Sobre el Frente Amplio de Izquierda
Pero para no caer en el pesimismo absoluto, el gobierno estaría dispuesto a elaborar con los partidos una agenda nacional y definir los temas “prioritarios” a ser abordados desde la esfera económica y social en beneficio del país.
Para ello el PPC, APRA, Fujimorismo, Solidaridad Nacional y Restauración Nacional fueron llamados a participar de este diálogo, partidos que representan lo más rancio de nuestra esfera política y que en definitiva llevan todos adelante una propuesta política androcentrista, conservadora, fundamentalista, favorable al sistema neoliberal y machista. Sin embargo, y como se aprecia, el gran ausente hasta hace una semana era la izquierda peruana. Frente a este panorama, y tras un periodo de silencios, el incipiente Frente Amplio de Izquierda –el FAI– se sumó al Acuerdo Nacional y anunció su participación al mencionado diálogo convocado por el gobierno.
Sí, el FAI, ese que está construyéndose, y en el que un crisol de esperanzas están puestas, entre ellas, esperanzas de muchas mujeres, feministas y LGTB. Ese que debería encarnar la renovación de la izquierda y la democratización radical. Ese mismo que en su Declaración conjunta, leída en conferencia de prensa el 27 de agosto de cara al diálogo con el gobierno, omitió nuevamente a las mujeres y sus problemáticas.
Leo esta omisión no tan solo por seguir repitiendo la patética foto con más hombres que mujeres en los actos de presencia pública, que nos enrostra una vez más que el sueño de la paridad es aún lejano y que la izquierda, o en el mejor de los casos “la nueva izquierda” no tiene voluntad política de aprender.
También porque en sus cuatro temas planteados como prioridad, no existe mínimamente la palabra "mujer" y mucho menos se aborda la situación de emergencia en la que nos encontramos. Y me pregunto:
No es crisis acaso que de enero del 2013 a la fecha sean más de 60 mujeres asesinadas por el machismo, que 8 de cada 10 mujeres hayamos vivido una situación de violencia en nuestras vidas, que seamos el primer país en denuncias por violación sexual en Latinoamérica, que en las escuelas y en las casas se siga violando a las niñas, que a las mujeres se nos siga conminando a la maternidad forzada por la criminalización del aborto, que nos sigan criminalizando nuestros placeres, que el aborto inseguro sea la tercera causa de muerte materna, que las mujeres mueran por falta de un protocolo de aborto terapéutico y que más adolescentes se sigan suicidando por un embarazo no deseado o por la violencia homo-lesbo-transfóbica.
Me sigo preguntando: ¿Por qué la izquierda nos omite? ¿Qué debería ocurrir para que incluya las demandas de las mujeres dentro de su plataforma de reinvindicaciones? ¿qué tiene que pasar para que los ojos de las prioridades de la izquierda miren la situación en las que los millones de mujeres nos encontramos? ¿Tan lejos está la izquierda de nuestros derechos?
Será que las mujeres para la izquierda fuimos, somos y seguiremos siendo lo postergable, lo subalterno, lo negociable, las “militantes de base” –como genialmente nos recordó el documental ”Al lado del corazón” cuando dio voz a las mujeres de la izquierda de las décadas de 70– o será que las feministas nos veremos nuevamente obligadas a abandonar los partidos de izquierda.
Como versa la declaración del FAI:
“Para el Frente Amplio, el diálogo democrático es un derecho, al que no se debe excluir, y también es una obligación, en la que deben presentarse las diversas alternativas. Con esta convicción, es que hemos formalizado nuestra incorporación al Acuerdo Nacional, y también hemos acudido a la convocatoria realizada por el Gobierno para un diálogo nacional ante la crisis actual”
Continúo preguntándome: ¿Es democrático un diálogo que excluya las luchas de las mujeres? Para las feministas de izquierda, el diálogo democrático también es un derecho, y no concebimos una democracia sin las mujeres, sin nuestras demandas. ¿No es acaso la declaración del FAI excluyente? Sí, con nuestras vidas, nuestra libertad y nuestras posibilidades de sobrevivencia en este sistema neoliberal que es mucho más criminal con nosotras: las niñas, las adolescentes, las jóvenes, las pobres, las indígenas, las trabajadoras, las compañeras de luchas, las camaradas, las cuidadoras de las lagunas, las lesbianas, las trans y las trabajadoras sexuales. ¿Cuándo se sentirá la izquierda, mínimamente, obligada a enunciarnos y a renunciar a su machismo? ¿A renunciar a su androcentrismo?
Sé que muchos consideran y justifican que en este momento necesitamos la “unidad para luchar, unidad para vencer”. Me niego a pensar que esta unidad sea construida sin nosotras, me rehúso a creer que la unidad nos pida hipotecar nuestras luchas y nuestra voz.
La izquierda que necesita el Perú será feminista o no será, una que se atreva a cuestionar radicalmente todas las opresiones: las de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, clase, etnia y demás. Que plantee una reorganización social, económica, política y sexual. Que cuestione y le haga frente al patriarcado con la misma fuerza que al neoliberalismo.
La izquierda necesita saldar su deuda histórica con las mujeres, con nuestros anhelos emancipatorios y libertarios de nuestras vidas y cuerpos. Sí, con nosotras, las que somos de izquierda, las que militaron en el MIR, PCR, IU, PCP, esas compañeras que no aceptaron la licencia de maternidad porque consideraron que en la revolución no hay licencias; las que siguen disputando en Tierra y Libertad, Ciudadanxs por el Cambio, el Partido Socialista y el Movimiento por el Poder Popular.
Como dice Marcela Lagarde: “Ser de izquierda hoy significa eliminar el cinismo, el conformismo y la autocomplacencia”. Es en ese mismo sentido y para construir prácticas coherentes, que yo, feminista de izquierda, espero y exijo que el FAI incorpore en sus temas de agenda y su programa político, nuestros luchas y que constituyen la agenda mínima para una democracia radical.
Fuente: http://feministas.lamula.pe/2013/09/03/no-hay-nada-mas-parecido-a-un-macho-de-derecha-que-un-macho-de-izquierda/labren/
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