VISIONARIO. Quiso encuadrar al país dentro de la norma
y hacer docencia cívica. Ahora que la clase política destaca más por
sus escándalos y carencias morales, la palabra y ejemplo del
expresidente peruano continúa vigente. Otro ilustre arequipeño
añorado.
Jorge Turpo Rivas.
Cuando José Luis Bustamante y Rivero regresó a Arequipa
desde La Paz – Bolivia pronunció un discurso en la Plaza de Armas el 1
de abril de 1945, allí dejó en claro que no se trataba de un político
cualquiera, que su pensamiento y visión sobre la práctica política y
democrática era...
distinta y sigue vigente hasta hoy y, quizás, por muchas
décadas más.
“Descartemos de una vez por todas la vieja política de la
ficción verbal y de la oferta demagógica y dispongámonos todos, hombres
del trabajo y la idea, intelectuales, empleados, obreros y campesinos,
cada uno dentro de la propia esfera, a crear una política sobria de
meditación constructiva, de trabajo silencioso y de objetivos ajenos a
todo personalismo”, expresó aquel día, marcando el inicio de su campaña
electoral a la Presidencia de la República.
Y aunque resulte difícil creerlo, con esas ideas alcanzó
ser elegido presidente de la República con la más alta votación
registrada en la historia democrática del Perú: 67%. Lo malo vino
después, cuan- do surgió una feroz oposición a su gobierno y no le dejó
plas- mar en la realidad sus ideales.
Bustamante y Rivero lideró el Frente Democrático Nacional,
contó hasta con el apoyo del Apra, pero esa alianza provocó también su
salida del cargo sin completar su periodo.
Las elecciones que ganó fueron el 10 de junio de 1945.
Derrotó a su principal oponente: el general Eloy Ureta, jefe de las
tropas peruanas que triunfaron en la guerra con Ecuador en 1941.
“Bustamante y Rivero quiso hacer docencia cívica, quiso
encuadrar al país dentro de la norma”, resalta su biógrafo, Mario Arce
Espinoza.
COMO UN QUIJOTE
Leyendo las cartas de puño y letra que escribió Bustamante
y Rivero a sus amigos, Arce Espinoza dice que descubrió al verdadero
hombre detrás de la figura mítica.
“En su correspondencia se destaca mucho su coherencia
entre el decir y el hacer. Él era igual en su vida pública y en su vida
privada, un hombre de palabra y de ejemplo”.
Esas cartas de las que habla Arce Espinoza, ahora están en
la biblioteca de la Universidad Católica San Pablo gracias al
desprendimiento de los familiares de Bustamante de entregar su
patrimonio bibliográfico y documentario a esta institución arequipeña.
Hay correspondencia importante, indica Arce, como la que
compartió con el empresario Benjamín Roca Muelle y con Juan Manuel Polar
Ugarteche.
“A ambos les habla de la necesidad de hacer docencia
política y cívica. Se trataba de un hombre transparente, muy escrupuloso
y preocupado por el país”, apunta.
¿Es solo un cliché decir que Bustamante fue un hombre adelantado a su época y que fue un visionario?, le pregunto a Arce.
-No hay nada de mito o cliché en eso, es cierto, fue
alguien adelantado a su época. Su apego a la norma y decencia para hacer
política no era frecuente en aquellos días y vemos que tampoco lo es
ahora, esperemos que algún día lo sea, cuando ocurra habremos finalmente
entendido lo que él quería para el país. Era como un Quijote en su
época- responde.
En una de sus cartas, detalla Arce, Bustamante dice que en
realidad él no se sentía un hombre nacido para la política. “Escribe
que estaría más tranquilo en su escritorio juno a sus papeles y libros,
pero igual tomó la decisión de pasar a la acción. Ya desde 1939 era
presidenciable, así lo revela una carta de Juan Polar que le dice: usted
es el hombre para asumir la Presidencia de la República”.
¿Qué tan vigente es el pensamiento de Bustamante en estos días?
