Sociólogo y hombre de izquierda, el ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Roncagliolo, reclama su derecho a pronunciarse sobre los avatares de la vida política. Aclara su relación con el velascato y cuenta episodios de su vida clandestina durante el régimen de Morales Bermúdez.
-¿Cómo es que el jefe de la diplomacia peruana, en su primera semana de gestión, termina metido en un entredicho entre el presidente de Ecuador y un diario local?
Bueno, eso es normal, ¿no? Tenemos libertad de expresión. Todo el mundo puede opinar lo que quiera, yo también puedo opinar lo que me parezca.
-Pero, para un Canciller de la República siempre es delicado hablar de estos temas.
Yo opino sobre las relaciones con los países amigos. A mí me parece desagradable e indignante que cuando viene un visitante extranjero reciba una respuesta altisonante. Yo opino sobre eso, esa es la opinión que yo he expresado, que no afecta para nada la libertad de expresión. Muchos diarios han sido críticos de la política interna de Ecuador y me parece muy bien, pero a mí no me gustaría que el presidente del Perú, sea quien fuera, salga al exterior y tenga una recepción de ese tipo. Eso es todo.
-Usted dice que la portada de un diario (sobre el presidente de Ecuador) fue un exabrupto, pero hablemos del otro lado, de la actitud del presidente Rafael Correa. Él se presentó en una conferencia y prácticamente llamó canes a los periodistas de ese medio y arrojó con desdén un ejemplar de ese diario, ¿Eso no fue también un exabrupto?
No, no he visto el incidente. Y no me voy a pronunciar sobre la política interna del Ecuador.
-Lo que parece es que es cauteloso para ese tema, pero no para el otro.
No me voy pronunciar sobre eso. No conozco lo que me está diciendo.
-¿Y en general, no hay cierto ánimo de revancha desde el Gobierno hacia la prensa que no le fue cercana en las elecciones? El presidente del Congreso, Daniel Abugattás, prácticamente ha dicho que detesta a los periodistas porque se dedican a triturar a los congresistas.
¿Usted me pregunta para que interprete la declaración del presidente del Congreso? Eso es demasiado. Pregúntele a él. ¿Usted piensa que coordinamos nuestras declaraciones?
-Hay coincidencias.
Bueno, también hay coincidencias en los...
ataques al Gobierno.
-¿Cuánto ha pesado en su designación como Canciller su amistad con el premier Salomón Lerner?
Eso habría que preguntárselo al presidente Humala. El que designa es el presidente Humala.
-Bueno, es conocida su cercanía con el Premier, trabajó con él en Transparencia.
También podría decirse que es conocida mi cercanía con varios de los ministros y con varios de los ministros del gobierno anterior, entonces no sé por qué considerar que las amistades han pesado más o menos. En todo caso, como yo no me he designado, no soy yo quien le puede responder.
-¿Y cuál es su relación con Harold Forsyth? Se lo digo porque él estuvo voceado como probable Canciller.
Muy buena, él es mi amigo. Mire, no hay que hacer interpretaciones de los nombramientos en términos de amistad. También soy amigo de Alberto Adrianzén y de Diego García Sayán, que fueron voceados, del ex canciller José Antonio García Belaunde, de Óscar Maúrtua, de Manuel Rodríguez Cuadros.
-Así que es amigo de todos los ex cancilleres...
Es que una cosa generacional.
-De acuerdo. La Cancillería es un sector muy difícil porque hay pugnas internas que no se conocen. Está, por ejemplo, el tema de la gente que fue expulsada de la Cancillería durante el fujimorato y del otro grupo que tuvo que ver con ese desafuero, ¿usted piensa que tiene la muñeca para que los desacuerdos entre estos dos bandos no perjudiquen el trabajo del Cuerpo Diplomático?
Yo creo que más que la muñeca, yo tengo el sentido de la legalidad y la justicia que son necesarios para no convertir a ningún sector de la administración pública en una olla de grillos. Las diferencias que pueden haber en la Cancillería también las hay en el gremio médico, en el gremio de abogados y en cualquier otro medio. No se trata de muñequear a favor de uno o de otro, sino de tener criterios objetivos y racionales para tener un buen clima.
