El terremoto de magnitud 8,2 en
la escala de Richter que azotó el norte costero de Chile el martes, no
dejó tantas pérdidas materiales como hubiera dejado en...
otro país menos
preparado para un temblor de tal intensidad, pero dejó un sinnúmero de
anéctodas y de experiencia.Mientras las autoridades evalúan los daños y atienden las necesidades de los más afectados, todos tratan de retornar en medio de réplicas a la normalidad
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"Me duele verles la cara de tristeza a mis compañeros"
Juan Cáceres, director de la Confederación Nacional de Pescadores en Iquique.El terremoto me pilló estando con mi familia. A Dios gracias todos estamos bien. Lo que se perdió de la casa hay que asumirlo, los muebles, la cosas que se averiaron. Como experiencia no quiero volver a probarlo nunca.
El balance para los pescadores es que el 80% de embarcaciones ha desaparecido, muchas ya se hicieron tira por completo; las que quedan están muy dañadas, lo que se ve hoy son puros pedazos de madera flotando.
Es difícil porque esta es una caleta que está dentro de la ciudad, en el borde costero, lo cual es agradable, pero en un caso como este la evacuación es muy difícil. Estamos lejos de la zona de evacuación.
No sabría calcular cuántas son las pérdidas en dinero, porque a medida que vamos sacando embarcaciones va saliendo otra, y luego otra. Ahora mismo nos encontramos en la caleta, con la armada, con grúas de horquilla de 25-30 toneladas para rescatar las pocas embarcaciones que todavía se pueden salvar, trabajando todos, con los pescadores.
Me duele verles la cara de tristeza a muchos compañeros, saber que ellos perdieron todo, y detrás de ellos su familias. Uno mira cómo van a seguir adelante, como van a alimentar a sus familias. La cara de mis compañeros me llega al alma. Son los embates de la vida.
Mira, con las autoridades que hemos estado conversando hoy por la mañana debería ser así, de repente indemnizar por un mes o algo así, tratar de recuperar las embarcaciones por intermedio de los proyectos que hay para que la gente pueda salir a trabajar, porque en esto queda mucha gente cesante y detrás de ellos hay familias, son mucha gente que queda muy complicada.
En este momento estoy en la caleta y está temblando, yo mantengo la calma para que todos la mantengan también.
Nos encontramos en la caleta, con la armada con grás horquilla de 25-30 tonaladas para rescatar las pocas embarcaciones que todavía se pueden salvar, con los pesacadores que están participando para ayudar.
Contarte las tristeza que tenemos y el cansancio, no hay como describirlo. En realidad miro a mis copañeros, con su nostalgia, miran sus botes, pero no hay cómo describirlo, no tengo palabas para eso".
"Se empezó a sentir que el edificio se contorsionaba"
"Estaba en el departamento con mis dos hijos pequeños, esperando la llegada de mi esposo y la verdad es que me quedé con los dos en el dormitorio de ellos en una esquina.
Hubo mucho movimiento horizontal en el inicio y después empezó un movimiento bien extraño, se empezó a sentir que el edificio se contorsionaba, un movimiento inusual que no había sentido antes en Iquique. El movimiento en Iquique es como bien horizontal.
Yo vivo en un sexto piso, a nivel de mar sería como un octavo piso.
No salimos a la calle. Mi marido y yo somos arquitectos y nos hemos informado bastante, habíamos estudiado harto la situación con respecto a salir o no por los niños pequeños y llegamos al acuerdo de que cualquier movimiento sísmico de mayor envergadura íbamos a permanecer en el edificio y si era realmente necesario, haríamos evacuación vertical.
Pero ayer no fue necesaria la evacuación vertical que implicaba subir hasta el piso 20. Lo más prudente es subir al techo a la hora que sucedió el evento
Mis hijos se estaban quedando dormidos y estaban en pijama. La familia se estaba disponiendo a apagar un poco las luces, a esa hora no nos quedó otra que quedarnos acá, previendo la misma situación, habíamos decidido, si es de noche nos quedamos. La verdad es que era inseguro, la gente corría despavorida. En el mismo momento del sismo, los gritos y los llantos fue en el fondo lo que asustó a mis hijos porque ellos ya están preparados, en el jardín infantil les han hablado del tsunami, de los terremotos, siempre hemos estado muy tranquilos en los temblores previos y les explicábamos, entonces ellos no tenían miedo cuando empezó.
Con mi esposo bajamos a hacer una especie de inspección desde nuestro de punto de vista profesional y las bases están OK, siempre hay desprendimientos de revestimientos y algunos tabiques, pero mientras no sea estructural no hay problema. Por lo menos en este edificio no hay problemas
En Iquique hay una red de alarmas en los edificios más altos. Es una de las cinco ciudades de Chile, si no me equivoco, que tiene una red de alarmas que avisan en caso de sismo de mayor intensidad y de alerta de tsunami, una está en este edificio, eso es lo otro que asustó mucho a los vecinos era la alarma, que es demasiado espantosa, es como la de un bombardeo.
