Otra explicación es que algunos miembros de la comisión política PAP
vieron en la crítica al busto advenedizo una manera de...
avanzar la ficha de la revocatoria. Pero al parecer no todos en el Apra pensaron igual, de modo que fue preciso llegar a un acuerdo, que incluye un busto adicional, este de Luis Negreiros Vega, asesinado por el odriísmo en 1950, a muy poca distancia de la misma plazuela.
Tenemos, pues, un final positivo para el entredicho, con la avenida 28 de Julio como un escenario renovado para recordar dirigentes populares (también hay una estatua de José Carlos Mariátegui a pocos metros de distancia). Un espacio además útil para recordar que en medio de su rivalidad histórica el Apra y la izquierda han compartido valores y trincheras, aunque no siempre les haya gustado reconocerlo.
Queremos pensar que Haya y Huilca estarán contentos con la mutua compañía. Guardando las distancias, el fundador de un partido popular, que por decenios tuvo una fortísima impronta sindical, y un dirigente sindical prestigioso son, a pesar de las diferencias ideológicas, valiosas aves de un mismo plumaje en la historia del Perú.
Al monumento de Haya, el primero en llegar a la plazuela que hoy lleva su nombre, no le quita nada la proximidad de Huilca. Al Apra no le quita nada que Huilca se muestre en esa compañía. Como ha dicho Alan García, es un honor para los apristas que Huilca ocupe hoy esa proximidad. Haber buscado enfrentarlos ha sido exceso de celo y pura politiquería; el acuerdo logrado es punto a favor de Susana Villarán.
¿Altera este desenlace los términos de la ubicación del Apra frente a la revocatoria? Probablemente no. Más bien se trataba de evitar un gesto contraproducente, y una cuestión de buenos modales cívicos. Pero en el fondo el aprismo parece entender que un triunfo del NO le resultaría inconveniente. La pregunta ahora es cuán desembozada podrá ser una participación aprista en la campaña por la revocatoria.
De modo que las efigies de Haya y Huilca van a estar físicamente juntas, pero políticamente separadas en los tiempos que vienen. Hubo tiempos en que la realidad fue al revés, con el Apra y la izquierda físicamente distantes, pero con objetivos comunes. Ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, se dio a fines de los años setenta, se dio a fines de los años 90.
Fuente: http://www.larepublica.pe/columnistas/observador/companero-haya-camarada-huilca-19-12-2012
avanzar la ficha de la revocatoria. Pero al parecer no todos en el Apra pensaron igual, de modo que fue preciso llegar a un acuerdo, que incluye un busto adicional, este de Luis Negreiros Vega, asesinado por el odriísmo en 1950, a muy poca distancia de la misma plazuela.
Tenemos, pues, un final positivo para el entredicho, con la avenida 28 de Julio como un escenario renovado para recordar dirigentes populares (también hay una estatua de José Carlos Mariátegui a pocos metros de distancia). Un espacio además útil para recordar que en medio de su rivalidad histórica el Apra y la izquierda han compartido valores y trincheras, aunque no siempre les haya gustado reconocerlo.
Queremos pensar que Haya y Huilca estarán contentos con la mutua compañía. Guardando las distancias, el fundador de un partido popular, que por decenios tuvo una fortísima impronta sindical, y un dirigente sindical prestigioso son, a pesar de las diferencias ideológicas, valiosas aves de un mismo plumaje en la historia del Perú.
Al monumento de Haya, el primero en llegar a la plazuela que hoy lleva su nombre, no le quita nada la proximidad de Huilca. Al Apra no le quita nada que Huilca se muestre en esa compañía. Como ha dicho Alan García, es un honor para los apristas que Huilca ocupe hoy esa proximidad. Haber buscado enfrentarlos ha sido exceso de celo y pura politiquería; el acuerdo logrado es punto a favor de Susana Villarán.
¿Altera este desenlace los términos de la ubicación del Apra frente a la revocatoria? Probablemente no. Más bien se trataba de evitar un gesto contraproducente, y una cuestión de buenos modales cívicos. Pero en el fondo el aprismo parece entender que un triunfo del NO le resultaría inconveniente. La pregunta ahora es cuán desembozada podrá ser una participación aprista en la campaña por la revocatoria.
De modo que las efigies de Haya y Huilca van a estar físicamente juntas, pero políticamente separadas en los tiempos que vienen. Hubo tiempos en que la realidad fue al revés, con el Apra y la izquierda físicamente distantes, pero con objetivos comunes. Ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, se dio a fines de los años setenta, se dio a fines de los años 90.
Fuente: http://www.larepublica.pe/columnistas/observador/companero-haya-camarada-huilca-19-12-2012
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