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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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lunes, 18 de noviembre de 2013

"La izquierda conocía muy poco del Estado hasta esta gestión"


Luis gárate y marité bustamante, al 
centro de la foto

Entrevista a Marité Bustamante y Luis Gárate, por Carlos León.


Marité Bustamante (25) y Luis Gárate (31) llevan siete meses como regidores metropolitanos. Asumieron esos cargos tras la revocatoria, y tuvieron que aprender en días lo que a otros regidores les tomó meses. No era para menos: tenían en frente a un envalentonado Partido Popular Cristiano. 
En esta entrevista, ambos hablan sobre sus propuestas y las reformas en marcha. Pero también evalúan a... la gestión y a la izquierda. Afirman que antes de la revocatoria había falta de identificación con la gente, pero que se ha ido superando. Además, reconocen que la izquierda no conocía el Estado, y que no forma a sus militantes para gobernar.
Sin la atención mediática de sus antecesores, ellos postulan nuevamente al Concejo Municipal en las elecciones de este domingo por la agrupación Tierra y Dignidad.
A ustedes les ha tocado bailar con la más fea: tienen que defender a Susana Villarán. ¿Cómo defender su gestión ahora? 
Bustamante: Habría que ver en perspectiva lo que quiso la Confluencia, lo que logró y lo que está haciendo ahora como gestión municipal. Nos conformamos como opción electoral el 2010, con la idea de disputar un espacio hegemonizado por opciones de derecha. Queríamos ser una alternativa e ir construyendo legitimidad en Lima. Y por factores más externos que internos, terminamos asumiendo el gobierno municipal. Estando allí hemos tomado decisiones que han ido marcando la agenda a la ciudad. Antes de nosotros todo crecía por inercia. Con nosotros se ha abierto una agenda de reformas de la que antes no se hablaba. Hemos aportado el factor planificación, cosa que no había hecho otro alcalde antes, y eso me parece importante.
¿Entonces por qué la gente no los quiere?
Bustamante: Yo tengo una hipótesis, que no sé si sea compartida en la Confluencia. Creo que las reformas golpean una forma de vida de la mayoría de peruanos: la informalidad. En el comercio de alimentos, en el transporte, en el uso del suelo, hemos combatido acciones informales o ilícitas. Cuando tú golpeas eso, se replica en baja aceptación. De todas formas hemos conseguido articular a los actores. Por ejemplo, en la reforma del transporte no hemos excluido ni a los trabajadores ni a los empresarios, sino que los hemos articulado a través de consorcios. Por eso la mayoría de transportistas está hoy con la reforma.
"Hay formas de concebir la ciudad que nos distancian del PPC. Una distancia de fondo entre nosotros que hace insostenible la unidad en el Concejo".
En marzo, tras la revocatoria, se argumentaba un posible cogobierno con el PPC. Se decía que los había salvado, y había además un acuerdo de gobernabilidad. Lo que se ve ahora es casi una pelea abierta. Luis se ha peleado con Edgardo Del Pomar y Marité con Alfredo Lozada. ¿Qué pasó? ¿En qué momento se rompió la relación?
Gárate: Después del No, la cancha estaba pintada de otra manera. Se sabía que habría elecciones complementarias. Creo que el PPC no tardó mucho en perfilarse después del No y decir “ahora tenemos un perfil político por este lado, apoyamos pero somos nuevamente oposición”. Así lo hicieron, llegando por momentos a ser una oposición recalcitrante. Mientras más se acercaban las elecciones, lo hacían con más fuerza.
Bustamante: Para mí es una cuestión más de fondo. En verdad nunca hubo consenso en la Confluencia sobre el supuesto cogobierno. Algunos sectores creyeron que después del No venía la convivencia. Para otros, y me incluyo, esa unidad del No en acción era insostenible.
Hay formas de concebir la ciudad que nos distancian del PPC. Para ellos, la Costa Verde debiese ser un proyecto de privatización, con restaurantes y muelles. Para nosotros, la Costa Verde es un espacio público gratuito. Para el PPC hay que tercerizar todos los proyectos de Barrio Mío y eliminar la gestión participativa de los proyectos incorporando a los dirigentes de las juntas vecinales. Para nosotros es gestión participativa y gestión pública. Para el PPC, la reforma del transporte podía obviar al empresariado nacional: para qué te vas a tomar la chamba de consorciar a choferes que jamás pensaste que podían ser socios de una empresa. Para nosotros, había que incorporarlos, porque detrás de ellos hay toda una familia que vive del transporte y que por treinta años no han tenido derechos laborales. Hay una distancia de fondo entre nosotros que hace insostenible la unidad en el Concejo.