-¿Qué es lo más importante en el perfil de un diplomático?
Me parece que deben ser dos las cualidades: su capacidad analítica y su capacidad de diálogo y negociación.
-Esa es una evolución en su forma de pensar, ¿no? En el 74 usted pensaba que los diplomáticos debían tener una actitud sumisa ante el gobierno de facto y celebraba que fueran a actos en los que, entre otras cosas, se desgranaba maíz.
No sé de qué me está hablando.
-Veamos, en 1974 usted escribió una columna en Expreso, en la que destacaba que el gobierno de Velasco Alvarado hubiera enviado al Cusco a parte del cuerpo diplomático a hacer una labor de ese tipo.
A mí me parece que todo lo que sea acercamiento de los diplomáticos a la realidad del país es positivo. Por ejemplo, ahora tenemos oficinas descentralizadas en Torre Tagle. Por lo demás, es obvio que mi pensamiento del 74 tiene que haber cambiado. Solo Dios y los imbéciles no cambian.
-Lo que parecía es que usted pensaba que el Cuerpo Diplomático debía ser totalmente sumiso al régimen de facto.
Jamás dije eso, directa o indirectamente. Creo que los diplomáticos son profesionales. A mí me pareció una ofensa cuando el gobierno militar (de Morales Bermúdez) ordenó a los diplomáticos que informaran sobre mis desplazamientos en el mundo. Los diplomáticos no son policías, siempre he tenido un profundo respeto por el Cuerpo Diplomático.
-¿Tuvo amigos que sufrieron la represión de Pinochet en Chile?
Sí, claro. Amigos chilenos y bolivianos.
-Yo sé que existe una enorme distancia ideológica entre los regímenes de Pinochet y Velasco Alvarado, pero ambos llegaron al poder por la vía del golpe de Estado. La pregunta es, ¿si conocía del estilo represor de los militares en Chile por qué terminó avalando a los militares golpistas en el Perú?
Qué pregunta más graciosa. Yo también sufrí la represión del gobierno militar peruano, yo estuve exiliado por Morales Bermúdez en México. Y cuando ocurrió el golpe de Velasco, muchos diarios lo apoyaron, pero yo estuve en contra del golpe. Yo después he apoyado una serie de medidas, pero no el golpe, apoyé medidas concretas como la Reforma Agraria. A mí me pareció importante lo de la reforma agraria, si no se hubiera dado esa reforma los resultados de la insurrección terrorista de Sendero pudieron ser distintos...
Pero, al final, sí avaló ese régimen
... ¿Puedo terminar, señor? Mire, no me mezcle las fechas, respeto su agresividad pero le pido que no mezcle las fechas. Cuando ocurrió lo de Pinochet yo recibí a muchos exiliados de Uruguay, de Bolivia y de Chile. Yo tengo una solidaridad permanente con los asilados. Y sobre lo otro, yo me opuse al golpe. Condenar el golpe y avalar algunas medidas no es lo mismo.
-¿Cómo convenció al ex canciller José Antonio García Belaunde para que colaborara como coagente del Gobierno ante la Corte de La Haya?
Eso debe preguntárselo a él. Aunque él ya lo dijo, lo tomó como un honor. Para nosotros representa la continuidad en un tema que debe ser política de Estado. Además, que él también es un gran amigo mío y por lo tanto usted podría interpretar que somos la continuidad del gobierno aprista, porque ese es su criterio.
-No, no he llegado a esa conclusión.
Bueno, espero que lo publique así. Acá no hay una conspiración de amigos para beneficiar a nadie.
-¿De quién fue la decisión de convocar a García Belaunde?
Del presidente Humala, que es el jefe de la política exterior.
-Es un gesto interesante esta convocatoria, García Belaunde es el mejor amigo del ex presidente García.
Entonces, según su lógica, estamos cercanos al presidente García, porque para usted lo que determina todo son las amistades (sonríe).
