ido y van cada cual por su lado.
 
El asunto es complejo y requiere un desarrollo cuidadoso. Antes de proponer una clasificación de las diversas posiciones políticas, y del lugar que ahí tengan nociones de izquierda, centro o derecha, debemos preguntarnos cuál es propiamente el dominio de la política, cómo se relaciona con la economía y, crucialmente, qué tiene que ver con la ética. Esos serán los temas de nuestras próximas contribuciones.
 
 
*Profesor principal de filosofía en la Universidad de Virginia y profesor visitante de filosofía moderna en la PUCP.

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