Por León Trahtemberg
Desde que el Ministerio de Educación enarboló la bandera de la nota 14 como un símbolo de la valla diferenciadora entre buenos y malos postulantes a los institutos pedagógicos, o de los maestros aptos o no aptos para la labor docente, sostuvimos que esa era una medida sin sustento en la investigación ni en el sentido común pedagógico
Una nota en si misma –que no esta atada a algún estándar de desempeño o exigencia- no representa ni garantiza nada. Por ejemplo, en una prueba fácil, como las que tomó el ministerio de educación a los profesores postulantes a la CPM, 95% sacó más de 14. Un año atrás, en una prueba difícil, 95% de los mismos maestros sacó menos de 14.
¿Cómo se explica que maestros muy similares en su formación den ambas pruebas y en una les vaya tan mal y en otra tan bien, sin que haya mediado alguna capacitación prolongada y de altísima calidad que eventualmente pudiera explicar algún cambio?
La explicación es muy sencilla. Fueron pruebas de dificultad distinta. El nivel de desempeño de los profesores que en la prueba anterior permitía sacar solamente una nota 08 ahora permitía sacar una nota 18. Lo que en esencia ocurrió fue una manipulación política de la dificultad de las pruebas y con ello del valor de la valla llamada “nota 14”. En un caso, se quería hacer aparecer a los profesores como subcalificados para mostrar la importancia de hacerlos pasar por evaluaciones y capacitaciones. En el otro caso, se quería mostrar que el examen de acceso a la Carrera Pública Magisterial (CPM) era facilísimo, estaba al alcance de todos, para así animar a todos para que se inscriban, torciéndole la mano al Sutep que se opone a la CPM...
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http://www.servindi.org/actualidad/opinion/20098
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