Interesante nota escrita por Francisco Belaunde Matossian para "Diario16":
Un sicario de 15 años asesinó nada menos que a un vicepresidente regional, por orden, según indican las investigaciones, de los jefes de una banda de extorsionadores encerrados en una prisión.
Este hecho de sangre es, a la vez, desde diversos ángulos, una metáfora terrible de la fragilidad de nuestro Estado y del poco respeto que inspira. Es un abierto desafío a...
la autoridad que debe hacernos meditar sobre cuán expuestos nos encontramos a la criminalidad.
En realidad, no se trata de ninguna sorpresa, pues lo sucedido es una derivación natural de la burla cotidiana de la que son objeto las autoridades, muchas veces con la complicidad de otros agentes del Estado; por ejemplo, por personas y empresas que no cumplen normas municipales, y que, gracias a acciones de amparo acogidas por jueces complacientes y/o corruptos, eluden las sanciones y hacen funcionar negocios al margen de la ley. Resulta una frescura que, como sociedad, reclamemos ante el crecimiento de la criminalidad si, a la vez, admitimos tan fácilmente en nuestro seno actos ilegales que debilitan la autoridad.
Por el lado de los políticos, está claro que falta visión y voluntad para reforzar al Estado. La incapacidad de nuestros congresistas para designar al nuevo defensor del pueblo y a los miembros del Banco Central de Reserva y del Tribunal Constitucional es un claro indicio de ello. En este último caso, la situación es particularmente grave, pues se requiere con urgencia restablecer el prestigio del tribunal, pues su desempeño ha dejado muchas dudas y sospechas de corrupción abiertamente formuladas por diversos responsables en los años recientes.
La prensa, por cierto, tiene también un papel que jugar. Lo hace, sin duda, denunciando casos de ineficiencia y de corrupción. Sin embargo, tiene que ir más allá. En general, no sabemos qué ocurre a nivel fiscal y judicial con los protagonistas de los escándalos. Los medios deberían hacer un seguimiento sistemático de los procesos y mantener informados a los ciudadanos. En la oscuridad de los pasillos judiciales, muchos procesos mueren misteriosamente. Hay que prender los reflectores para evitar que ello ocurra.
En suma, el fortalecimiento de nuestro Estado es una lucha que tiene que darse en varios frentes, y es tarea de todos.
Fuente: http://diario16.pe/noticia/22558-el-estado-de-nuestro-estado
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