A lo largo de mi experiencia laboral he podido ver muchas personas destacar en sus puestos de trabajo logrando una promoción o reconocimiento especial. También he visto otras personas quedándose atrás sin poder entender qué es lo que ha pasado con ellos. Creo que hay algunos hábitos que tienen las personas que no destacan, que pueden ser la fuente principal de...
sus males.
No estoy seguro que se deba exclusivamente a esto, pero si tu carrera no está despegando como quieres, muy probablemente se deba a alguno(s) de estos conceptos:
1. Creer que “porque ya aprendiste” ahora eres “un maestro”
Nada peor que creer que porque ya sabes algo ahora eres un maestro. El mediocre llega muy rápido a esta etapa: en el momento exacto en que deja de ser un “junior” cree que ahora ya es “master”. Lo cierto es que sea cual fuere el oficio en que te desempeñes, mientras uno “sabe de algo” la mayoría se da cuenta que “debe perfeccionarse más, aprender más”. Pero obviamente tú no eres parte de la mayoría.
Creerte “maestro” y no serlo, muchas veces lleva consigo la necesidad de no aceptar ninguna sugerencia o corrección por parte de tus clientes, pares de trabajo y muy seguramente tus jefes. Si alguien te corrige tienes siempre una excelente respuesta para justificar lo mal que estás haciendo las cosas. No importa como venga la sugerencia, has desarrollado una capacidad increíble para rebatir y defender tu posición de experto. A ti no te entran balas. La situación ha llegado a tal límite que tu jefe se lo piensa dos o tres veces antes de decirte que debes mejorar en tal o cual situación, porque sabe que tomarás esta corrección como un daño a tu reputación de maestro.
El “status” de maestro lo tendrás cuando otros aprendan de ti y ellos sean los que te valoren como maestro. No llega por imposición y menos porque llevas X tiempo en algún lugar. El tiempo no hace al maestro. Esto lo sabe bien tu jefe.
2. Creer que porque “sabes más” que otros entonces “eres más” que ellos
Desde chiquitito te crees “la última Coca Cola del desierto”. Has ido aprendiendo con los años a ser un buen ingeniero, un buen vendedor, un buen artista… y crees además que como sabes mucho de ingeniería, entonces “vale más” que las personas que no saben. Así como aquel médico que llegó al pueblito para curar a los enfermos, pero que despreciaba a todos porque no sabían medicina.
Esta manera de ver las cosas muchas veces será garantía de no ser promocionado. Más aún si tu promoción depende de “tus clientes” estarás recibiendo el premio justo a la antipatía que habrás generado en todos. A nadie le gusta una persona que transmite estar por encima de todos. Menos aún un sabelotodo que se cree muy especial. Súmate puntos si claramente no tienes experiencia en un tema pero igual quieres hacer ver que eres un experto.
Algunos plus del síndrome de “creerse más que los demás”: poco a poco serás más intolerante, no “pasarás a nadie”, verás a tus clientes como “tontos”, nadie “te caerá” salvo unos pocos amigos a los que consideras “tus iguales” (o peor aún “tus mascotas”).
3. Creer que las necesidades de tus clientes “son un capricho”
Tus clientes (sean internos dentro de la empresa, o clientes a los que tu empresa les factura) tienen siempre necesidades muy reales. No te rías de ellos. No crees un Facebook fantasma para reírte de sus enredos o desconocimientos, no asumas que tu clientes te piden cosas por pedírtelas o simplemente porque “es más fácil pedir”.
Pensar de esa manera va a evitar que logres capturar una de las fuentes de crecimiento más grandes: conocer y entender las reales necesidades de tus clientes. Si no te pones en el lugar de tu cliente, no descubrirás oportunidades de crecimiento para tu empresa y para ti. Y claro, tus jefes se darán cuenta de tu actitud en un santiamén. Pero claro, a ti no te interesará, porque se trata de un grupo de caprichosos clientes que te harán perder tu valioso tiempo.
El cliente tiene la razón siempre? no lo creo. Pero peor es pensar que tú siempre tienes la razón. Eso sí, no.
4. Creer que tu puesto te ha quedado muy chico
Es cierto que todos debemos desarrollarnos y para esto vamos aprendiendo y superándonos. A veces no somos reconocidos y el puesto realmente nos queda chico, sabemos que podemos hacer el trabajo de nuestro jefe pero no tenemos la oportunidad. Pero no me refiero a esto cuando crees que el puesto te ha quedado chico.
Aquí el síndrome se manifiesta cuando no has demostrado resultados, cuando no llegas a las metas ni con ayuda, pero sientes que ya no quieres más porque el puesto es “muy poco para ti”. Muy parecido al concepto que tenías cuando eras niño “me sacaría la máxima nota en este examen, pero la verdad no quiero.”. Has aprendido a criticar lo mal que hacen todos en la oficina, de hecho eres un profesional en esto, sabes exactamente lo que OTROS deberían estar haciendo en este momento. Ya pensaste y estás convencido que podrías hacer su trabajo sin dificultades.
Seguramente puedes hacer “perfectamente bien” el trabajo de otros, pero no haces mucho por el tuyo.
5. Creer que no importa lo que hagas, igual no serás reconocido
Acaban de promover a fulanito dentro de la compañía, le dan un auto y la oficina que estabas esperando para ti. Todos están emocionados y lo felicitan. Bueno, cuando dije “todos” no pensé en ti, claro que no. Tú estabas viendo pasar la película en cámara lenta. Preocupándote por que tu día no llegó.
Después de un rato recapacitas y vas y felicitas al susodicho. Luego regresas a tu escritorio y comienzas a compartir con tus compañeros los mil y un motivos por los cuales fulanito no se merecía tal o cual promoción. Fulanito no solo “no se merece” sino que “no sabe”. Te cuesta mucho entender como tus jefes son tan ciegos como para promoverlo a él y no a ti.
Llegas a la conclusión que “no hay nada que hacer” para ser reconocido y con esto terminas de sellar el destino que tendrá tu carrera. Cuando tu genialidad no es descubierta en un trabajo, es muy probable que no se haya demostrado bien, que aún esté en desarrollo, o que simplemente no exista.
Fuente: http://www.larepublica.pe/27-01-2015/conoce-los-5-conceptos-que-le-hacen-mal-a-tu-carrera-2
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