Fuente: El Comercio
Por: Nelly Luna Amancio
Sin apoyo desde 1985, unos 217 estudiantes nos han representado en olimpiadas mundiales de matemáticas. Aquí la historia del destino y las peripecias que atravesaron estas jóvenes promesas...
Jimmy Astupillo —niño prodigio becado por una academia desde los 9 años, medalla de bronce en las olimpiadas del continente y mención honrosa en un campeonato mundial—...
...ocupó el primer lugar de ingreso a Ingeniería Mecatrónica en la UNI, pero no terminó. Su mamá enfermó y tuvo que trabajar dictando clases en una academia. “Los horarios de clase se cruzaban con los del trabajo, tuve que dejarlo”...
El 2008 el Perú ganó su primera medalla de oro en una olimpiada mundial de matemáticas y ocupó el puesto número 17 de un total de 104 países que participan anualmente en este certamen. Y el año pasado quedó en un expectante puesto 24. Los puntajes del Perú están, incluso, por encima de países como España, Francia, Cuba, Argentina, Chile y Colombia. ¿Será que este talento —que los mismos matemáticos dicen que es innato— procede de ese natural cálculo mental que durante generaciones ha obligado a las familias peruanas a dividir lo que falta, a sumar lo que resta? Puede ser, pero hay algo más.
La perversa contradicción de tener uno de los peores sistemas de educación pública y ocupar al mismo tiempo un lugar importante en las competencias de matemáticas tiene una explicación nada matemática.
Desde hace más de una década el sector privado —léase la Somape y la Universidad Católica— viene dando una intensa y selectiva preparación a los mejores estudiantes de escuelas y academias. “Este apoyo es lo que ha mejorado el rendimiento de los más jóvenes, pero lo que no cambia es la indiferencia del Estado hacia estos grupos de estudiantes”, dice, con la autoridad de ex olímpico, Jesús del Carpio Talaverano, uno de los cuatro estudiantes que participaron por primera vez aquel diciembre de 1985 en una competencia internacional: la primera Olimpiada Iberoamericana de Matemáticas realizada en Colombia...
De ese primer concurso internacional al que el Perú asistió, Jesús recuerda un hecho que entonces causó indignación, pero que ahora le parece ya una anécdota.
Ese noviembre de 1985 el entonces presidente García firmó una resolución que oficializaba el nombramiento del equipo que representaría al Perú en las olimpiadas, pero no dijo nada más. “Sacó la resolución, pero no hubo dinero, nada, al final una empresa nos donó los pasajes para los alumnos y los dos profesores que nos acompañaban consiguieron los suyos”...
Las historias de desplantes se repiten con la llegada de un nuevo concurso. Aún ahora es complicado conseguir los pasajes para el traslado de los muchachos...
Muchos de estos ex olímpicos desarrollan una carrera prometedora aquí y en el exterior, pero otros, con menos oportunidades, ceden a los dilemas económicos y son contratados como docentes en alguna de las tantas academias del país...
Un matemático en el Perú sólo puede dedicarse a la docencia. Aquí nadie paga por la investigación. En países con un rendimiento menor al nuestro, los matemáticos desarrollan las teorías que más adelante aplicarán la ingeniería y otras ciencias...
Los padres de Jesús del Carpio Talaverano, como la madre de Jimmy Astupillo, pertenecen a esa estirpe de esforzados migrantes que lo dieron todo por la educación de sus hijos...
Desde 1985, el Perú ha participado en 45 olimpiadas, 13 de ellas de carácter mundial y las otras continentales. En todo este tiempo el nivel de la selección peruana ha ido mejorando notablemente. Del puesto 60 que ocupó el Perú en el mundo, el año 2003, ahora está en el puesto 24.
La Sociedad Matemática sostiene que el apoyo privado es importante pero que el Estado tiene que hacer más, sobre todo por los jóvenes de menos recursos. Ellos recomiendan crear un programa que promueva e incentive el retorno de los talentos peruanos que radican en el exterior, desarrollar un programa de detección y formación de jóvenes talentos, fortalecer e invertir en proyectos de investigación en matemática...
