Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer... *-* "Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin) *-*
jueves, 23 de enero de 2014
LA PERUANIDAD DE LOS CHILENOS
La zamacueca, de Manuel Antonio Caro
Por: Jorge Delgado
En el artículo publicado en La Tercera, ¿Qué tan peruanos somos?,
Carlos Pérez, Noelia Zunino, Daniela Aranguren, Catalina Lemus, dan
cuenta del poder y la fuerza de la cultura peruana en la sociedad
chilena y de cómo se va enraizando en ellos más fuertemente a partir de
la migración de los últimos años.
El análisis de los
periodistas chilenos es muy interesante y... valioso pero le falta una
dimensión histórica porque la "peruanización" de Chile está en sus
raíces como nación, en sus orígenes como sociedad, en elementos
fundamentales de su identidad. Como muestra, dicen solo basta un botón,
para ello tomaremos uno fundamental: su baile nacional, la Cueca. Si
bien esta Historia ha sido también un viaje de ida con vueltas lo
particular de ella es que ha sido construida a través de sus guerras de
invasión.
Santiago está construida sobre una ciudad Inca,
Pedro de Valdivia -como Pizarro- fundó la ciudad española de Santiago
de Nueva Extremadura donde ya existía una anterior y de importancia. El
boletín número 61 del Museo Nacional de Historia Natural de Chile,
publicado hace un año, incluyó interesantes artículos, entre ellos uno
escrito por Rubén Stehberg, Jefe del Área de Antropología del museo y
del historiador Gonzalo Sotomayor, llamado “Mapocho incaico”, en el que
dan cuenta de “una ciudad inca oculta bajo Santiago de Chile”. ¿Cuán
importante fue para el Cusco?, no lo sabemos todavía.
Si bien los incas no pasaron del Bío-Bío tampoco fueron
expulsados de los territorios conquistados a donde llevaron su
civilización y se asentaron. Los viajes de Tupac Yupanqui hacia la isla de Pascua, le han dado a esa conquista una épica sin igual.
No
podemos decir que los Incas eran peruanos ya que el Perú aún no existía
pero los rasgos culturales incas los hemos heredado más que nadie y los cusqueños son parte de nuestra identidad colectiva.
La
Capitanía General de Chile fue una gobernación bajo los dominios del
Virreinato del Perú y por lo tanto de su brillo cultural. Ya para el
XVIII adquirió más importancia, tanto así que cuatro de los siete
virreyes del Perú, que ejercieron durante la segunda mitad de ese siglo,
habían sido previamente gobernadores de Chile, incluyendo a Don
Ambrosio O'Higgins, padre de Don Bernardo, libertador de Chile.
Bernardo, quien vivió su adolescencia y juventud en la corte de
Lima, sabía que mientras durara el poder español del Perú la
independencia de Chile no estaba asegurada, por ello su gobierno fue el
gran soporte económico de la “Expedición Libertadora del Perú” liderada
por el Gral. Don José de San Martín, jefe de un ejército formado por
tropas chilenas y argentinas, junto con el escocés Don Thomas Alexander
Cochrane como comandante de la flota naval. De facto ésta sería la
primera guerra de Chile contra el Perú.
Como es fácil de imaginar, la soldadesca chileno-argentina no
solo venía al Perú con el espíritu de la Ilustración, republicano e
independentista, venían para conocer Lima, la más importante metrópoli
sudamericana, el centro del poder español durante casi 300 años, la
residencia de la nobleza hispana y criolla más rica y poderosa, la
ciudad irradiadora de cultura, a la que muchos amaban y otros odiaban,
pero que todos querían conocer. La ciudad de donde venía la Zamacueca,
un baile que habían escuchado estaba de moda y que querían conocer.
Según Margot Loyola, la más importante folklorista chilena, la Zamacueca llega a Chile entre 1810 y 1825.
Para el músico José Zapiola Cortés habría llegado entre 1824 y
el 25. Son los arrieros del sur andino, principalmente de Arequipa, los
que por un lado la llevan por la sierra hasta la Argentina, tomando el
nombre también de Cueca en Bolivia y desde Chile llega a Mendoza hasta
convertirse en lo que es hoy la Zamba. Los soldados de vuelta a sus
tierras habrían contribuido a darle la nueva forma popular que iba
adquiriendo.
Sin embargo la gran impulsora reconocida en Santiago en 1823 fue
una hermosa, coqueta y sensual mulata limeña conocida como “La Monona”,
quien con su elegancia y sus gracias para revolotear el pañuelo y sus
caderas cautivó a los sencillos santiaguinos en las jaranas del “Parral
de Gómez” y en otras chinganas de la ciudad. La Monona había viajado
como empleada doméstica de la Legación peruana a cargo de Don José de
Rivadeneyra y Tejada. Según César Recuenco Cardoso. 2007. “Cuenta la
historia que sus movimientos garbosos y lascivos provocaron en su época
edictos excomulgatorios por parte del obispo Don. Manuel Vicuña”.
