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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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viernes, 16 de noviembre de 2012

Joven soprano asháninka es promesa de la lírica peruana


Joven soprano asháninka es promesa de la lírica peruana

Decir que una sola voz puede lograr que caiga sobre nosotros un atardecer increíble, de esos en el que el sol parece enredarse entre las ramas de los árboles podría sonar a un sueño en palabras exageradas que describan  el movimiento lento de un bote sobre el río y sus pirañas. 
 
Sin embargo, para quien nunca pisó la selva, la voz de........
Yessica Sánchez Comanti será Caronte en una barca en la que los sentidos se rindan a su canto. Sí, Caronte podrá cantar y llevar lo que quede de nuestras almas al más recóndito lugar o sonido de su voz. Pero cuando volteemos a ver, Caronte será solo una muchacha de apariencia frágil, y no habrá a dónde ir más que a las tardes inexistentes que su voz nos trae.
 
La belleza y la tristeza de un canto asháninka
 
Yéssica Sánchez Comanti nació en la comunidad indígena de Poshanari, Mazamari, en Junín. Su nombre indígena es Kashiri Nashi que significa Luna Mía. Fue literalmente descubierta por el el director de orquesta y musicólogo peruano Abraham Padilla, quien buscaba en medio de la selva, una voz que representara al pueblo asháninka para incluirla en la producción de una película. Después Padilla grabó a Yéssica Sánchez entonando las viejas canciones que aprendió durante su infancia, marcada por la violencia terrorista que  sufrió la población indígena entre la década de 1980 a 1990.
 
Desde ese primer encuentro, las cosas parecieron ser bastante claras. Ella tenía talento, mucho trabajo por hacer y una profesión a la qué dedicarse con pasión. Padilla debía conducirla y convertir ese mismo talento en una voz que todos pudiéramos admirar. Ambos iniciaron una estrecha colaboración mutua. Pronto Padilla incluiría a la joven en conciertos de música clásica, a los que ella sumó el canto en su dialecto original.
 
La agudeza de la tradición
 
Un canto asháninka podría ser entonces en la voz de esta mujer un acto luminoso, único y tan bello como triste dentro del tiempo de su propia representación, eterno dentro de su brevedad. Y claro, intenso y no menos doloroso.
 
Poco después de que los roles se marcaran, es decir, Padilla como maestro de Yéssica y ella como una joven aprendiz, Lima se convertiría en un caos o en un monstruo de mil cabezas a la que tendría que acostumbrarse. Lo hizo.  La joven asháninka empezó a componer sus propias canciones y a traducirlas, buscando en ellas la reflexión sobre la domesticación de un hábitat tan complejo y delicado como la Amazonía y la profunda relación entre los seres humanos y su entorno reforzando la cosmovisión amazónica en la naturaleza.
 
“Kashiri Nashi es un homenaje al ciudadano que se nutre de la fuerza amazónica y de la  plenitud de las naciones originarias que entregan sus tradiciones. Un recital de maniquerensis –es decir de cantos tradicionales-  será siempre un retorno a las raíces de un pueblo y a las mismas danzas y canciones aprendidas durante la infancia.
 
Ahora estos cantos son interpretados por una joven soprano, que narra con su voz y su canto la historia de su propio pueblo, convirtiéndose en promesa de la lírica peruana.  Nos hallamos entonces  ante un universo sonoro por descubrir en la voz joven y desbordante de Kashiri Nashi, nombre que también se le da al recital de cantos asháninkas que presentará el ICPNA el 20 de noviembre a las 7:30pm. en el auditorio principal de su sede de Miraflores.  
 
Grabará un disco
 
El  próximo año  Sánchez Comanti presentará su primera producción, con recopilaciones de su tradición musical oral y composiciones propias. Será además única en su género, en palabras de los críticos, por representar un documento de tradición oral.
 
Durante la noche del recital el himno nacional seré interpretado en aymara y asháninka.  La acompañan Zenobia Bautista Huamán, joven vientista de la Comunidad Musical Los Jaukas, en la que toca el siku cromático, chillador, tarkatayka, pinkillo, siku malta, y Ríber Oré Ramírez,  importante concertista de guitarra de formación clásica quien ha desarrollado por tradición familiar un agudo conocimiento en el repertorio tradicional andino que lo caracteriza por su ejecución diáfana, precisa y sutil.
 
¡Faltar es imposible!
 
 
EL DATO
Martes 20 de noviembre
Auditorio ICPNA de Miraflores
7:30 PM. Boletería. 10 soles.
 
 
Cecilia Podestá
cpodesta@diario16.com.pe

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