Cuando suenan hay que evacuar, se supone, la orden general es subir a la cota de seguridad, y dependiendo de la situación geográfica, va variando un poco la cota".
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"Quedé muy impresionado por la cultura de la gente en cuanto a temblores"
Monseñor Guillermo Vera Soto, Obispo de IquiqueDentro de un desorden ordenado yo veía cómo las familias enteras subían hasta la altura. Ahí también se dan cosas muy bonitas de solidaridad, de compartir, la gente que vive allá en las zonas más altas cómo acogen a las personas que están más asustadas a convidarlos agua, una silla donde sentarse, a pesar de estar todos como amontonados. Son cientos miles de personas ahí en los sectores altos de la ciudad.
Caminando me encontré con el hospital, lo que me permitió también acompañar a algunos de los enfermos, a las familias de los enfermos, ver cómo el personal del hospital cntinúa trabajando en medio de todo ese desorden que se produce, tratando de atender, de ayudar.
Estuvimos hasta las 4 de la mañana. Hoy lo que me ha correspondido es ir viendo la realidad de lo que me ha sucedido, no he podido subir a las partes más altas, no he podido salir de la ciudad. Iquique tiene la parte de aquí abajo, al nivel del mar. Y luego en una altura hay lo que se llama Alto Hospicio, de gente sencilla, pobre, donde me parece que las edificaciones sufrieron mucho más que abajo.
Dentro del temor que se produce se dan estos afectos así positivos. Hoy en día la ciudad ha estado en una calma tensa, poca gente en las calles, el comercio no ha abierto, no ha habido clases. Pero ya poco a poco se va recuperando la normalidad. En gran parte de la ciudad ya hay luz eléctrica, todavía falta el agua. Pero esperamos que se solucione porque eso le da más tranquilidad a la población.
Yo desde niño he vivido temblores y terremotos, pero uno no se acostumbra a eso nunca.
La evacuación tiene que ser a pie, nosotros subimos caminando. Pero todavía tenemos que crecer en una cultura mejor. El nerviosismo hace que la gente saque sus autos y quiera subir en ellos, lo que hace difícil caminar. Además los que querían subir a Alto Hospicio, que queda como a mil metros más arriba, produjeron unos tacos terribles, que además es peligroso porque es al borde de un cerro".
"El edificio se movía como una bandera"
Julio Byron Viveros, cónsul colombiano en Antofagasta"Vivo desde hace un año en Chile y nunca había vivido un temblor de este estilo, tal vez hace 40 años en Colombia, pero no así de fuerte. Afortunadamente no pasó a mayores.
Nosotros, que somos del Putumayo, no estamos tan acostumbrados a este tipo de temblores. Vivo en un piso 23 y el edificio se movía como una bandera, casi no podíamos caminar, tuvimos que esperar hasta que terminara para poder evacuar.
Los extranjeros somos como más vulnerables, nos alarmamos más que los chilenos, los nacionales están más confiados porque conocen cómo se comporta su tierra.
En esta zona del país hay muchos profesionales colombianos trabajando en la minería, en el sector de la salud y en trabajos menores que la población chilena ha ido dejando para acceder a mejores posiciones.
Afortunadamente hasta el momento no tengo información de ningún connacional afectado o que haya sufrido por el terremoto. Para ellos no ha pasado a mayores, estamos a la espera de más información.
Hay 15.000 colombianos en Antofagasta y en el Norte de Chile unos 25.000".
"Este temblor fue muy diferente. Largo y ondular"
"Ayer fue catastrófico porque después de que se dio la alarma, tuvimos que evacuar el borde costero.
Yo vivo en la segunda región, a una hora al norte de Antofagasta, en la comuna Mejillones. Yo represento un sindicato. En nuestra bahía, que es más abierta, no ocurrió nada qué lamentar.
Nosotros somos bastantes pero más pequeñas que otras caletas, 400 o así. Nuestras embarcaciones no sufrieron daños porque no hubo el movimiento en el mar que tuvieron ellos. Ellos tienen una poza, si entró el mar los hundió.
A todas las caletas de abrigo les va a pasar eso, son seguras pero no para algo así.
La ciudad no sufrió.
Tuvimos que evacuar, 100% de la comunidad, esperamos hasta las 3 de la mañana, hasta que nos fueron permisos para volver. Hasta que se helaron los niños.
Este temblor fue muy diferente. Largo y ondular, otros vienen con ruido, se movió el piso, se movió tipo de Walz. No era como que se cayera algo, era distinto.
Yo tengo hijos grandes y nietos, felizmente estábamos todos juntos para poder evacuar. Los niños lo toman con menos miedo porque uno está cerca.
Todas las comunas estamos preparados, pero el único lugar donde no sonó la alarma fue aquí. Sonó tarde, después de los bomberos, la autoridad. A mi nieta, de 17 años, le llegó un mensaje al celular, pero estábamos ya allá arriba evacuados. Es como una bajada viniendo de Antofagasta, donde hay unas islas de seguridad.
Salimos ordenaditos, las linternas, todas las cosas. Estas cosas hay que tomárselas con calma".
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