La
crudeza de los testimonios empotrados entre las páginas del libro ‘Mitad
monjes, mitad soldados’ del periodista Pedro Salinas desnudan las
prácticas pederastas cometidas al interior del ‘Sodalicio de Vida
Cristiana del Perú’. Diversos cuestionamientos por el silencio y
encubrimiento de...
pedofilia en asociaciones eclesiásticas, resucitan el
día de hoy.
“¿Cuál crees que es el
líquido más fuerte para empujar la kundalini?”, le preguntó Luis
Fernando. Santiago apenas atinó a menear la cabeza. “No sé”, respondió
Santiago. “El esperma”, dijo Figari. “Lo que voy a hacer es depositar esperma en tu zona sacra…” añadió.
El calibre de las acusaciones,
revelaciones y denuncias vertidos en las hojas del libro de Salinas han
impactado a quemarropa en la opinión pública en el que es quizás el caso más resonante de prácticas pedófilas en una agrupación religiosa ocurrido en nuestro país.
El Sodalicio pasa así a engrosar las filas de una procesión de
escándalos que han sacudido la imagen de la Iglesia en América Latina,
una de las regiones con más creyentes en todo el mundo. A continuación,
otros casos del continente que han causado indignación y estupor en la
población.
Karadima y 50 años de abusos encubiertos
En abril de 2010, Fernando Karadima
Fariña, ex párroco de la Iglesia Sagrado Corazón de El Bosque –una de
las más influyentes en Santiago de Chile durante los años 80- fue
denunciado de abuso sexual por el gastroenterólogo James Hamilton, el
periodista Juan Carlos Cruz, el filósofo José Andrés Murillo y el
abogado Fernando Batle. En aquel momento, Karadima tenía 80 años y una
prolífica carrera eclesiástica formando a más de cincuenta sacerdotes.
Entre los formados por el párroco,
estaban cuatro obispos de la jerarquía eclesiástica: Andrés Arteaga,
Juan Barros, TomislavKoljatic y Horacio Valenzuela, quienes alegaron
férreamente a favor de la inocencia de Karadima. No obstante, cuando las
evidencias se volvieron inocultables, emitieron un comunicado
reconociendo la verdad de los hechos, “(ellos) estuvieron presentes,
veían las mismas cosas, los besos y toqueteos”, confesó el agraviado
Hamilton, quien tenía 17 años cuando fue ultrajado por el cura.
La prescripción de los delitos debido a la longevidad de los supuestos abusos evitó que el párroco terminara en prisión.
En 2011, periodistas publicaron dos libros sobre el caso: Karadima, el
señor de los infiernos y Los secretos del imperio de Karadima.
Los legionarios de CristoMarcial Maciel, uno de los curas más poderosos de México cuya organización ‘Los legionarios de Cristo’ logró contar con más de 80 000 miembros, murió sin pisar ningún tribunal civil ni eclesiástico y dejando cicatrices irreparables en la vida de algunos menores a quienes –con ayuda de la mordaza y ceguera clerical- sometió sexualmente.
Las primeras denuncias contra Maciel
datan de los años cincuenta, sin embargo los destapes empezaron a
aflorar recién en 1997. “El caso Marcial Maciel es muy importante,
porque no solo es la historia de un personaje siniestramente fascinante,
es una historia que –a partir de la revisión del comportamiento de cada
quien- nos muestra un retrato no muy feliz de la propia iglesia
Católica, del Vaticano, del entorno de Maciel, de los medios de
comunicación y la sociedad civil que, de diferentes maneras, fue
encubriendo y soslayando lo que evidentemente era algo denunciable. Es
una historia que logró permanecer oculta por la concurrencia de los
medios de comunicación que no dieron cabida a las denuncias en los
momentos en que fueron formuladas. Historias que van acompañadas de hechos de censura y represión a medios que dieron dos o tres pasos para revelarlas”,
explica la periodista mexicana Carmen Aristegui autora del libro
‘Historia de un criminal’ que relata los delitos del párroco.
Contra Marcial Maciel cargan cruces de
más de 100 niños presuntamente vejados, una acusación de ‘doble vida’
tras conocerse que tenía familias en México y España e incluso un
patrimonio millonario que utilizó para acallar los susurros de protesta.
Familiares de las víctimas de Maciel
llegaron a denunciar que el entonces papa, Juan Pablo II, conocía de los
actos perpetrados por el mexicano; sin embargo, en abril del año
pasado, el ex portador papal, Joaquín Navarro-Valls negó cualquier
acusación contra el sumo pontífice.
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