Si desea leer el artículo completo vaya a:
Por: Nelly Luna Amancio
Sin apoyo desde 1985, unos 217 estudiantes nos han representado en olimpiadas mundiales de matemáticas. Aquí la historia del destino y las peripecias que atravesaron estas jóvenes promesas...
Jimmy Astupillo —niño prodigio becado por una academia desde los 9 años, medalla de bronce en las olimpiadas del continente y mención honrosa en un campeonato mundial—...
...ocupó el primer lugar de ingreso a Ingeniería Mecatrónica en la UNI, pero no terminó. Su mamá enfermó y tuvo que trabajar dictando clases en una academia. “Los horarios de clase se cruzaban con los del trabajo, tuve que dejarlo”...
El 2008 el Perú ganó su primera medalla de oro en una olimpiada mundial de matemáticas y ocupó el puesto número 17 de un total de 104 países que participan anualmente en este certamen. Y el año pasado quedó en un expectante puesto 24. Los puntajes del Perú están, incluso, por encima de países como España, Francia, Cuba, Argentina, Chile y Colombia. ¿Será que este talento —que los mismos matemáticos dicen que es innato— procede de ese natural cálculo mental que durante generaciones ha obligado a las familias peruanas a dividir lo que falta, a sumar lo que resta? Puede ser, pero hay algo más.
La perversa contradicción de tener uno de los peores sistemas de educación pública y ocupar al mismo tiempo un lugar importante en las competencias de matemáticas tiene una explicación nada matemática.
Desde hace más de una década el sector privado —léase la Somape y la Universidad Católica— viene dando una intensa y selectiva preparación a los mejores estudiantes de escuelas y academias. “Este apoyo es lo que ha mejorado el rendimiento de los más jóvenes, pero lo que no cambia es la indiferencia del Estado hacia estos grupos de estudiantes”, dice, con la autoridad de ex olímpico, Jesús del Carpio Talaverano, uno de los cuatro estudiantes que participaron por primera vez aquel diciembre de 1985 en una competencia internacional: la primera Olimpiada Iberoamericana de Matemáticas realizada en Colombia...
De ese primer concurso internacional al que el Perú asistió, Jesús recuerda un hecho que entonces causó indignación, pero que ahora le parece ya una anécdota.
Ese noviembre de 1985 el entonces presidente García firmó una resolución que oficializaba el nombramiento del equipo que representaría al Perú en las olimpiadas, pero no dijo nada más. “Sacó la resolución, pero no hubo dinero, nada, al final una empresa nos donó los pasajes para los alumnos y los dos profesores que nos acompañaban consiguieron los suyos”...
Las historias de desplantes se repiten con la llegada de un nuevo concurso. Aún ahora es complicado conseguir los pasajes para el traslado de los muchachos...
Muchos de estos ex olímpicos desarrollan una carrera prometedora aquí y en el exterior, pero otros, con menos oportunidades, ceden a los dilemas económicos y son contratados como docentes en alguna de las tantas academias del país...
Un matemático en el Perú sólo puede dedicarse a la docencia. Aquí nadie paga por la investigación. En países con un rendimiento menor al nuestro, los matemáticos desarrollan las teorías que más adelante aplicarán la ingeniería y otras ciencias...
Los padres de Jesús del Carpio Talaverano, como la madre de Jimmy Astupillo, pertenecen a esa estirpe de esforzados migrantes que lo dieron todo por la educación de sus hijos...
Desde 1985, el Perú ha participado en 45 olimpiadas, 13 de ellas de carácter mundial y las otras continentales. En todo este tiempo el nivel de la selección peruana ha ido mejorando notablemente. Del puesto 60 que ocupó el Perú en el mundo, el año 2003, ahora está en el puesto 24.
La Sociedad Matemática sostiene que el apoyo privado es importante pero que el Estado tiene que hacer más, sobre todo por los jóvenes de menos recursos. Ellos recomiendan crear un programa que promueva e incentive el retorno de los talentos peruanos que radican en el exterior, desarrollar un programa de detección y formación de jóvenes talentos, fortalecer e invertir en proyectos de investigación en matemática...
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