Érase
una vez un soleado valle a la sombra de un volcán en donde las ideas
fluían en códigos binarios y se creaban maravillas, aunque pocos las
vieran. Érase un escondite que quiso saltar a la fama antes de la última
crisis financiera, en el 2007, bajo el nombre de Mistisoft.
Se trataba de una fábrica de software
desbordada en más de 10 mil m² al pie del volcán que cumplía con...



