JESÚS ALEJO
MILENIO DE MÉXICO
Dos premios Nobel de Literatura, Herta Müller y Mario Vargas Llosa, se enfrascaron en una cascada de ideas, metáforas, conceptos en torno a la vida y a la literatura, al darse la apertura del Salón Literario, dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Desde poco más de dos horas antes de la hora programada, los visitantes comenzaron a poblar el Salón Juan Rulfo de la Expo Guadalajara, que como sucede en las actividades que se prevén de gran convocatoria, abrió sus muros para alojar a un mayor número de espectadores y, sin embargo, apenas si resultó suficiente, al grado que los aparatos de traducción se terminaron mucho antes de que comenzara la sesión.
“No es frecuente para un escritor”, comentó el narrador peruano al comenzar la charla, “hablar ante públicos tan numerosos. Uno cree que la literatura es muy importante, no solo porque es una fuente extraordinaria de placer, sino porque en la formación de una persona la literatura es imprescindible, porque gracias a ella llegamos a conocer mejor nuestro idioma, a aprovecharlo en sus riquísimas posibilidades.”
En el diálogo, moderado por el periodista Juan Cruz, la escritora de origen rumano habló de la manera en que la literatura le ayudó y le ha ayudado a enfrentar la realidad, en especial sus años en la dictadura, sobre todo porque, sin engañarse de sus posibilidades, le ayuda a soportar mejor la realidad.
“Los libros que me mostraban lo insoportable de la vida eran lo que con más intensidad leía. Quiero que la literatura me duela y, a la vez, me fascine, mediante ese dolor estético. A veces he dicho que el miedo de vivir y el miedo de morir también es un crítico literario excelente.”
En más de una hora y media de charla, los asistentes que permanecieron de pie aguantaron atentos a las palabras, a una especie de seminario acerca de los anhelos y las esperanzas nacidas de la literatura.
Guadalajara en palabras
FERNANDO ARAÚJO VÉLEZ,
EL ESPECTADOR DE COLOMBIA
No fue un domingo como cualquier otro domingo, el de ayer en Guadalajara. Por una vez se suspendieron sin orden de nadie el fútbol de las Chivas, las apuestas y las noticias del narcotráfico (no las opiniones, vertidas profusamente por Vargas Llosa), que en los últimos días se centraban en...
los lentos avances de las investigaciones sobre los 26 cadáveres que La Policía encontró en una camioneta la semana pasada sobre la avenida Lázaro Cárdenas. Por una vez, la palabra, la sencilla palabra, dicha, gritada, reída, o incluso callada, derrumbó las urgencias, y miles de lectores se levantaron muy temprano para conseguir una silla vacía en el auditorio principal de la Feria del Libro.
Hasta allí arribaron en punto del mediodía Herta Müller y Mario Vargas Llosa. Ella, vestida de negro con un pequeño adorno rojo que le bajaba por su largo cuello blanco. Él, de traje azul oscuro y corbata de tonos celestes. Tenían una cita para conversar sobre la palabra, y a punta de palabras fueron creando un ambiente de aplausos y sonrisas que por momentos rozó el éxtasis, o el dolor, porque ella dijo en su limpio alemán que “uno escribe para escapar del dolor”, y relató que solo de esa forma, escribiendo ‘La piel del zorro’, por ejemplo, una historia que más que una historia era su ajuste de cuentas con el régimen de Ceausescu, había logrado huir de sus padecimientos.
Vargas Llosa, entonces, tomó la palabra y le recordó al auditorio que había aprendido a leer a los cinco años, y que eso fue lo más importante que le pasó en la vida, pues leer fue sumergirse en otros mundos, en tiempos distintos, y conversar con personajes en otros lenguajes y en medio de distintas culturas. Salgari, Julio Verne, Alejandro Dumas. “La literatura es imprescindible para la vida, por eso hay tantas personas, y tantos jóvenes acá”, dijo, para luego detenerse en uno de sus momentos más críticos: cuando llegó a los 11 años y sus padres volvieron a vivir juntos después de una larga separación.
“Mi padre era un ser muy autoritario, y mi relación con él fue muy compleja, pues por un lado no lo conocía, y por otro, le temía”. La mejor forma que halló para escapar del miedo fue la lectura, y más tarde, la escritura. Descubrió el miedo y la soledad en la vida real, en la realidad, y el miedo y la soledad de los libros, que lo llevaban a una especie de refugio. “Cuando estaba entre las letras adquiría libertad, dignidad, pero cuando salía de sus mundos, la vida se transformaba en pánico e infelicidad”. A su lado, Herta Müller asentía. A dos metros, un par de señoras se prestaban sus audífonos para comprender mejor. En la puerta de ingreso, un guardia repetía que no había espacio, pero las palabras se colaban. Salían, volvían, circulaban y herían.
