Según estudio científico, las fallas en el crecimiento del cerebro de un feto se deberían al mal funcionamiento de las epi-marcas
todo lo que se fabrica en la instalación están en un mismo ordenador (el núcleo celular). Si no hubiera ningún control, la fábrica se saturaría, llena de autos utilitarios y autos deportivos por igual. La epigenética es el conjunto de instrucciones que hace que en una célula se fabriquen proteínas, y, sólo en las del páncreas, insulina.
Durante la reproducción, el padre y la madre transmiten al hijo todas las instrucciones (fabricar un ojo, un pie, un cerebro, un pene, una vagina). Es la correcta activación de cada una de ellas la que determina que de un óvulo fecundado se genere un ser humano (fabrica sangre, aquí un dedo, el corazón por allá, una uña por acá, y así).
Lo que los investigadores han determinado es que un grupo de esas instrucciones, que son las que regulan la respuesta a la testosterona, pueden fallar y heredar del los padres instrucciones erróneas al momento de construir el cerebro. De esta forma, un feto masculino que hereda la instrucción de ser muy sensible a un descenso de testosterona, acabará siendo un niño homosexual si se produce una disminución de la hormona; y, al contrario, si un feto femenino hereda la instrucción de ser muy sensible al exceso de testosterona, será una niña lesbiana.
Esta respuesta heredada, lo que los investigadores llaman epimarcas, “son el mecanismo evolutivo más plausible para la homosexualidad humana”, concluye Sergey Gavrilets, del NIMBioS.
En el estudio, los investigadores del Working Group on Intragenomic Conflict (NIMBioS) de la Universidad de California y la revista The Quarterly Review of Biology, que publica la Universidad de Chicago, integraron la teoría de la evolución con los avances recientes en la regulación molecular de la expresión génica dependiente de andrógenos y el desarrollo sexual para producir un modelo biológico y matemático que delinea el papel de la epigenética en la homosexualidad.
Las epi-marcas constituyen una capa adicional de información adjunta a la columna de nuestros genes. Mientras que los genes contienen las instrucciones, las epi-marcas dirigen como esas instrucciones se llevan a cabo y cuándo, dónde y cuánto un gen se expresa durante el desarrollo.
Las epi-marcas se producen en cada generación, pero la evidencia reciente demuestra que a veces se arrastra de una generación a la siguiente y contribuye así a la similitud entre los familiares. Un efecto parecido de los genes compartidos. Las epi-marcas específicas de cada sexo, producidas en el desarrollo fetal temprano, protegen cada sexo de la variación sustancial natural de la testosterona que se produce durante el desarrollo posterior del feto.
Las epi-marcas específicas del sexo protegen a los fetos femeninos de ser masculinizados cuando experimentan un nivel de testosterona anormalmente alto, y viceversa para los fetos varones. Diferentes marcas epigenéticas protegen diferentes rasgos sexuales de ser masculinizados o feminizados (algunas afectan a los genitales, otras a la identidad sexual, otras más afectan a la preferencia de la pareja sexual).
Es cuando ocurre una falla en la función de las epi-marcas que estas dejan de proteger a los fetos de anormalidades en los niveles de testosterona y se da como posible la futura homosexualidad.
Esta anormalidad en la construcción del feto de debe a que las epi-marcas pueden transmitirse de generación en generación de padres a hijas o madres a hijos, así pueden causar efectos invertidos, como la feminización de algunos rasgos en los hijos, como la preferencia sexual y la masculinización parcial de las hijas.
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