Gárate: En la comisión de desarrollo urbano, el PPC cuestionaba Barrio Mío a rajatabla. Para qué despilfarran plata en promotores, nos decían. Es porque la promoción es importante para nosotros, porque, aunque suene medio cliché, tiene que ver con desarrollo de capacidades. Es desarrollo de ciudadanía. Que la gente no solo celebre una obra física, sino que sea parte de la construcción de la misma y pueda hacerla sostenible. Ahí ves la diferencia de fondo.
"Más allá de los intereses políticos que la promovieron, ¿qué mostró la revocatoria sobre nuestra relación con la ciudadanía? Que no estábamos identificados con su sentido de urgencia".
Pero parece que no ha habido propósito de enmienda después de marzo. Es decir, tras la victoria pírrica, no se ve un cambio de rumbo. Uno no encuentra algo que diga “la gestión cambió, Susana cambió”. Cambiaron los regidores, pero no la gestión.
Bustamante: Tal vez no supimos expresar algunos cambios que hemos tenido en nuestra forma de gestión. Por ejemplo, en las unidades ejecutores. Más allá de los intereses políticos que la promovieron, ¿qué mostró la revocatoria sobre nuestra relación con la ciudadanía? Que no estábamos identificados con su sentido de urgencia. Eso te llamaba a que, si tenías que hacer algún cambio, tenía que ser en las unidades ejecutoras: EMAPE, INVERMET.
Un cambio importante que se hizo y que no fue suficientemente publicitado fue el de EMAPE. Por esa unidad pasaron funcionarios que fueron duramente cuestionados, y ahora está un profesional como Javier Sota Nadal. Más allá de sus orígenes partidarios, es una persona que le da ejecutividad a EMAPE. Ha mejorado su régimen y calendario de obras para la ciudad.
Gárate: Yo sí creo que antes de la revocatoria había una mayor desconexión entre lo político y lo técnico. Después de la revocatoria hemos dicho “necesitamos mayor conexión”. En un momento sí hubo esa distancia, y la revocatoria movió eso. En una gestión pública, especialmente en una municipalidad de la dimensión de Lima, es indispensable esa ligazón.
Bustamante: La forma en que los medios de comunicación han abordado la gestión municipal, ha llevado a visibilizar ese distanciamiento entre lo político y lo técnico que trasciende a la gestión de Villarán. Nunca se ha evaluado tanto a otra gestión municipal como se hace con esta.
Van a cumplir 8 meses como regidores accesitarios, y ahora postulan nuevamente para un año más como regidores. ¿Qué se puede hacer en doce meses?
Gárate: Nuestro mensaje central es consolidar lo avanzado. Es solo un año el que queda, y además un año pre-electoral. Por ello, nuestro objetivo es la consolidación.
Hay muchas intenciones de paralizar y obstruir, y gente que ahora en la campaña se quiere apropiar de nuestras reformas y decir “yo lo dije, yo lo inicié”. Lo importante es decir que la gestión de Susana empezó las reformas. Hay muchas expectativas, y quiero hacer hincapié en esto: como las reformas son de fondo y sobre temas integrales, se ha generado mucha expectativa y la gente quiere ver cosas concretas. Al no ver la concreción todavía, queda en el ambiente un discurso de “no hace nada”.
¿Pero eso no es un error de la Confluencia? Siempre dicen lo importante que es la reforma del transporte, pero una reforma así no tiene resultados inmediatos. Toma años. ¿No es complicado hacer una campaña en base a una reforma que aún no tiene resultados concretos? ¿No es un poco suicida?
Bustamante: La campaña no está centrada en la reforma del transporte. Quizá nos pasamos de sinceros en una política que está hecha de mentiras. Nuestra campaña está basada en visibilizar cuál es el rol de un regidor, y cómo contribuye a la consolidación de las reformas. En eso nuestra principal propuesta, aunque no suene atractiva, es una agenda legislativa. Tal vez nuestro error es no convertir en un lenguaje cotidiano lo que esto significa.
