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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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martes, 15 de enero de 2013

Susana, Barrabás y la mano de Dios.

Susana Villarán no roba, no se vende ni ha comprado ni intenta comprar a nadie. Está trabajando, está demostrado que hizo más que el ex alcalde Luis Castañeda en los mismos lapsos y que ha puesto en marcha un shock de inversiones en forma de asociaciones público-privadas jamás visto en esta ciudad. Lima mejora, y mejora estructuralmente. Hacía muchísimo tiempo que eso no pasaba.
Dentro de las limitaciones de una gestión como la suya, llena de...
contratiempos, de torpezas (sí, de torpezas), con una cantaleta y amenaza de revocatoria pendiendo sobre su cabeza desde el día uno, no lo ha hecho mal. Habría que ser ultra mezquino para decir que no hizo nada de nada y olvidarse que Castañeda construyó el Metropolitano en el triple de tiempo estimado al triple del costo proyectado y que nadie lo amenazó con revocarlo.
Pero vamos a dejarnos de tonteras, aquí lo que corre es dinero, montones de dinero, en las concesiones potenciales, en las vigentes, en los proyectos de inversión que se tienen que aprobar en la municipalidad. Son S/.7.000 millones en inversiones privadas y la coima promedio en el Perú, para proyectos grandes, aprista e históricamente, va de 5% a 15%. Es decir, si se paralizaran las obras, como seguramente hará quien resulte reemplazante de la Villarán, va a correr dinero. Es más, hasta podrían revisarse los procesos e invitar a otros postores para el desarrollo de los mismos proyectos. El 15% de S/.7.000 millones son S/.1.050 millones que más de uno debe estar desesperado por tener al alcance de las garras. El 5% son S/.350 millones, diez veces lo que se levantaron con Comunicore. En cualquier caso, la bolsa a repartir es muy atractiva.
Lo hemos escuchado de la boca del propio patrocinador de la revocatoria, Marco Tulio Gutiérrez: “Lucho volverá a la alcaldía y yo volveré a ser consultor de S/.74 mil”. Y esa está entre las declaraciones y confesiones menos asquerosas del revocador. El interés económico es evidente, pues a confesión de parte, relevo de pruebas.
Como decíamos, Villarán ha cometido grandes torpezas, GRANDES. Las caras y personas que eligió para que apoyen el NO a la revocatoria, dan una buena idea. ¿Anel Townsend? ¿En serio? ¿El oportunismo y la incoherencia políticos personificados, para no mencionar su dudosísimo don de gentes, porque es más antipática que Lourdes Alcorta? ¿El cuestionadísimo y poco transparente brasilero Favre? Amo a Claudia Dammert, pero por favor, ¿quién fue el imbécil que la dejó salir ante cámaras a defender a la Villarán sin libreto? ¡La mujer es actriz! Llena de contradicciones y de marcas emotivas, ningún rasgo de los que habría que demostrar en público y menos en una campaña tan sucia como esta. No, no es mala suerte, es ineptitud para comunicarse, para venderse a la tribuna. Mala suerte es un error, ya, dos, tres. Pero aquí hay consistencia.
Con todo eso, la mujer ha trabajado. El único que nunca se equivoca es el que no hace nada. Eso algo que deberíamos considerar seriamente.
(Presentación de la gestión municipal aquí)
Pero aún en el supuesto negado de que su obra a estas alturas fuera insuficiente, por higiene, yo no me pondría del mismo lado que un sujeto como Marco Tulio Gutiérrez y sus secuaces porque eso, solo eso, ya embarró el proceso. A estas alturas, decir que no sabemos quiénes están realmente detrás de la revocatoria, impulsando el tema con su propio dinero (adivina a santo de qué), no es pecar de inocente sino de hipócrita. La revocatoria tendría sentido si fuera por corrupción flagrante, pero no, va por capricho. Castañeda, Marco Tulio y su gente quieren notoriedad, quieren plata, y entre todos se lo vamos a hacer realidad, con el dinero de nuestros impuestos.
