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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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martes, 5 de enero de 2010

Chile: Los que no cuentan

El asesinato de Matías Catrileo: Plan de Operaciones encubiertos de un estado siniestro

Por Alfredo Seguel

En la llamada “democracia” chilena, el asesinato del joven Mapuche Alex Lemún al interior de un predio en manos de CMPC (Forestal Mininco) en noviembre del año 2002, fue el inicio del denominado “Plan de operación paciencia”. Con la misma tónica, el asesinato de Matías Catrileo el 3 de enero de 2008, fue el evidente inicio de otro maquiavélico plan y que gatilló en diversas formas de represión tendiente a la provocación, montajes encubiertos, y criminalización, hechos que se volvieron a repetir con el asesinato de Mendoza Collío en agosto del 2009.

Colusión de Agentes represivos del estado chileno y sectores privados en la cara oculta, profusa e ideológica de un siniestro estado. ¿Pueden quedar hechos tan viles y crueles como los acontecidos en la indiferencia y en la impunidad?…. No, no pueden.

Matías Catrileo fue asesinado por la espalda el 3 de enero del 2008 por un agente de estado vinculado al GOPE (1), cabo Walter Ramírez, hecho, que además fue el inicio de una serie de sucesos destinados a los montajes, represiones, criminalización, provocación y maquinaciones.

¿El Objetivo? Frenar el aumento de reclamaciones de tierras ancestrales que diversas comunidades Mapuches venían legítimamente sosteniendo en diversos lugares del sur de Chile...
¿En qué Chile se vive?
¿Los sueños de los jóvenes como Alex Lemún, Matías Catrileo, Jaime Mendoza Collío y tantos(as) otros(as) más por construir justicia no tienen cabida en un país controlado por un Estado de odio que no es capaz de reconocer la deuda histórica con el Pueblo Mapuche y asumir sus respectivas reparaciones? ¿Porqué responder con tanta maldad legítimas reclamaciones? ¿Tanto es el afán insaciable de algunos por querer controlar y saquear todo sin importar la vida de tantos inocentes?...
Ya van dos años del asesinato de Matías Catrileo, un joven colmado de ideales, convicciones, de acciones, con un discurso claro y profundo, un líder que no solo marcó en vida, sino que, a pesar de los intentos por silenciarlo, trascendió y hoy está más vivo que nunca, con un legado que no recae en el odio, sino en el amor por lo que es justo.
Si quienes creen que controlan nuestras vidas y actúan como patrones de un gran fundo llamado Chile, no son capaces de replantearse y cambiar sus añejas formas, sino son capaces de respetar al otro(a) por pensar diferente, sino son capaces de dar gestos reales para construir efectivamente la paz social en Chile, se hace fundamental, por el bien del país y de sus pueblos, seguir luchando y trabajando por justicia para neutralizar a estos grupos violentistas que, hasta ahora, operan impunemente.
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