Entrevista publicada en el Observatorio de Cambio Climático
la Red Andina de Investigaciones Transdisciplinarias (TARN por sus siglas en inglés).
-Adam, tú has participado en el estudio “Evaluación del retroceso glaciar y la vulnerabilidad de medios de vida en el Perú”. ¿Puedes explicarnos en qué consistió la investigación”
Se trata de un proyecto colaborativo entre varios investigadores miembros del la Red de Investigación Transdisciplinaria Andina o TARN por sus siglas en inglés. Trabajo sobre todo con mis colegas Jeffrey Buddy y Bryan Mark. No estamos enfocados tanto en el estudio de los glaciares propiamente dichos -aunque sí hemos analizado bastante su retroceso- en general estamos enfocados en el sistema hídrico que emana del glaciar y los enlaces entre el sistema hídrico y los sistemas sociales: sobre todo las percepciones de la gente sobre los cambios climáticos y los cambios hídricos, la manera en que estos cambios están afectando su bienestar, su manera de vivir y también de gestionar los recursos, los pastos, el agua.
Investigamos tres quebradas. En el sur empezamos con la quebrada de Yanamarey, que tiene poca cobertura glaciar y después trabajamos en la quebrada de Quilcayhuanca, que cuenta con una cobertura glaciar de aproximadamente 17%, mientras en la quebrada de Yanamarey solo existe cerca de 3% de cobertura glacial. También estudiamos la zona de Llanganuco que tiene mucha más cobertura.
La idea fue entender -a través de estudios de caso en zonas con diferentes porcentajes de cobertura glacial- los cambios que pueden esperarse en localidades que están perdiendo su cobertura glacial. Vamos a ver si la gente en estas zonas percibe cosas diferentes, si el sistema hídrico está en una condición diferente o si es casi igual.
-Estos estudios han sido hecho en la cuenca alta, media o baja? ¿en qué poblados se ha entrevistado a la gente?
La parte del equipo que se enfoca más en el estudio del sistema hídrico ha trabajado en el área que va desde la lengua de los glaciares hasta la parte media de las sub-cuencas. No hemos trabajado tanto en las mismas ciudades, aunque en la quebrada de Llanganuco trabajamos más en la zona cercana a Yungay. Fue importante para entender los impactos en la zona urbana, porque sí hay impactos diferentes que en la zona rural. Pero en general, el estudio se ha hecho más en la zona del Parque Huascarán o aledaña. Aunque hay mucha vinculación entre zonas urbanas y rurales, especialmente en sitios como la quebrada de Quilcayhuanca, Que está cerca a Huaraz, con mucho transporte y mucha conexión a los mercados locales.
En estas zonas aplicamos encuestas semi-estructuradas –entre los años 2008 y 2009- enfocadas en las percepciones sobre el cambio climático, el impacto del cambio climático en los recursos necesarios para sus actividades productivas. Más que todo nos enfocamos en sus percepciones, los riesgos que realmente enfrentan con el cambio climático.
-¿Hicieron alguna diferenciación entre mujeres, varones, jóvenes?
La selección de los casos fue al azar. Fuimos a cada sitio y si encontramos a una mujer, hablamos con ella, si encontramos a un hombre, hablamos con él. Obviamente hay diferencias entre la forma en que perciben mujeres y hombres los cambios. Para realmente entender las diferencias entre géneros y edades, convendría tener una muestra más grande, y que el diseño sea un poco diferente también, para ver detalles.
- ¿cuáles fueron los resultados?
La mayoría de entrevistados mencionó que percibe un problema con el acceso al agua, pero como un problema futuro, porque el Parque Nacional Huascarán y la Cordillera Blanca actualmente aún hay mucha agua, por el derretimiento de los glaciares. La gente en la Cordillera Blanca todavía cuenta con suficiente agua.
- ¿En las partes altas también?
- No podemos generalizar porque hay muchas cuencas con condiciones diferentes por muchas razones. En algunos casos hay fallas que han causado cambios en el sistema hídrico. En otros casos hay mucha agua, y en otros casos se percibe escasez de agua porque alguna empresa está controlando el recurso. Es un contexto muy complicado y variable. En general, la gente menciona que aún hay agua ¿pero qué pasará en 10 o 20 años?. Creo que este discurso, medio catastrófico, que advierte que en unos diez años no va a haber agua ha tenido influencia en estas zonas. La gente escucha esta idea de falta de agua en el futuro, y aunque muchos tenían acceso a mucha agua en el momento de la encuesta, han mencionado su preocupación por el futuro.
También están preocupados por el impacto en el turismo. Muchos tienen algún negocio relacionado con esta actividad y han mencionado que en el futuro quizás va a disminuir junto con los glaciares. Por un lado existe el tema de impactos actuales en la vida de la gente y por otro lado hay preocupación por cambios en el futuro, lo que también influye en las acciones de la población actualmente.
-¿cómo están reaccionando las personas que sí están sintiendo los cambios en el clima y la economía?
- La gente aún no está cambiando sus formas de vida. Por ejemplo, en la zona de Catac y la quebrada de Yanamarey, donde hay menos cobertura glaciar, mencionaron un nuevo sistema para compartir el agua en algunos lugares donde desde hace años perciben escasez. La pregunta es: ¿esta escasez se explica por el cambio climático o porque hay más gente y actividades que requieren agua?. Podría ser más un problema de distribución que de cantidad. Necesitamos enfocar esto en más detalle para entender si el problema se explica más por el uso de la gente o por la oferta de la naturaleza.
De todas maneras, las personas entrevistas también mencionaron racionamiento del agua en algunos lugares. No hablaron de cambios en la agricultura. En algunos casos mencionaron que ya no pueden usar, por ejemplo, los manantiales que se han secado o que ya no tienen suficiente caudal. Eso los obliga a caminar a sitios más lejanos, pero se trata de casos aislados. No fue un resultado general. La mayoría de los entrevistados dice: estamos observando cambios, pero no estamos sintiendo mucho el impacto.
Respecto a las temperaturas extremas, la gente menciona qué hay un impacto en la salud. Los niños tienen más propensos a la gripe y los ancianos no pueden quedarse en la parte alta, tienen que estar en los pueblos por el frío. Pero no existe una estrategia desarrollada para enfrentar estos problemas.
- En otras zonas la gente menciona el retraso en la época de lluvias y su acortamiento. ¿En la Cordillera Blanca también mencionan eso?
- Si, en muchos casos, aunque no salió un mensaje consistente Se mencionó más que hay cambios: la época de lluvias no empieza cuando solía hacerlo, hay mayor variación de las lluvias, el frío, las heladas. Hay preocupaciones sobre un medio muy cambiante, que causa que nada sea predecible y hace difícil programar las siembras y cosechas. La variabilidad complica la adaptación. Pero no es que se perciba un cambio permanente,
- Habías mencionado que no necesariamente la percepción sobre el agua depende del cambio climático, sino de la cantidad de actores que compiten por el mismo recurso.
- Pensamos que la oferta sí está disminuyendo poco a poco por el cambio climático, pero al mismo tiempo hay un aumento muy fuerte de la demanda de agua de diversos actores. En este sentido, es difícil separar los procesos de cambio globales. Se pueden estudiar los cambios económicos y los conflictos relacionados al sistema productivo y la economía de la zona, ya que la economía global influye en estas zonas. En algunos casos los usos que los diversos actores dan al agua son compatibles y en otros no. Por lo tanto, van a presentarse conflictos si no hay algún proceso colaborativo-participativo, que cree un ambiente de diálogo adecuado para la gestión integrada de recursos hídricos.
Más información: http://www.observatoriocambioclimatico.org/
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