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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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lunes, 2 de abril de 2012

“No sabía que Inglaterra tenía tantos súbditos honorarios en el Perú”

“No sabía que Inglaterra tenía tantos súbditos honorarios en el Perú”

* Hombre de derecha y ex asesor del canciller Rafael Roncagliolo, Ricardo Vásquez Kunze, dirige sus cañones contra los críticos a la actuación de Torre Tagle en el incidente con Inglaterra y también lanza un torpedo contra la prensa.

−Hasta el fin de semana pasado era consejero del canciller en Torre Tagle y luego renunció para poder hablar con libertad o responder a algunas reacciones que hubo en el Perú por el incidente con Inglaterra. ¿Cómo debemos llamar a esta decisión? ¿Exceso de lealtad con el ex empleador?
Mi renuncia tiene fecha del viernes 23 de marzo y la columna (en la que anunció su alejamiento) es del domingo 25. Y los términos son los que expreso en...
la renuncia. Es decir, dejar al canciller en libertad de buscar los más variados y mejores consejos y a mí en la libertad de poder expresarme plenamente. Creo que efectivamente hay una campaña de un sector de la prensa y de un sector político que están empeñados en sacar al canciller de su puesto. Eso lo estamos viendo desde que el canciller asumió el ministerio. Las razones son múltiples y los actores también. Hay razones egoístas, como la de los diplomáticos que salieron de la Cancillería. También hay razones ideológicas, el canciller es uno de los últimos ministros de izquierda que queda del primer gabinete y ha tenido un pasado que todos hemos conocido en la década del 70, pero obviamente ya no es el presente. Las personas no pueden estar atrapadas en el pasado. Vargas Llosa fue un marxista y apoyó al gobierno revolucionario de Velasco y, sin embargo, tiene ahora un pensamiento totalmente distinto.

−Usted dice que se fue para poder expresar sus ideas con libertad, ¿no podía hacerlo sin renunciar? Recuerdo la columna que le escribió a Aldo Mariátegui, cuando ya trabajaba en Torre Tagle, en la que le decía que su problema con el canciller es que veía la política en blanco y negro y que tenía un odio personal contra Roncagliolo por el tema de Velasco. ¿Si lo hizo una vez por qué no podía continuar? ¿O es que hubo un jalón de orejas después de esa columna?
No (sonríe). Lo que pasa es muy simple. Hay gente que no entiende o no quiere entender que lo que uno firma es lo que uno piensa. Yo nunca he sido vocero del canciller cuando firmo mis artículos, nunca le he pedido permiso a nadie para escribir, ni tampoco me he hecho revisar mis artículos por nadie, nunca.

−Eso abona a mi teoría, podía escribir libremente en Torre Tagle.
Lo que pasa es que seguramente han habido algunas personas muy susceptibles que dicen: "Mira, tú eres asesor, y en tanto asesor estás escribiendo esto, y esto podría comprometer de repente al canciller". Especulo, claro.

−Vamos al tema de la fragata inglesa. Usted ha criticado a los que han dado más valor al comunicado de Reino Unido que a la explicación que dio la Cancillería sobre este asunto. ¿No hay ningún reproche que deba hacer a Torre Tagle en el manejo de este tema?
Yo creo que lo que se hizo mal es a un nivel intermedio en la Cancillería, a un nivel burocrático. Haberle dado curso a la solicitud de los ingleses para que su fragata viniera, e iniciar el trámite. Allí lo que ha faltado es que el funcionario de la Cancillería encargado de ver estas cosas advirtiese que había un problema, porque esa fragata era la patrulla de las Islas Malvinas. Todo lo que viene a continuación es de trámite. Y el ministro y el viceministro no pueden ver cada permiso para entrar al país.

−¿No había manera de impedir que la cosa llegara al Congreso?
El nivel fueron los filtros intermedios. El canciller despacha un mundo cada día. Si a él le vienen con una carpeta por firmar es porque ya pasó los filtros.

−Pero estamos hablando de una posición histórica, era un tema delicado, incluso si se tratara de un funcionario menor.
Es que el error se dio a ese nivel. El Perú había firmado una serie de acuerdos (con Unasur, para respaldar a Argentina) y cuando se pidió la autorización al Congreso, se percatan del asunto. Aquí lo que pasó es muy simple, se vio la inconveniencia del asunto, vino este ministro inglés para América Latina, se entrevistó con el ministro Roncagliolo, él reforzó la tradicional amistad que tenemos con Argentina, nuestro apoyo a su reclamo por las islas, los acuerdos que el Perú ha suscrito con Unasur y la inconveniencia de que hayan símbolos o actos de fuerza. No le mencionó el caso directo de la fragata pero le dio a entender un abanico directo de mensajes.

