radiación, aseguran Sean Michael Carroll, investigador asociado en el Departamento de Física en el Instituto de Tecnología de California, y un grupo de científicos de la Universidad de Nottingham.
Los estudios sobre las consecuencias de armas nucleares tomaron más importancia durante la Segunda Guerra Mundial, y por los accidentes como el de Chernóbil, y "Demon Core", desastres que dejaron claro los peligros de la exposición extrema a demasiada radiación en los seres humanos y los animales.
De hecho, un incidente con un acelerador de partículas se registró en la época de la carrera espacial, cuando un científico nuclear de Rusia, Anatoli Bugorski, puso accidentalmente su cabeza en el camino de un haz de protones de otro acelerador de partículas, que por suerte solo tenía el 1% de la capacidad total del LHC que tenemos hoy.
Bugorski, nacido en Rusia, realizaba su tesis doctoral en el Instituto de Física de Alta Energía de Protvino, solía emplear el mayor acelerador de partículas existente en la Rusia de la época, el sincrotrón U-70.2.
El 13 de julio de 1978, Bugorski realizaba una reparación en una pieza del equipo cuando los sistemas de seguridad fallaron y sufrió un accidente. Su cabeza entró en contacto con el haz de protones y en sus palabras pudo ver ¨un flash más brillante que un millar de soles¨, aunque no sintió dolor. Este rayo de protones medía unos 2.000 gray cuando penetró en el cráneo de Bugorski.
El lado izquierdo de la cara de Bugorski sufrió una hinchazón pronunciada a lo largo de los días siguientes del accidente. Su piel se descamó mostrando la zona quemada por impacto del flujo de protones. Esta quemadura se daba en la piel pero también en el hueso y tejido cerebral subyacentes. Hasta entonces, se creía que 5 ó 6 grays podían matar a una persona; por esta razón, los médicos en Moscú examinaron este increíble caso con especial interés.
Bugorski no sólo sobrevivió, sino que completó su doctorado. Felizmente su capacidad intelectual no se vio afectada, pero la fatiga ante el trabajo intelectual se incrementó. Bugorski también perdió la facultad del oído interno, y mantuvo un tinnitus el resto de su vida. Además el lado izquierdo de su cara se paralizó a causa de la destrucción de sus nervios y con el tiempo desarrolló crisis de ausencia y epilepsia.
Los tinnitus es un fenómeno perceptivo que consiste en notar golpes o sonidos en el oído, que no proceden de ninguna fuente externa y la crisis de ausencia es un tipo de convulsión generalizada que se caracteriza por breves episodios de alteración del estado de conciencia y actividad anormal en el electroencefalograma.
La carrera científica de Bugorski se prolongó después del accidente, alcanzando el puesto de coordinador de experimentos de Física. El secretismo soviético sobre toda investigación relacionada con la energía nuclear hizo que Bugorski no hablara del accidente durante más de una década. Continuó siendo examinado por radiólogos en una clínica moscovita, y conoció a otros afectados por accidentes nucleares.
Bugorski, Se casó con Vera Nikolaevna, tuvo un hijo, Peter, y aún vive hasta el día de hoy.
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