(Segunda Parte)
Por Gabriel Vela Quico
Me parece que el tema de los feriados debe entenderse como una nueva dinámica a la cosa pública, de no dejar de dar marcha a la máquina estatal, de una manera de agilizar el trámite documentario, de un modo de atender a los propios estatales en los días antes sin servicio. Debe, sin embargo, en pensarse que eso no debe significar aumentar los empleados públicos y bajo ese pretexto contratar a más servidores amigos del partido aprista. Tampoco debiera sólo hacerse funcionar mesa de partes en las instituciones públicas sino por lo menos oficinas que le dieran ese dinamismo que se habla, es decir, la idea debe ser que haya atención en varias oficinas más. Por otro lado, esta modalidad supone una racionalización de los empleados y nuevos manuales de funciones, de asegurar acceso por ejemplo a recursos inherentes a la atención al público como teléfono, seguridad, entre otros. Una adecuada política de turnos y de estímulos de la gerencia o dirección a cargo puede ser importante para premiar a los trabajadores estatales que realizan labor estos días.
Sabemos que el tema de la burocracia no sólo radica en cuantos días se atiende sino las abundantes normas hasta a veces contradictorias, la poca calificación de algunos, los costos que se han elevado en los TUPA, el excesivo tiempo de algunos empleados en tareas para los que debiera haber remoción y por supuesto, el clientelaje o favoristismo con eso que se llama “vara” para hacer trámites.
Una nueva administración pública se debe hacer dentro de los marcos de un nuevo estado, no pensando en agilizar los trámites sólo a los “inversionistas” extranjeros sino en cumplir un rol de servicio, real y sincero a los peruanos esencialmente.
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