−¿Y en el lenguaje de la Cancillería eso era suficiente?
Claro. Tal es así que en la tarde llegó un pedido de la embajada británica que decía que por razones técnicas la fragata no iba a llegar en la fecha acordada.

−¿Y eso también era lenguaje diplomático para decir que no venían?
Claro, lo que se entendió es que habían comprendido y había un gesto de buena voluntad. Ahora, hasta el primer comunicado yo entiendo a los ingleses. Pero lo que no entiendo es el segundo comunicado, que es inadmisible para cualquier persona que tenga un mínimo de sentido nacional. A ver, los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa del Perú están asistiendo a una sesión secreta del Congreso, para explicar el caso de la fragata, y llega el segundo comunicado. Dicho sea de paso, el ministro y su colega de Defensa salieron entre aplausos de la comisión de Defensa. Yo no entiendo cómo el señor (Carlos) Bruce, o la señora Luz Salgado, que aplaudieron al final al ministro pueden pedir luego una interpelación, eso es de locos. Bueno, a la salida está el segundo comunicado y ya era en términos ofensivos...

−Lo de calificar lo de la fragata como un acto inamistoso...
Y más. Downing Street prácticamente nos estaba diciendo cómo es que tenemos que manejar nuestros asuntos. Eso no se estila en ninguna parte. Ese sí era un acto inamistoso.

−Ahora, lo que más le ha molestado no es tanto la posición inglesa, sino los que tomaron como suya esa posición. Ha dicho que ha descubierto a varios 'lores' y 'sires' con cara de huaco. Lo que no ha dicho es quiénes son.
(Lanza una carcajada) Bueno, no necesito decirlo, son todos los que están en la prensa. Es muy simple, los ingleses tienen una justificación, es su país. Ellos defienden sus intereses, tienen una agenda interna que tienen que cubrir. Pero lo que no está justificado es que a la fragata Montrose se suban todo un sector de políticos oportunistas, empresarios, opinólogos y gente de la prensa, y que cuando la fragata empieza a disparar, el mismo día que el canciller está en el Congreso, ellos estén en la cubierta agitando el Union Jack (el emblema de la bandera británica). Eso es inadmisible. Yo no sabía que Inglaterra tenía tantos súbditos honorarios acá. Olvidémonos de Las Malvinas. Acá tienen para hacer una colonia bien simpática.

−¿Usted es admirador de Margaret Tatcher?
Por supuesto. Yo soy admirador de Margaret Tatcher.

−¿Ha escrito alguna vez sobre ella?
Claro, y seguiré escribiendo.

−¿Y eso no es una ironía? Fue ella la que decidió la invasión a Las Malvinas y la que dio la orden de hundir el Belgrano. En este caso usted está apoyando la opinión contraria.
Sí, hay cierta ironía, pero no es una contradicción. Yo admiro a Margaret Tatcher, admiro sus ideas, su carácter. También admiro mucho a Inglaterra. Hasta me han llamado para preguntarme si he cambiado mi admiración por el mundo monárquico. Y no, a mí me gusta lo de la Corona y los títulos, tengo muchos libros sobre eso. Pero antes que todo soy peruano y no se me ocurre, jamás, estar gritando 'Viva la reina' en contra del Perú.

−Hemos dado vueltas alrededor de la fragata inglesa, pero el hecho mismo de que trabajara para Rafael Roncagliolo ya es un episodio inusual. Usted se reconoce como un hombre de derecha y el canciller es un conocido militante de izquierda. No solo eso, anunció en la segunda vuelta que votaría por Ollanta Humala y ahora es columnista de La Primera, que es un diario que a veces está a la izquierda del presidente. Con todo esto, ¿no cree que pronto le tocarán la puerta de su casa para quitarle el carné de analista de derecha?
(Lanza una carcajada) Bueno, si vienen los de la DBA (la Derecha Bruta y Achorada) se los doy encantado. Mire, lo que está probando esto es que se puede convivir, guardando cada uno sus principios, por temas que son de mayor envergadura. A mí me habló muy bien del canciller Roncagliolo, al cual no conocía antes de trabajar con él, que estuviera abierto a algunas ideas que obviamente no comparte. Yo tampoco comparto algunas ideas con él, pero creo que eso debería ser la política. Yo no pienso como él, él no piensa como yo, pero podemos llegar, en algunos temas, a puntos comunes.

−Parece que está en camino de convertirse en el hombre de derecha que prefiere la izquierda.
Sí, pues. No sé cuánto me prefiera la derecha ahora.