Gárate: Te voy a poner dos ejemplos. La reforma del comercio mayorista es una reforma fuerte. El mercado de Santa Anita aún está en proceso de consolidación y falta todavía mucho por implementar. Allí hay que hacer seguimiento y más normas para mejorarlo. Los megaproyectos viales, que ya están avanzando, tienen un componente social muy importante. Ahora le damos un componente participativo, de información, y hemos mejorado las compensaciones. Esta gestión tiene una marca sobre eso, porque las gestiones anteriores no tenían ninguna preocupación por el tema social. Los megaproyectos no están terminados, hay que seguir haciéndolos. Susana Villarán va a dejar una marca de cómo hacer estos megaproyectos, que hay que hacerlos con empresas privadas, pero con un componente social muy importante. No hay precedentes de hacer obras como las estamos haciendo.
¿No están siendo muy “tecnocráticos”? Pasada la revocatoria, siempre escucho “reforma del transporte”, “reforma del comercio”. ¿No le ha faltado también cierto populismo a esta gestión, apelar a la gente de forma directa?
Bustamante: No hay que olvidar el inicio. Somos un gobierno municipal que llegó a serlo sin haber construido una base social previa. Villarán llegó a ser alcaldesa por una identificación en base a la campaña del 2010. No viene de antes: antes salía en “otros”. La Confluencia no tenía una base social que sustente la gestión, y la gestión tampoco puede suplir la función que debe tener el partido o el frente.
Pero tampoco la creó.
Bustamante: La está creando. No es tan sencillo, y menos aun cuando decides no hacer un programa efectista: de construcción por todos lados, sin planificación; de inercia en el transporte para ganarte a los transportistas; y de inercia en el comercio mayorista, para no pelearte con ellos. Creo que se tomó la decisión de que prime la urgencia de las reformas en Lima a la de construir una legitimidad que igual se ha ido construyendo.
Gárate:  "Allí está tu democracia participativa. Es compleja y tienes que manejar una serie de tensiones. La gente te va a pedir un millón y tú tienes mil. Tienes que pasar del discurso a gestionar".
Bustamante: "El pueblo ya no es una ficción bondadosa, sabia y pura. Es un agente con intereses bastante concretos, bastante pragmático, y que se ha desideologizado. Quieren muro y escalera".
¿Qué es lo que más han aprendido como regidores en estos meses?
Bustamante: No sé si lo he aprendido, pero lo he visibilizado: la izquierda en términos generales conocía muy poco del Estado hasta esta gestión. Conocía muy poco de cómo implementar políticas públicas, de cómo funciona el Sistema de Contratación en el Estado. Asumiendo que la izquierda ha optado hace muchos años por el camino electoral como su principal forma de lucha política, no conocía cómo iniciar las reformas que tanto había planteado desde el sistema tal cual está conformado. En un gobierno municipal tienes que jugar con las reglas que te pone un Estado ya estructurado desde los noventa. Eso me parece fundamental como experiencia, y para acumular como alternativa de gobierno.
Gárate: Mira, yo me acuerdo haber estado discutiendo hace algunos años con Marité sobre democracia directa y democracia participativa. Y ahora estás en la gestión, y tienes que administrar un segmento del Estado con una importante porción de la población, siendo además el centro del debate político del país. Y tienes que ver cómo se come la democracia participativa. La participación es un componente importante de esta gestión: está en el presupuesto y en muchas de nuestras obras. Bueno, allí está tu democracia participativa. Es compleja y tienes que manejar una serie de tensiones. La gente te va a pedir un millón y tú tienes mil. Tienes que pasar del discurso a gestionar.
Yo también he aprendido muchísimo. Todos los días tengo que recibir organizaciones sociales y vecinos de todas las Limas que quieren que resuelva sus problemas mañana, y tienes que ver cómo canalizarlo y derivarlos por los procedimientos. Allí te topas con el elefante, con el monstruo.
También aprendí mucho en el tema de la relación con el adversario político. Una cosa es que lo pienses y lo leas en los libros de ciencia política, y otra cosa es que lo vivas todos los días. La negociación, los debates que te sacan, y después pasan a saludarte dándote un abrazo y te tomas un café con ellos…
Bustamante: Hay algo que me parece importante: la derecha ha dejado de ser un volante y ha pasado a ser un humano de carne y hueso que te encuentras todos los martes.
Lo otro que me parece valioso es que yo he desmitificado al pueblo. El pueblo ya no es una ficción bondadosa, sabia y pura. Es un agente con intereses bastante concretos, bastante pragmático, y que se ha desideologizado. Quieren muro y escalera.
¿No quieren poder popular?
Gárate: No así como lo hemos puesto...
Bustamante: Hay una aspiración, y te lo forja la propia dirigencia social, de que tú seas parte del proceso de logro de las obras. Pero hemos vivido un proceso tal de clientelismo en las obras que algunos dirigentes, no todos, están acostumbradas al intercambio. Yo te ofrezco mi población para que vaya a un mitin y tú nos das una escalera. Y el gran reto de nosotros ha sido decirles “No, nosotros hacemos las obras porque son derechos”.
