Los parlamentarios pueden integrar comisiones que tengan ver con su especialidad, pero ninguno debe participar ni votar sobre temas vinculados a sus intereses particulares
Nuestro Diario ha hecho una grave denuncia que el Congreso debe responder con celeridad: por lo menos diez legisladores, la mayoría nuevos en la función política, han incurrido en un serio conflicto de intereses al integrar comisiones de trabajo relacionadas con sus actividades profesionales, inversiones y diversas membresías.
El caso pone en evidencia los vacíos e incongruencias del reglamento del Congreso, que burla la transparencia, la ética y la ley.
No se puede estar con Dios y con el diablo. Los parlamentarios pueden integrar comisiones que tengan ver con su especialidad, pero ninguno debe participar ni votar sobre temas vinculados a sus intereses particulares.
Por una cuestión de ética, como sucede en otros países, deben comunicar al Legislativo, oportuna y obligatoriamente, sobre sus lazos con sociedades anónimas, organizaciones o instituciones sin fines de lucro; o de lo contrario, deberían ser sancionados y separados de esas comisiones.
¿Se trata de un error? ¿O qué podemos pensar de este nuevo Congreso? Hace pocos días se descubrió que el reglamento tampoco es escrupuloso con los gastos de instalación, un beneficio que a lo mucho debería alcanzar a los parlamentarios de provincias y no a todos como sucede escandalosamente hoy.
La presidencia del Congreso y la Mesa Directiva tienen que tomar cartas en el asunto, no solo para mejorar la imagen y credibilidad de ese poder del Estado, sino por transparencia y respeto a la ley, el orden constitucional y la representación que la ciudadanía les ha confiado.
El caso pone en evidencia los vacíos e incongruencias del reglamento del Congreso, que burla la transparencia, la ética y la ley.
No se puede estar con Dios y con el diablo. Los parlamentarios pueden integrar comisiones que tengan ver con su especialidad, pero ninguno debe participar ni votar sobre temas vinculados a sus intereses particulares.
Por una cuestión de ética, como sucede en otros países, deben comunicar al Legislativo, oportuna y obligatoriamente, sobre sus lazos con sociedades anónimas, organizaciones o instituciones sin fines de lucro; o de lo contrario, deberían ser sancionados y separados de esas comisiones.
¿Se trata de un error? ¿O qué podemos pensar de este nuevo Congreso? Hace pocos días se descubrió que el reglamento tampoco es escrupuloso con los gastos de instalación, un beneficio que a lo mucho debería alcanzar a los parlamentarios de provincias y no a todos como sucede escandalosamente hoy.
La presidencia del Congreso y la Mesa Directiva tienen que tomar cartas en el asunto, no solo para mejorar la imagen y credibilidad de ese poder del Estado, sino por transparencia y respeto a la ley, el orden constitucional y la representación que la ciudadanía les ha confiado.
Fuente: http://elcomercio.pe/opinion/1195460/noticia-editorial-intolerable-conflicto-intereses-congreso
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