−Esta semana estuvo en el programa de Pedro Salinas y comentaban que, antes de la entrevista en Panorama, el presidente había mantenido un silencio muy prolongado. Y usted atribuyó esto a que hay una prensa "poco imaginativa" y un "poco ociosa" que no le hace las preguntas que corresponden, ¿en realidad cree que estamos haciendo tan mal nuestro trabajo?
Bueno, creo que todos, yo también soy periodista, esa también es una autocrítica. Creo que se han acostumbrado a hacer un periodismo político farandulesco, sin tener la imaginación para abordar temas de Estado. Si tenemos un presidente que dice: "Yo solo hablo de temas importantes y de Estado, y si me preguntan sobre mi hermano o mi cuñada no voy a hablar", entonces preguntémosle de temas de Estado. Si uno le pregunta de temas importantes ya no habrá pretexto para que no hable. Lo que pasa es que los periodistas cada vez son más ociosos, menos cultos y no tienen temas. Los únicos temas son que Antauro se fumó un porro o que dejó entrar a la rubia, o que el papá dijo una cosa. Mire, esos temas pueden ser interesantes...

−Pero está claro que usted no se muere por saber del porro de Antauro.
¡Me importa un pepino! A mí qué me interesa.

−¿Usted no ha fumado nunca un porro?
(Sonríe) Voy a acogerme a la Quinta Enmienda de Estados Unidos antes de responder eso (se ríe). Mire, temas de Estado hay varios y hay que preguntarle por ellos al presidente.

−Ahora, ¿no cree que si no abordamos esos temas le hacemos un favor al presidente? Es decir, se queda sin responder por qué en campaña decía que en Cajamarca había que escoger entre agua y oro, y ahora parece creer lo contrario. Y también podríamos recordarle que ya como presidente tuvo una posición sobre la deuda tributaria de Telefónica, que parece haber cambiado después de su viaje a Madrid.
Son un ejemplo, son temas de Estado. Habría que decirle qué es lo que le hizo cambiar de opinión sobre tal o cual tema. Ya le dije, hay temas, lo que pasa es que hay que pensarlos. Ahora, hay otra cosa, tal vez los temas de Estado no vendan publicidad ni avisaje y lo de Antauro y el papá sí. Pero ese es otro tema, es un tema comercial. Ahora, yo noté que la entrevista que le hicieron al presidente, un día domingo, después de ochenta y tantos días sin hablar, no fue acompañada por la audiencia. Entonces, hay un divorcio entre lo que la gente quiere y lo que nosotros, los periodistas, deseamos.

−¿Qué le preguntaría usted al presidente?
Yo le preguntaría si acaso él cree que el pragmatismo se ha convertido en una ideología.

−Bueno, mejor no se lo pregunte. A lo mejor le dice que se siente cercano al fujimorismo.
Sí, pero sería un gran titular...

−Dígame, ¿como hombre de derecha se siente representado por alguno de los partidos inscritos en el Jurado Nacional de Elecciones?
No estoy inscrito en él, pero siempre he tenido una afinidad por el Partido Popular Cristiano. Me parecen injustas las críticas que le hacen. Es el único partido de derecha institucional...

−Pero no salen de su burbuja limeña...
Eso sí, pero yo no los estoy defendiendo. Lo que estoy diciendo es que es un partido orgánico, que ha sobrevivido a varias tempestades y ha estado a punto de llegar a segunda vuelta.

−Hace poco leí una columna suya en la que decía que entendía la reacción de la pareja de esposos que golpeó al hijo de Celine Aguirre por su insolencia, y eso me hizo recordar otra columna, también suya, en la que contaba cómo puso en su lugar a unos skaters de unas cuantas cachetadas, ¿siempre ha pensado que las cosas con los muchachos se resuelven a los sopapos?
No, yo no he dicho eso. Lo que he dicho es que cuando ya se llega a un extremo, a mí no me parece mal un castigo físico. Yo no estoy avalando para nada que alguien queme o corte a los niños. Hay alguien que puede jalar la pita por ese lado. Si sale la noticia de un niño quemado, alguien puede decirme: "Tu apoyas ese tipo de cosas". Y eso no es así. Esa es una causa falsa. Si todo el mundo cree que los niños son santos y que hay que sobarles la cabecita hagan lo que hagan, eso está en la libertad de la gente, pero yo, sinceramente, no lo veo así.

−Está claro que luego de esto no va a ser el vecino más popular del barrio.
Sí, no me importa ser impopular después de todo lo que ha pasado.

Emilio Camacho

Fuente: http://diario16.pe/noticia/15198-no-sabaia-que-inglaterra-tenaia-tantos-saobditos-honorarios-en-el-perao

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