-No, para este caso no he aplicado esa lógica.
¡Qué bueno!
-Usted le dijo a El Comercio que la relación con Brasil será estrecha. Este país tiene una política diplomática que siempre acompaña fuertemente a sus inversiones en el exterior, tanto así que el ex presidente Lula a veces actúa como vocero de la empresa Odebrecht, que tiene inversiones en el país. La pregunta es, si una empresa brasileña propone un acuerdo en condiciones desiguales para el Perú, ¿estamos en condiciones de decirle no al Brasil, que es amigo del presidente Humala?
A cualquier empresa de cualquier país que quiera invertir en el Perú afectando las leyes peruanas, el medio ambiente o los derechos de las comunidades, le vamos a decir no, sin ninguna duda. Otra cosa son las buenas relaciones que podamos mantener con el Brasil y la necesidad que, como Estado, el Perú tiene de fomentar la exportación de sus productos. No vamos a permitir que las empresas de ningún país, sea Brasil, Estados Unidos o China puedan actuar en el Perú con condiciones de privilegio. Eso no es dable ni inimaginable.
-Por cierto, Odebrecht tiene interés de concursar para obtener la concesión de las hidroeléctricas que anunció el presidente Humala en su discurso del 28 de julio, ¿van a ser tratados como un concursante más o aquí va a pesar la amistad del presidente con Lula?
Usted lo ve todo en función a las amistades...
-Déjeme ser mal pensado...
No, no. El tratamiento será igual para todos. Pero no me voy a meter a este tema que le corresponde a Energía y Minas, así que debe preguntárselo al ministro (Carlos) Herrera Descalzi, aunque él le va a dar la misma respuesta que yo.
"Sí, yo he viajado con pasaporte falso"
-¿Cómo define actualmente su posición ideológica?
Yo soy un hombre de izquierda que recupera del Liberalismo la tradición de la tolerancia religiosa y política, y que recupera del Socialismo la aspiración básica de la igualdad.
-¿Es el camino natural de los viejos hombres de izquierda el terminar tomando algunos conceptos del liberalismo?
No, ese es el camino original. La izquierda nace recuperando esos principios liberales, no hay nada exótico allí.
-¿Una izquierda liberal? Eso suena nuevo.
Suena nuevo porque vivimos con muchos prejuicios. Hay construcciones imaginativas que se han hecho que afectan la comprensión real de la historia.
-Su hijo Santiago escribió un artículo en el que destacó su nombramiento como Canciller y contó algunos episodios de su vida. Dijo, por ejemplo, que usted tuvo que teñirse el pelo de rubio para pedir asilo en la embajada de México. ¿Es cierto eso?
Yo me teñí el pelo de rubio, pero no para ir a la Embajada de México, sino porque viví clandestino muchos meses en el Perú, durante el gobierno de Morales Bermúdez. En esa época hubo muchas conferencias internacionales y nosotros queríamos que se sepa la verdad de lo que ocurría en el Perú, que ese no era un régimen democrático...
-Tampoco el de Velasco...
Tampoco el de Velasco, es verdad. Pero no olvide que en la época de Morales Bermúdez fue la muerte de los argentinos en Miraflores, mis propios cuñados eran llevados a cárceles clandestinas, como la agencia funeraria de la PIP. Ese no era un mundo maravilloso.
-¿Y en esa época usaba más de un pasaporte, como cuenta Santiago?
No tantos, dos o tres, o tres o cuatro. Lo que pasa es que mi hijo se acuerda de un pasaporte argentino, que no fue producto de ninguna conspiración sino de algo necesario. El Gobierno había prohibido que me dieran el pasaporte y que siguieran mis desplazamientos en el exterior, lo cual me parecía denigrante. Ahora, ¿usted me pregunta si yo he viajado con pasaporte falso? La respuesta es sí, claro.
EMILIO CAMACHO
Fuente: http://diario16.pe/noticia/8201-rafael-roncagliolo-yo-puedo-opinar-lo-que-me-parezca
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