Es conocido también que en 1824 Don José Bernardo Alcedo difunde la
danza de moda por todo Chile con la banda militar del Batallón No.4,
compuesto mayoritariamente por afroperuanos y gracias a la colaboración
del músico chileno Don José Zapiola. (César Recuenco Cardoso. 2007)
.
En aquellos años Don Diego José Pedro Víctor Portales Palazuelos
fundó en Lima –como no podía ser de otra manera- una sucursal de su
casa comercial Cea&Portales. El vivir de cerca en la excapital del
Virreynato los avatares políticos más intensos de la revolución por la
independencia sudamericana, hicieron que el brillante estudioso de
latín, filosofía, jurisprudencia, teología, bellas artes y Derecho
natural y de gentes, además de próspero comerciante se interesara en la
política y considerara que en esa anarquía era imposible hacer negocios y
que por eso era necesario: “Un Gobierno fuerte, centralizador, cuyos
hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo, y así enderezar
a los ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes. Cuando se
hayan moralizado, venga el Gobierno completamente liberal, libre y lleno
de ideales, donde tengan parte todos los ciudadanos. Esto es lo que yo
pienso y todo hombre de mediano criterio pensará igual”, y que el Perú
si se ordenaba podía volver a ser el gran poder económico que fue
durante 300 años, y eso para su empresa y para Chile no era conveniente.
Portales ya como Ministro de Guerra fue el gran impulsor desde el
gobierno chileno de la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, y
en alianza con los peruanos que representaban los intereses de las
élites limeñas y costeñas que mantenían alianzas comerciales con Chile
se conformó el Ejército Unido Restaurador.
Es célebre la carta a Manuel Blanco Encalada, general en jefe del
ejército restaurador,
en la que con toda claridad señala para la posteridad el objetivo
estratégico de Chile para su devenir como país y como nación, el cual
fue fortalecido luego por Pinochet y mantenido por sus sucesores.
“(...) La posición de Chile frente a la
Confederación Perú Boliviana es insostenible. No puede ser tolerada ni
por el pueblo ni por el Gobierno porque ello equivale a su suicidio. No
podemos mirar sin inquietud y la mayor alarma, la existencia de dos
pueblos, y que, a la larga, por la comunidad de origen, lengua, hábitos,
religión, ideas, costumbres, formarán, como es natural, un solo núcleo.
Unidos estos dos Estados, aún cuando no más sea que momentáneamente,
serán siempre más que Chile en todo orden de cuestiones y
circunstancias(...) La confederación debe desaparecer para siempre jamás
del escenario de América por su extensión geográfica; por su mayor
población blanca; por las riquezas conjuntas del Perú y Bolivia, apenas
explotadas ahora; por el dominio que la nueva organización trataría de
ejercer en el Pacífico arrebatándonoslo; por el mayor número también de
gente ilustrada de la raza blanca, muy vinculadas a las familias de
influjo de España que se encuentran en Lima; por la mayor inteligencia
de sus hombres públicos, si bien de menos carácter que los chilenos; por
todas estas razones, la Confederación ahogaría a Chile ante de muy
poco(...) Las fuerzas navales deben operar antes que las militares,
dando golpes decisivos. Debemos dominar para siempre en el Pacífico:
ésta debe ser su máxima ahora, y ojalá fuera la de Chile para siempre
(...)”.
Para el Perú -como la guerra de
independencia- fue otra vez una guerra civil, para Chile una guerra
externa de carácter fundacional como nación. El Himno de Yungay, el
segundo himno nacional de Chile es el mejor ejemplo.
Es así que por segunda vez el ejército chileno invadió el Perú,
esta vez en alianza con peruanos y se lleva la gloria de la victoria en
Yungay el 20 de enero de 1839. Cuarenta años antes que la tercera
guerra.
En esta nueva visita la soldadesca chilena
vuelve ya con el baile que se llevó pero en su nueva versión como
“Zamacueca chilena” o sencillamente como “la Chilena” . Conservando el
nombre y recreándose nuevamente ésta adquiere más nítidamente las
diferentes formas como fue evolucionando en el Perú. Sabido es que a
inicios de la guerra del 79 y en honor a Grau cambia de nombre
definitivamente a Marinera gracias a la iniciativa de Abelardo Gamarra.
La Cueca chilena fue reconocida por el propio Pinochet como la Danza Nacional de Chile el 6 de noviembre de 1979 y su origen peruano en la Zamacueca.
Es así como con los avatares de las tres
guerras contra el Perú durante el siglo XIX nuestros vecinos del sur se
llevaron algo más que territorios, riquezas naturales y bienes
patrimoniales, se llevaron consigo para siempre y por siempre un rasgo
distintivo de su identidad, de su ser como nación, algo que los
identifica y diferencia del resto del mundo y ese rasgo es originalmente
nuestro, que de alguna manera los hace ser peruanos.
Creo que demás está decir que los peruanos de
Tarapacá que fueron raptados con su cultura viva, lo mismo que los
Ariqueños y Tacneños que fueron cautivos durante casi 50 años, a pesar
de esos años de terror y persecución, influyeron también en la identidad
y la cultura de la vida cotidiana de los chilenos, como lo hacen otra
vez los migrantes del siglo XXI.
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