En los ochenta, los partidos de izquierda tenían un objetivo revolucionario. Pero cuando llegaron al poder municipal, muchas veces la gente quería que recogieran la basura y les den un título de propiedad. Parecía que no querían poder popular. Parece que ahora tampoco. Votaron por Villarán pero querían muro, escalera y saneamiento.
Gárate: El tema es hacernos la pregunta, ¿qué entendemos por poder popular? Porque suena bonito como frase, en un discurso, en un mitin universitario. Pero justamente ahora, en la gestión, te das cuenta lo que es construir peldaño a peldaño lo que podría ser un escenario con poder popular.
Tenemos organizaciones sociales que han estado debilitadas y viviendo bajo el esquema de clientela política. En los esquemas de Barrio Mío y los megaproyectos viales queremos fortalecer la organización social. Que las gerencias de participación vecinal trabajen en talleres de participación y formen organizaciones ciudadanas que no solo participen, sino que fiscalicen. Para mí con eso estás sentando lo que podrían ser mecanismos de poder popular. Es un proceso complejo porque tiene que ir acompañado de otras cosas: de gestión de obras, de implementación de otras políticas públicas. Creo que la gestión nos ha hecho aterrizar esa idea.
¿No es dramático que la izquierda no debata eso? Les pongo ejemplos concretos. La organización del Teniente Alcalde, el Movimiento del Poder Popular, está en cualquier otra cosa menos en la gestión. Patria Roja ha estado de espaldas a la gestión durante dos años y medio. Luis debe ser el único caso de un militante orgánico de Patria Roja involucrado en la gestión. Tierra y Libertad, que aportó la inscripción legal, tampoco está muy involucrado ahora. Marco Arana ha dejado en claro sus diferencias con la gestión más de una vez. Me parece encontrar una desconexión entre la gente de izquierda que entró la gestión y el resto de compañeros. Los últimos están todavía en una nube gaseosa, y ustedes están con el día a día y no se dan abasto. ¿No se sienten solos? ¿Con siete brazos, llevando adelante una ciudad, mientras el resto de compañeros están debatiendo sobre si existe o no el sujeto revolucionario?
(Ocho segundos de silencio).
Bustamante: Es una pregunta en la que puedes terminar teniendo más enemigos, o en la que puedes intentar hacer una reflexión… y creo que voy a optar por la segunda. La Confluencia surgió sin tener la perspectiva de ser gobierno. Era una unidad solo electoral: confluir para armar un capital electoral, pensando sobre todo hacia el 2011. No se veía el triunfo de la alcaldía en el escenario inmediato. Cuando ganamos, el gran reto fue mantener esa unidad. Y ha costado muchísimo. De hecho, ha tomado tiempo en cerrar las heridas ocasionadas por las distintas políticas de alianza que se implementaron en las elecciones presidenciales.
A eso hay que sumarle toda esta desconexión histórica entre la izquierda y el Estado. Esta izquierda no ha gobernado, no conoce el Estado. La izquierda no forma a sus militantes para gobernar. Debimos mantenernos unidos en la gestión, pero la coyuntura electoral nacional creó heridas que tomaron tiempo en curar. La revocatoria permitió que nos uniéramos nuevamente, pero también trajo la salida de actores importantes que generaban en sus partidos una adhesión a la gestión.
Estos obstáculos que hemos tenido para mantener una línea de continuidad en la gestión no han permitido que los propios compañeros se sientan identificados con esta. A eso hay que sumarle la propia ignorancia de cómo se maneja el Estado. Así como en tres años no vamos a resolver los problemas de la ciudad, en tres años no vamos a resolver los problemas de la izquierda. Más bien, considero que la Confluencia es un intento valioso para que la unidad no sea un papel ni una foto bonita, sino transformar las demandas populares en políticas públicas viables.
Gárate: Nosotros, y hablo más por el Partido (Patria Roja), hemos estado muy parapetados en lo reivindicativo y lo sindical. El Partido mismo lo reconoce, pero no da el salto ni abre la discusión. Dar el salto, pasar de lo reivindicativo a creer que somos parte de la gestión de la ciudad capital. El reto está en ver si nos la creemos un poco… pero bueno, en fin... es parte de las tensiones propias de lo que se ha dicho acá.
Bustamante: "Esta izquierda no ha gobernado, no conoce el Estado. La izquierda no forma a sus militantes para gobernar".