A Vargas Llosa le molestan las preguntas tontas
LAURA LUZ MORALES
VANGUARDIA DE MÉXICO
GUADALAJARA.- Con un comentario muy sincero inició el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa su participación en el evento ‘Dos Nobel, Una Conversación’, en el que también estuvo presente la escritora alemana Herta Müller. Cuestionado por el moderador, el periodista del diario español El País, Juan Cruz, sobre qué se siente haberse convertido en el blanco de los reflectores y los micrófonos, y deber responder en todo momento a las preguntas de prensa y público, el Nobel peruano contestó: “Depende de quién haga la pregunta, si la persona que me entrevista es como tú, una persona inteligente, culta, es agradabilísimo, lo terrible es cuando te hacen preguntas tontas, entonces hay que hacer un esfuerzo para encontrar una respuesta que no sea tonta, eso te hace trabajar enormemente”.
La respuesta de Vargas Llosa causó las primeras risas del numeroso público que se dio cita hoy, en el segundo día de actividades de la FIL en Guadalajara.
El autor de ‘La Ciudad y los Perros’ añadió que el constante asedio de la gente sí ha llegado a resultarle abrumador. "Es prácticamente imposible que contestes con autenticidad, con libertad, inevitablemente caes en las repeticiones, en las fórmulas más o menos hechas, como cada vez que tú haces una misma cosa de una manera repetida”, dijo.
Causa sensación en la FIL-Guadalajara
Guadalajara- En medio de los “flashes” de una nube de cámaras que por momentos lo encandilaron, el Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, cautivó anoche en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, durante una firma de autógrafos que ofreció a decenas de sus lectores.
Apenas un par de minutos antes de la hora programada, el autor de obras como ‘La tía Julia y el escribidor’ y ‘El sueño del celta’, apareció en el área internacional de la Expo de Guadalajara, rodeado de camarógrafos y fotógrafos a quienes saludó con una sonrisa.
Rodeado de 13 elementos de seguridad, ataviados con trajes de color negro, Vargas Llosa, uno de los más importantes novelistas y ensayistas contemporáneos, arribó hasta el “stand” de firma de autógrafos, donde una fila de más de 400 personas ya lo esperaban con libro abierto.
En una buena convocatoria de sus lectores que abarcó desde la entrada y hasta la salida del área internacional, al autor repartió no solo su firma sino también saludó de mano a sus lectores y hasta posó para las constantes fotografías. En un traje de color gris pálido y una playera de manga larga en color crema, el destacado escritor peruano fue la sensación, anoche, en el primer día de actividades de este festín literario considerado el más importante en lengua castellana.
Siempre amable, contento y conversador con jóvenes y adultos, Vargas Llosa se mostró sorprendido de encontrar algunas de sus primeras publicaciones en el espacio donde repartió autógrafos, tales como ‘La ciudad y los perros’ (1963), ‘La casa verde’ (1966), ‘Los cachorros’ (1967) y hasta las más recientes como ‘Odiseo y Penélope’ (2007), ‘Al pie del Támesis’ (2008) y ‘Las mil noches y una noche’ (2009).
Incluso, no faltó una señora de más de 50 años a quien le firmó su libro y le expresara que “mi esposo también era characatillo”, haciendo alusión al lugar de origen del autor peruano: Arequipa; expresión que el escritor vio con agrado y sorpresa. “¡Nombre! ¿En serio?”, expresó.
Del mismo modo, Vargas Llosa se mostró asombrado al encontrar entre los asistentes a lectores de Serbia, Rumania y Alemania, entre otros, quienes aprovecharon para preguntarle cuándo visitaría sus respectivos países.
No obstante la larga fila que parecía interminable, a pesar de que solo se repartieron 200 fichas entre los asistentes para que les autografiara sus libros, el peruano complació a todos sus lectores.
“Latinoamérica puede convertirse en un continente de narcos”
Si la amenaza del narcotráfico no se enfrenta, Latinoamérica puede acabar “en una especie de continente de narcos”, afirmó ayer el escritor peruano Mario Vargas Llosa en su visita a la Feria Internacional del Libro (FIL), en Guadalajara.
El narcotráfico “es una hidra que está en todas partes”, agregó, y dijo que el tráfico de drogas es un fenómeno continental.
“Yo creo que ha llegado la hora de pensar en una solución distinta, y en lugar de la represión habría que destinar recursos a la prevención y la descriminalización de las drogas”, expresó.Es la cuarta vez que Vargas Llosa participa en esta feria, la más importante del ámbito hispano.
El escritor consideró que el gobierno mexicano “ha dado un ejemplo” al enfrentar “de una manera resuelta, directa, el desafío del narcotráfico”, y le sorprende “mucho” que haya quienes critiquen al presidente de México por haberse “lanzado a una aventura semejante”.
“¿Qué habría que hacer? ¿Habría que mirar hacia el otro lado y dejar que el narcotráfico siguiera creciendo e impregnando el Estado, infiltrándose en todas las instituciones hasta convertir a México en un narcoestado?”, cuestionó.
Sin embargo, en su opinión, la idea de que reprimir el narcotráfico “es la prioridad fundamental, es equivocada” y se está viendo que no da resultados.
Fuente: http://diario16.pe/noticia/12133-dos-nobel-una-conversacia-n
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