El
crecimiento sostenido que tiene el Perú en los últimos años está
encontrando serias limitantes cuando intenta incorporar nuevas
capacidades profesionales para mejorar nuestra competitividad. Esta
escasez la vemos tanto en la tarea de los headhunters en sus procesos de
búsqueda, como también lo constatan las empresas que tienen serias
dificultades para encontrar técnicos, obteniendo un personal cada vez
más caro, que claro, en otras circunstancias debiera ser motivo de...
satisfacción. Pero la otra cara de la moneda es el drama que tienen las personas de escasa formación que no encuentran empleo y si lo obtienen, es de baja remuneración o en la informalidad, ya que son pocas las habilidades que pueden ofrecer.
La raíz del problema se encuentra en que tenemos al grupo mayoritario de nuestra población económicamente activa -PEA- con una pobre formación debido a la pésima calidad educativa de nuestras escuelas públicas y a la estafa que representa muchas veces la oferta de educación superior, tanto pública como privada, que expulsa al mercado a profesionales que en algunos casos nunca han leído un libro, aunque esto pueda sonar exagerado. Esa pobre formación que han recibido proviene de profesores que tampoco reúnen los conocimientos necesarios para enseñar y todo indica que como vamos, esto no va a cambiar en los próximos años. Entonces, ¿qué hacemos ante esta evidencia?
En otros países se está viviendo una experiencia contraria a la nuestra: no hay crecimiento ni empleo y se cuenta con un ejército de profesionales muy bien formados. Pero nuestra reflexión no es tan primaria como para plantear ofrecer empleo a los mejores desempleados del exterior, sino más bien en organizar un programa para evaluar la oportunidad que nos ofrece esa difícil situación por la que ellos atraviesan. Es el caso, por ejemplo, del 52% de jóvenes españoles que no consiguen empleo a pesar de su buena formación técnica o profesional; podemos promover a un grupo de ellos para que vengan a fortalecer la enseñanza escolar en provincias, que es imposible de mejorar si seguimos confiando en que los maestros del SUTEP se van a capacitar. Asimismo, estos profesionales podrían dictar en las universidades públicas que han proliferado, pero que no cuentan con docentes hábiles para hacerse cargo de la enseñanza.
Esta iniciativa nos permitiría ganar una generación en cuanto a formación educativa se refiere, con los beneficios incalculables en costo de oportunidad para el país. El programa piloto podría iniciarse invitando a jóvenes cooperantes del exterior que estén dispuestos a ejercer su primer empleo en centros educativos de las provincias del Perú y recibiendo honorarios similares a los que ofrece nuestro sector público. Esa inyección de frescura, conocimiento y abrazar las oportunidades que ofrecería el programa, nos permitiría contar con niños y jóvenes que tendrán una mejor formación y una mirada más moderna de la que actualmente se les está ofreciendo. Los jóvenes cooperantes habrán tenido también la oportunidad de tener una experiencia social enriquecedora y haber accedido a un primer empleo que ayudará a su empleabilidad futura.
Por: Jorge Melo Vega, Gerente General de Responde.
Fuente: http://lamula.pe/2012/12/12/y-por-que-no-importar-talentos/responde
satisfacción. Pero la otra cara de la moneda es el drama que tienen las personas de escasa formación que no encuentran empleo y si lo obtienen, es de baja remuneración o en la informalidad, ya que son pocas las habilidades que pueden ofrecer.
La raíz del problema se encuentra en que tenemos al grupo mayoritario de nuestra población económicamente activa -PEA- con una pobre formación debido a la pésima calidad educativa de nuestras escuelas públicas y a la estafa que representa muchas veces la oferta de educación superior, tanto pública como privada, que expulsa al mercado a profesionales que en algunos casos nunca han leído un libro, aunque esto pueda sonar exagerado. Esa pobre formación que han recibido proviene de profesores que tampoco reúnen los conocimientos necesarios para enseñar y todo indica que como vamos, esto no va a cambiar en los próximos años. Entonces, ¿qué hacemos ante esta evidencia?
En otros países se está viviendo una experiencia contraria a la nuestra: no hay crecimiento ni empleo y se cuenta con un ejército de profesionales muy bien formados. Pero nuestra reflexión no es tan primaria como para plantear ofrecer empleo a los mejores desempleados del exterior, sino más bien en organizar un programa para evaluar la oportunidad que nos ofrece esa difícil situación por la que ellos atraviesan. Es el caso, por ejemplo, del 52% de jóvenes españoles que no consiguen empleo a pesar de su buena formación técnica o profesional; podemos promover a un grupo de ellos para que vengan a fortalecer la enseñanza escolar en provincias, que es imposible de mejorar si seguimos confiando en que los maestros del SUTEP se van a capacitar. Asimismo, estos profesionales podrían dictar en las universidades públicas que han proliferado, pero que no cuentan con docentes hábiles para hacerse cargo de la enseñanza.
Esta iniciativa nos permitiría ganar una generación en cuanto a formación educativa se refiere, con los beneficios incalculables en costo de oportunidad para el país. El programa piloto podría iniciarse invitando a jóvenes cooperantes del exterior que estén dispuestos a ejercer su primer empleo en centros educativos de las provincias del Perú y recibiendo honorarios similares a los que ofrece nuestro sector público. Esa inyección de frescura, conocimiento y abrazar las oportunidades que ofrecería el programa, nos permitiría contar con niños y jóvenes que tendrán una mejor formación y una mirada más moderna de la que actualmente se les está ofreciendo. Los jóvenes cooperantes habrán tenido también la oportunidad de tener una experiencia social enriquecedora y haber accedido a un primer empleo que ayudará a su empleabilidad futura.
Por: Jorge Melo Vega, Gerente General de Responde.
Fuente: http://lamula.pe/2012/12/12/y-por-que-no-importar-talentos/responde
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