*-*

Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
*-*
"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
*-*

lunes, 11 de febrero de 2013

Creciendo juntos

*Santiago Carrillo
He pensado muchas veces escribir algo sobre Santi, mi hijo de un año y nueve meses. Pensé escribir sobre diferentes temas, desde lo extraño que es ver a papás que no cambian ni un pañal y jamás bañan a sus hijos hasta la preocupación que sentimos por qué colegio o nido elegir. Sin embargo, después de darle algunas vueltas, he decidido escribir sobre aquello que está clavado dentro de mí como padre, de esos sentimientos que algunos podemos tener y que son tan...
complicados de hablar, de contar. Para mí sí que es difícil, pero qué mejor manera de cerrar el año con un tecleo liberador: a ver si, quizá escribiendo, logro que mi psicóloga me dé de alta más rápido.
Me he preguntado si soy un buen padre. Me he preguntado si mi hijo me quiere como yo a él y si me necesita del modo en que yo quiero que me necesite. Desde que nació ha sido mi prioridad absoluta en términos de tiempo, esfuerzo, dedicación y pensamiento. Incluso antes de que naciera. Lo veo crecer, aprender, convertirse en un ser humano cada vez más independiente y se me pone la piel de gallina. Lo quiero como jamás he querido a nadie; lo cuido como jamás he cuidado a nadie. Es mi hijo.
Entonces, ¿por qué tenía temor sobre qué sentía él hacia mí? Creo que la respuesta puede estar en ese sentimiento de culpa que algunos padres podemos tener por no estar todo el día con nuestros hijos, por dejarlos con la persona que los cuida cuando debemos trabajar o por querer que se quede dormido cuanto antes porque no jalamos más. La culpa puede ser la peor de las mochilas que uno puede cargar y muchas veces la simple racionalización de los hechos no cura.
Sin embargo, con el paso del tiempo he aprendido a descubrir que a veces calidad es más importante que cantidad. He entendido que media hora de “gol” en el patio puede durar para siempre, si la compartimos juntos, y que quizá nuestra rutina del baño cada noche, de cada día, nos una un poquito más.
Y así, Santi me da, cada día con más claridad y lucidez, con palabras y caritas nuevas, manifestaciones de afecto que apagan la culpa. Voy aprendiendo a recibirlas. Vamos creciendo juntos.
*Papacito invitado
Papá de Santi y Ale (ya sale). Aliancista de corazón.

Fuente: http://lamula.pe/2013/02/11/creciendo-juntos/mamacitas

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.