Esta es la única autoridad edil (de la que yo tengo recuerdo) que ha tenido los pantalones para enfrentar dos grandes problemas de la ciudad que NADIE más se atrevió a tocar: La reubicación de La Parada y el reordenamiento del tránsito. Es lógico que eso cree molestias de todo tipo en el corto plazo y particularmente en los estratos socioeconómicos más bajos porque son, directamente, los más afectados. Los cambios, incluso cuando son para mejor, constituyen episodios traumáticos y muchas veces son transiciones duras. Eso de preferir lo malo conocido no es solo un decir.
En este escenario, están la Villarán y Castañeda (quien se perfila como el sucesor, se cree con derecho natural al sillón municipal y encima ya lo limpiaron parcialmente del caso Comunicore). Y en síntesis, lo que están buscando los revocadores activos es eso, nada más que eso. Los demás, a quienes no les importa quién reemplace a la tía Susana en tanto se vaya a su casa, solo están apoyando esa moción, porque no tienen una propia: sale Villarán, entra Castañeda, que no inauguró Santa Anita para que coincidiera con la reelección. Y si no me creen pregúntenle a la gente de Cosapi, que construyó el mercado. Otra vez están escogiendo a Barrabás, y eso es tan característico de las turbas enardecidas…
Es cierto habrá y hay quienes piensan que la Villarán se debe ir a su casa independientemente de quién la reemplace, a un costo de S/.100 millones para el Estado, casi tres veces lo que se embolsicaron los de Comunicore. Y es legítimo y está de acuerdo a ley y están en su genuino derecho. La parte que no se me cocina, sin embargo, sigue siendo la misma: si la botas por ineficaz, inoperante y vaga, si te da la gana, ¿quién debería reemplazarla? ¿Durante qué plazo? ¿Qué debería hacer su reemplazante? ¿Quién debería ser este personaje? Es decir, que se largue Villarán ¿y que venga quién a hacer qué?
Me da pena reconocerlo pero parece que nos gusta jodernos la vida nosotros solitos. Parece que no nos creemos dignos de autoridades limpias, transparentes y probas, que nos da vergüenza, que nos jode lo prístino. Todo debe estar manchado porque así nadie es mejor que nadie.
Pero, consuelo de tonto, parece que se trata de un rasgo latinoamericano y no exclusivo del Perú. Hace algunos meses entrevisté al economista australiano Tim Harcourt, autor del Best Seller “The Airport Economist”. Tim se ha pasado varios años viajando por todo el mundo acercándose para entender los mecanismos “extra económicos” (por ponerlo de alguna manera) que afectan la gestión y desarrollo de los países, particularmente los emergentes.
A media entrevista me dijo algo que se quedará conmigo para siempre, porque es algo que me es (nos es) cotidiano pero perfectamente invisible. Conversábamos de la importancia de tener instituciones robustas y confiables como la única manera de enfrentar la corrupción y hacer sostenible el crecimiento que venimos experimentando.
“¿Tú recuerdas el partido aquel en el que Maradona le metió un gol con la mano a Inglaterra? ¿Te acuerdas que de allí salió la expresión aquella de “la mano de Dios”, no es cierto?”
“Sí, claro, en el mundial de México 86″, respondí.
“Así es. Pues bien, en ese mismo partido, el mismo Maradona metió el que probablemente sea el gol más bello de toda la historia de los mundiales. Pero todo el mundo habla de esto –me dijo señalándose la mano–, les encanta ganar haciendo trampa, se sienten bien, al punto de que el mejor gol de la historia, en comparación, es solo una anécdota”.
Qué cagada, ¿no? ¿Será cierto?

Fuente: http://lamula.pe/2013/01/15/susana-barrabas-y-la-mano-de-dios/ldavelouis

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