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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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miércoles, 4 de febrero de 2015

La “Hondurización” de Perú

EnriqueCastellanosFinancieramente
Por Enrique Castellanos
Nada ahuyenta más a un inversionista local o extranjero que la violencia y la corrupción del país que alojará sus inversiones. Ningún flujo de caja, análisis de sensibilidad o tasa de retorno soporta la incertidumbre y la volatilidad que genera el hecho de tener que negociar cupos, pagar protección o, en su defecto, estar al acecho de que le manden una...
moto a la casa del gerente o director de la empresa.
Un estudio hecho por la Organización de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (ONUDD), Latinoamérica es -junto con África- la región más violenta del mundo. Según la misma fuente, Honduras es señalado como el país más violento del mundo con más de 90 asesinatos por cada 100,000 habitantes por año. El Perú, dentro de la región, no sale del todo mal con un índice de 10, menor a Colombia (30), Brasil (25) o  México (22); pero ¡ojo! seguimos siendo mucho más violentos comparados a otros países en otras zonas del mundo. El estudio está realizado con cifras al 2012; es decir, y no captura lo que estaría ocurriendo en nuestro país en los últimos dos años.
Menciono esto no tanto a raíz de todos los crímenes que escuchamos o vemos ocurrir  a través de la radio y televisión, sino a la luz de los resultados electorales de las últimas elecciones municipales y regionales. Según Juan de la Puente, periodista y analista político del diario La República,  entre siete a ocho candidatos reelectos a presidentes regionales están fuertemente asociados a temas de corrupción  y son varios los candidatos reelectos, entre alcaldes y presidentes regionales, que tienen abiertos investigaciones o procesos penales. Solo en casos puntuales, como el de Loreto y Huánuco, la población no reeligió candidatos considerados corruptos.  Otro dato, es que tres de cuatro alcaldes elegidos en el Perú no provienen de partidos políticos sino de movimientos independientes. No defiendo per se a los partidos políticos que año a año pierden presencia a nivel nacional, sino al hecho de que las campañas electorales de estos movimientos independientes tienen que ser financiadas con “recursos propios” lo cual nos da indicios de las motivaciones detrás de las candidaturas.
Todo lo anterior constituye señales importantes de lo que creo que puede estar pasando en el país. El crimen organizado, la corrupción y el narcotráfico avanzan, se mezclan y están haciendo nido en las principales instituciones de nuestra sociedad. El crecimiento de un país ocasiona también que crezcan las arcas fiscales y un buen botín siempre es tentación para los amigos de lo ajeno. Como indica Paula Muñoz, investigadora de la Universidad del Pacífico, las frágiles capacidades de los gobiernos regionales no les permite hacer frente a los intereses creados, las actividades contaminantes y la creciente criminalidad a partir de la bonanza económica.
Para mejorar nuestra economía, la lucha contra la violencia y la corrupción debe ser nuestra tarea número uno. Mucho más importante que ver si crecemos a 5% el próximo año o, si el ministro Ghezzi reduce la tramitología o si el ministro Segura lanza un paquete reactivador es que el gobierno controle la seguridad y detenga el crimen organizado y la corrupción. Si crecimos a 6% la última década y fuimos la estrella de la región latinoamericana, en buena parte se debió al boom del precio de los minerales y a reformas estructurales que se hicieron en los noventa. No nos la creamos tanto, porque en esta década no estamos haciendo las reformas necesarias para salir de la llamada “trampa de las economías con ingresos medios” y movernos hacia una economía más consolidada. Pareciera que una vez más estamos dejando pasar la oportunidad de salir del subdesarrollo.
Debemos darle un golpe de timón a estos problemas de institucionalidad en el Perú antes que se vuelvan inmanejable. Concentrarnos en reformar el proceso de descentralización en el país, reestructurar nuestra policía, repotenciar la carrera pública dentro del Estado y otras reformas de la misma índole deberían ser nuestra prioridad. No nos distraigamos en analizar indicadores económicos, los cuales normalmente dicen mucho del pasado y nada del futuro. Más bien, enfoquémonos en las señales que nos advierten que los icebergs podrían estar flotando debajo de nosotros y que en algunos años ninguna autoridad del gobierno pueda darse el lujo de ser electa porque  “roba pero hace obra”.

Fuente: http://semanaeconomica.com/financieramente/2014/11/07/la-hondurizacion-de-peru/
                                                                                                                  

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