- Está más vigente que nunca. Hoy que queremos consolidar
la institucionalidad democrática y que hacen faltan partidos
organizados, creo que lo de Bustamante fue un ejemplo en su tiempo y lo
con- tinúa siendo. En varias de sus cartas se nota un acento fuerte
sobre la necesidad de hacer cambios en esas estructuras, pero vemos que
desde mediados del siglo pasado no hemos cambiado casi nada.
Mientras caminamos junto a Arce por las calles del Centro
Histórico, cerca a la casa donde nació Bustamante y Rivero (esquina de
San José con Jerusalén), el 15 de enero de 1894, me cuenta que era un
hombre de una vida austera, a pesar de haber ocupado los más altos
cargos a los que una persona puede aspirar: embajador, juez de la Corte
Internacional de Justicia de La Haya ypresidente de la República. Al
regreso del exilio, comenta Arce, el empresario Roca Muelle, en una
carta le ofrece ser asesor legal de sus empresas y le escribe la cifra
que sería su sueldo. “Bustamante le responde que se sentía halagado por
la propuesta, pero que la suma que le ofrecía le parecía exorbitante y
no la aceptaba. No trabajó para Roca. Pero sí defendió a varios
sindicatos sin cobrar un centavo”.
FORMACIÓN
¿Por qué no ha vuelto a aparecer otro personaje público como Bustamante?
- Creo que es la formación que parte desde el hogar. Él
fue un hombre que vivió en una familia pegada al derecho, criado con
valores y principios por su padre Manuel Bustamante y Barreda. Obedecía a
una especie de herencia que había recibido de sus mayores, tenía como
un compromiso con su pasado familiar que también había tenido una
actuación política a nivel nacional refiere Arce.
Luego destaca que la formación en la escuela también es
vital para que se formen buenas personas. “El sostén de Bustamante fue,
además de su familia, la formación académica y la religión católica. Él
era sumamente religioso. Por eso creemos que su pensamiento siempre
estará vigente porque se basaba en valores humanos que son eternos”.
INJUSTICIA
Ser consecuente con sus ideas y no ceder a las componendas
políticas que el Apra gestaba en el Parlamento le costó el cargo. El 29
de octubre de 1948 fue derrocado por el golpe de Estado encabezado por
Manuel Odría. Vivió entre Madrid y Ginebra durante el exilio entre 1948 y
1956.
Su manera de conducir el país en democracia también le
costó que le caricaturicen. Sus enemigos le decían “Cojurídico”. Lo
acusaban de tener carácter débil.
“No fue comprendido por la clase política tradicional.
Confundieron su honestidad, consecuencia de ideas y sencillez, con
debilidad de carácter. Para sus enemigos era el equivalente al mal
político porque no aceptaba preventas ni negociados bajo la mesa”.
El reconocido periodista Francisco Igartua describió a
Bustamante como un hombre de “modales afables, de exquisita cortesía y
una incomparable sencillez, que no es lo mismo que blandura.
Bustamante era orgulloso y apasionado, pero nada había en él del
mezquino orgullo de las gentes sin respeto a su propia dignidad y sus
pasiones no escondían bajos apetitos ni ruindades”.
A decir de Mario Arce, la figura política de Bustamante y
Rivero ha sido injustamente marginada por los historiadores y políticos.
"Se destaca mucho, por ejemplo, al dictador Manuel Odría por la
infraestructura que construyó y se rescata poco el valor moral y
democrático que personalizó Bustamante. Lamentablemente los valores son
intangibles y los peruanos estamos acostumbrados a destacar a quien
siembra cemento”.
Sin embargo, la obra pública de Bustamante y Rivero no fue
poca. Solo se destaca que proclamó la soberanía y jurisdicción de las
200 millas marinas a favor del país. Pero en su corto gobierno emprendió
la construcción de hospitales, de colegios, como el Militar Francisco
Bolognesi en Arequipa y se inició los estudios completos de la
irrigación Majes, en su primera etapa.
Cuando en el 2040 Arequipa cumpla su quinto centenario de
fundación española, reconoce Arce Espinoza, el pensamiento y ejemplo de
Bustamante seguirá vigente. “Es de esos hombres cuyos actos trascienden
su existencia”, apunta.
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