De acuerdo con el comunicado, los expertos comenzaron a notar que el
evento climático se aproximaba en el último mes, cuando detectaron
varios factores que apuntaban a su desarrollo entre ellos:
Aunque
generalmente los signos de su activación comienzan a detectarse en el
verano boreal, ahora, como ocurrió en 2017, La Niña comenzó a
manifestarse entrado el otoño.
"Nuestros
científicos han estado rastreando el desarrollo potencial de La Niña
desde este verano, y fue un factor en el pronóstico de la temporada de
huracanes por encima de lo normal que hemos visto desarrollarse", dijo
Mike Halpert, subdirector del Centro de Predicción del Clima de la NOAA.
Esos
vientos, cuando son normales, arrastran las aguas superficiales desde
las costas hacia el océano y esto provoca que las aguas frías de las
profundidades surjan allí.
Esa agua fría es lo normal en la zona ecuatorial de la costa de Sudamérica.
Cuando
esos vientos alisios se debilitan cesa ese proceso, al agua caliente se
acumula y se produce un aumento de la superficie del mar en la costa de
Perú y Ecuador, principalmente.
Ahora
bien, cuando los alisios son muy fuertes y se refuerza la subida de esa
agua fría en la zona ecuatorial y la temperatura del mar está por
debajo de lo normal, comienza a manifestarse el fenómeno de La Niña, que viene a ser un patrón climático opuesto a las condiciones de El Niño.
Generalmente, entre las dos fases, ocurre un periodo llamado "zona neutra"
(en la que nos encontrábamos hasta hace poco) en la que ninguno de los
dos eventos están notablemente activos y las temperaturas están sobre el
promedio.
¿Cuáles son sus efectos?
Los
efectos de La Niña y el Niño, que van desde sequías a inundaciones, de
lluvias intensas a huracanes, dependen siempre de la zona de la
oscilación: puede producir indistintamente sequías en Latinoamérica,
nevadas intensas en la zona norte de Estados Unidos o sequías en
Australia o en las islas del Pacífico.
Y
aunque siguen patrones, esto no implica que cada vez que se activen las
condiciones se manifiesten de la misma manera: ningún evento de La Niña
es como otro.
Aunque
los pronósticos más certeros para la actual temporada se conocerán a
finales de este mes, la NOAA y otras organizaciones meteorológicas de
América Latina prevén "una La Niña de intensidad moderada".
Esto,
sin embargo, no predice por sí mismo las condiciones en las que se
manifestará dado que datos históricos revelan que ha habido casos de
sequías más severas en eventos débiles o moderados de La Niña que en
eventos fuertes a intensos.
En
años anteriores, el fenómeno se ha manifestado muy débil, aunque desde
2020 se comenzaron a experimentar síntomas de un potencial
fortalecimiento como fue la larga temporada de huracanes del Atlántico,
condiciones de sequía en América del Sur y fuertes lluvias en
Centroamérica y el norte de Suramérica.
Cómo afectará a América Latina
Generalmente,
La Niña se manifiesta en dos formas totalmente diferentes en América
Latina: lluvias intensas y abundantes, aumento del caudal de los ríos y
posteriores inundaciones en Colombia, Ecuador y el norte de Brasil; y en
condiciones de sequía en Perú, Bolivia, el sur de Brasil, Argentina y
Chile.
Varios
de estos últimos países viven desde el pasado año una intensa sequía,
que ha afectado los cultivos, ha secado ríos e impactado la generación
hidroeléctrica.
Ahora se teme que La Niña retrase aún más la temporada de lluvias en el Cono Sur y haga de 2022 un año aún más seco.
Mientras,
en el noreste de América del Sur han ocurridos deslaves en varios
países y en otros, como en Colombia, las represas se encuentran en un
86% de capacidad, casi el doble de los niveles de hace un año, lo que es
considerado históricamente alto.
La
NOAA ha señalado que La Niña puede influir en los últimos meses de la
actual temporada ciclónica en el Atlántico, que ha sido particularmente
activa.
En
México, las autoridades meteorológicas indicaron que una nueva
activación del evento podría traducirse en una extensión del periodo de
lluvias hasta finales de noviembre, así como precipitaciones intensas en
algunas partes del país en las que no son frecuentes y luego, un
invierno más seco.
En
Centroamérica, por su parte, el Comité Regional de Recursos Hidráulicos
había pronosticado desde el verano que La Niña podría traer a la región
"condiciones más lluviosas que lo normal", principalmente en la
frontera de México con Guatemala, el sur de El Salvador; la parte
central de Honduras y en el Pacífico de Costa Rica y Panamá.
La Niña anterior ocurrió durante el invierno de 2020-2021 y con anterioridad, entre 2017 y 2018.
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