Gárate: "Hemos estado muy parapetados en lo reivindicativo y lo sindical. El Partido mismo lo reconoce, pero no da el salto ni abre la discusión".
Es un poco paradójico que una gestión que intente incorporar a la gente tenga estos resultados en las encuestas. La idea es: ustedes incorporan a la gente, pero la gente no vota con ustedes.
Bustamante: Son los costos de ponerte planes a largo plazo. Cuando decides que no vas a hacer algo efectivo e inmediato, que no resuelve problemas en serio sino que únicamente los atenúa, y decides resolver problemas de fondo, decides varias cosas. Primero, que te vas a generar varios enemigos que son resistentes al cambio. Y segundo, que no vas a poder solucionarlos en cuatro años. Y probablemente no consigas los logros suficientes para capitalizar réditos políticos que te permitan ir a la reelección o afianzarte como alternativa de gobierno.
En esa misma línea, mucho se habla de reforzar las reformas de la gestión, pero pareciera que la gente no quisiera eso sino un cambio.
Gárate: En la Confluencia decimos que hay que continuar las reformas, insistimos en continuar los cambios. El problema es que aún no están los resultados totales. El siguiente año se verán las cosas más concretas: Vía Parque Rímac, Barrio Mío va a avanzar muchísimo más, Santa Anita tiene para más. Vas a ir viendo resultados más concretos de las reformas, y va a cambiar sustancialmente la percepción de lo que está haciendo Susana.
Bustamante: Habría que ver cómo estamos juzgando la eficiencia de una gestión. A mí sí me parece importante lo que sucede en la reforma del transporte. Cuando entramos, ni un solo transportista se consideraba capaz de formar un consorcio. Ahora hay 51 consorcios formados, 31 participaron en la licitación y 21 fueron precalificados. En junio del 2014 inicia el funcionamiento del primer corredor, Arequipa – Tacna – Wilson, y en diciembre empiezan los cuatro siguientes corredores.
¿No deberíamos ver esa información en paneles? ¿Por qué renuncian a la publicidad?
Bustamante: Ahí el Jurado Nacional de Elecciones juega su partido. Cuando nosotros recién ingresamos a la gestión, aprobamos un plan de medios que estaba dirigido precisamente a hacer esa publicidad que tanto se nos reclamaba. Pero el Jurado sacó una resolución donde señala que no podemos hacer gastos de publicidad donde salga el nombre de la alcaldesa, la cara de la alcaldesa y nuestro slogan. Han detenido nuestra inversión en publicidad hasta que acabe este periodo electoral, pero inmediatamente después empezarán las elecciones del 2014, y nuevamente tendremos que parar nuestra publicidad. El Jurado toma decisiones que repercuten también en el escenario político.
En América Latina, la izquierda recuperó su fortaleza a través de las gestiones municipales. La gestión de Lima ha sido difícil. Hay posibilidades de que Villarán no se reelija. ¿No es una oportunidad perdida?
Bustamante: En este momento no existen elementos suficientes para definir el escenario del 2014. Y no los hay porque en el último año nos jugamos la posibilidad de convencer a la gente de que nuestro proyecto es de largo aliento y está dando resultados. En eso estamos embarcados los regidores que postulamos a la reelección: darle continuidad al proyecto y no volver a generar un quiebre, ni en la gestión ni en la Confluencia, y en la posibilidad de que asumamos el gobierno como nuestro y no como de Susana Villarán.
Después del 24 lo más probable es que la Confluencia deje de ser mayoría en el Concejo. ¿Se han puesto en ese escenario? ¿Cómo van a consolidar las reformas sin mayoría en el Concejo?
Bustamante: Nuestro objetivo es tener el mayor número posible de regidores posibles. Así tenemos mayores posibilidades de plantear lo que hemos hecho con éxito en este periodo: armar una correlación que dé fuerza en el Concejo y permita articular a pequeñas fuerzas frente al PPC, que creo es el opositor principal en el Concejo. Un escenario en el que tengamos siete o nueve regidores nos permite ir sumando la fuerza de los aliados que ya hemos construido en esta etapa, Perú Posible y Siempre Unidos, y también la de los aliados que podrían llegar: Acción Popular y el Partido Humanista. Las alianzas que no se quisieron hacer en el plano electoral se tendrán que hacer en el gobierno.
 
Fuente: http://carlosleon.lamula.pe/2013/11/18/la-izquierda-conocia-muy-poco-del-estado-hasta-esta-gestion/carlosleon/

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