Sal a las calles, no seas comodón
El problema radica en....
un punto que no queremos enfocar y que en algún momento con gran sapiencia se lanzó al aire: “si por los derechos de los negros lucharon los negros, y por el derecho de las mujeres reclamaron las mujeres, qué esperas tú para salir de tu escondite y luchar por los derechos de tu comunidad gay?. No, no lo harías: “Mucho roche; cómo!!!! traería abajo mi reputación; voy a decepcionar a mi familia; mis padres aún están vivos, ellos no lo entenderían; en el trabajo me perderían todo el respeto y la consideración…”
Allí está la real mariconada con el tono peyorativo que dicha palabra contiene. Eres un homosexual maricón cuando prefieres cómodamente que los demás luchen por tu derecho y cuando éste ya se haya ganado recién salir con la banderita de triunfo, siempre cuidando que -en el período de transición por el cual hay que pasar hasta que finalmente acepten la homosexualidad como una forma más de vida que no es distinta ni a la tuya ni a la mía- no te pillen apoyando la causa… Y sabes? así no juega Perú… a eso sí le llamo mariconada.
Sabes por qué hay tanto rechazo al homosexualismo? Porque casi la totalidad de los que están en contra conocen solamente el lado más sórdido de ese modo de sexualidad, porque algunos de los abanderados de los homosexuales han transformado su vida en un panel lleno de escándalo, promiscuidad, maltrato, arrebato, alcohol y drogas que el ciudadano común y corriente ha relacionado como que uno es consecuencia de lo otro.
Dónde están los homosexuales inteligentes, íntegros, gerentes de bancos, de grandes empresas e instituciones públicas y privadas, congresistas, miembros de las fuerzas armadas, intelectuales, profesionales y analistas que no dan la cara para que la sociedad entienda que la homosexualidad no es una enfermedad? Demostrar que el homosexualismo es parte de nuestra vida y comparte codo a codo nuestro diario vivir ayudaría a mucha gente a quitarse la venda de los ojos y a darse cuenta que con quien te metes a la cama no te hace más o menos ser humano que el otro.
Insisto en que, mientras exista la homofobia, los más perjudicados no son solo los marginados por ser homosexuales sino –sobretodo- el gran universo de heterosexuales que tienen que convivir con homosexuales reprimidos y apretujados en su closet que solo intentan hacer un remedo de su vida haciéndose pasar por quienes no son, formando hogares dizque heterosexuales que al final destruyen la vida de quienes no conocen sus reales sentimientos. No empujemos a la gente a mentir. Aunque no querramos admitirlo, la homofobia es la forma más cobarde de decirle a alguien: “Finge que eres heterosexual, no importa a cuántos dañes en el camino con tu mentira, lo importante es que tú no quedes mal”.
Estoy convencida que cuando mi hija crezca le haré conocer las diferentes expresiones de amor que los seres humanos podemos dar y le diré que papá y mamá son solo una de las formas en que las personas podemos vivir una vida de pareja, y se lo diré con la naturalidad con la cual le cuento cómo se hace un pastel o cómo hacerse el nudo del zapato, porque los que nos jodemos el cerebro con pajas mentales somos los adultos, y porque lo digo con conocimiento de causa.
Siendo yo niña supe que mi tío era homosexual a pesar que hasta ahora nadie podría siquiera imaginarlo, y nunca podré explicar cómo lo supe porque jamás lo vi besándose con otro hombre, solamente lo sentí dentro de mi corazón; y a pesar de tener un padre y hermano homofóbicos jamás me dio ni miedo ni sentí rechazo respecto de saberlo homosexual; por el contrario, fue el mejor amigo que tuve en mi infancia. Cuando mi familia se enteró de “su realidad” y casi se muere de espanto, solo atiné a intentar explicárselo como si fueran niños: “Yo amo el chocolate blanco, no tolero el bitter, y la mayoría prefiere el bitter… por eso soy anormal? Eso pasa con mi tío, tiene gustos distintos a los nuestros y no por eso ha dejado de ser solidario, ni se ha convertido en un pedófilo, un perverso, un mal tipo, sigue siendo el mismo chico bonachón que nos engríe y aconseja siempre”.
Ahora traigo a la memoria algo que le dije a una compañera de trabajo cuando hablábamos del matrimonio gay y el que los gays críen hijos; conversación en la cual ella asumía una posición acérrima contra la adopción gay o que parejas gay tengan hijos. Cuando le dije: “Bajo tu óptica, un gay no tiene capacidad moral para criar a un niño no?, me contestó: “Estoy convencida de eso, al niño se le haría difícil aceptar que tiene 2 mamás o 2 papás, explicárselo a sus compañeritos y afrontar sus burlas”. Sentí pena, mucha pena, porque no se dio cuenta que las EXPLICACIONES solo las pedimos los adultos y que LAS BURLAS vienen justamente de una crianza intolerante en donde se es permitido herir al otro sin ponerse en sus zapatos, y eso es transmitido por adultos no por los niños. Me dio por pensar por qué no tuvo ese mismo análisis respecto a aquellos niños que viven solo con la madre o el padre: Acaso ésa también no sería una situación “anormal”?, acaso un hogar solo puede llamarse así si se tiene un papá y una mamá?. La miré pausadamente y le dije: “Bueno, entonces bajo tu óptica hagamos algo: Que le quiten sus hijos a tu artista amado Ricky Martin, porque sería un terrible ejemplo para sus hijos, porque cuando confesó ser gay se desvanecieron todas sus buenas acciones y tenemos que centrarnos en que es un producto endemoniado como solemos calificar a los homosexuales y le causaría un daño irreparable a sus pobres hijos…”. Me miró con sus ojazos y me dijo: “No se pase doctora, él es harina de otro costal…”
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