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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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viernes, 15 de enero de 2010

Solo para fumadores

Autor: Patricia del Río
A los 16 años me fumé mi primer cigarro. Lo que empezó como una estúpida moda de chibola posera se convirtió, con el tiempo, en un pegajoso vicio. Fumaba en la universidad, en las fiestas, en el Enatru (en esa época no había combi), en el cine. Fumaba todo el día, como miles de chicos de mi edad, porque no estaba prohibido fumar casi en ningún lado (bueno, en el cine sí, pero nadie hacía caso) y porque resultaba recontra barato. A los veintitantos años ya era un caso más que perdido: fumaba una cajetilla y media diaria. Por supuesto que sabía que el cigarro me hacía daño y que es causa directa de más de 25 enfermedades mortales, que contiene cerca de 4,000 agentes químicos, incluyendo 60 sustancias cancerígenas. Pero en el fondo no me importaba. ¿Total, de algo se tiene que morir uno?, pensaba estúpidamente mientras encendía un nuevo pucho.La razón por la que escribo esta columna, extrañando un Marlboro rojo (sí, extrañando, porque fumar es malísimo, pero riquísimo), es porque, hace más de seis años, un diagnóstico de cáncer apareció en mi vida y se me quitó toda la gracia de un sopapo. Se trataba de un cáncer incipiente, que se atendió rápido y no dejó secuelas, pero el médico fue contundente: o dejas de fumar o la próxima no la cuentas. No he vuelto a tocar un cigarro y no pienso volver a hacerlo, pero el susto me ha servido para reflexionar sobre cómo debería actuar la sociedad con respecto a una industria que, a todas luces, vende un producto que mata. ..
la primera vez que viajé a los Estados Unidos me sorprendieron dos cosas: cada vez que compré cigarros, tuve que mostrar documentos y, encima, costaban un mundo de plata. En nuestro país nunca he mostrado mi DNI para comprar tabaco, los cigarros se venden sueltos en las puertas de los colegios, y somos, creo, los únicos que permitimos que las tabacaleras vendan presentaciones de 5 puchos a un sol. ¿Díganme si eso no está hecho para tentar a los chibolos?..
¿Tiene derecho el Estado a cobrarles más plata a los que quieren fumar? Yo creo que sí, porque un fumador le resulta más caro al país. A cada enfermo de cáncer, fumador, atendido por la seguridad social o por hospitales del Estado, todos los demás peruanos le hemos pagado su tratamiento...
SI desea leer el artículo completo vaya a:
http://peru21.pe/impresa/noticia/solo-fumadores/2010-01-15/265664

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