La titular de Cultura cantó en Nueva York y, luego, se fue a Washington DC para firmar convenios. Conversamos con ella en la Gran Manzana.
La ministra habló del trabajo que tiene por delante en el sector. (USI)
Por José Gabriel Chueca
Desde Nueva York
“Yo estaba en mi casa cuando me llamó Salomón Lerner Ghitis. Él me dijo: “El presidente Ollanta Humala te invita a formar parte del gabinete como ministra de Cultura’. Déjame que me siente, le dije. Y me senté un ratito. Tenía que pensarlo. Fui donde Ricardo (Pereira), que es mi… mi cómplice, y le conté. Y él me dijo que tenía que aceptar, que era lo que me tocaba en la vida, que era la culminación de lo que había venido haciendo”, cuenta Susana Baca. Hablamos antes de ayer, después de su concierto en Nueva York. Revise la reseña que ayer publicó el New York Times.
Trabajaba en su casa y en su estudio. ¿Dónde queda ahora su nueva oficina?
La oficina está en lo que era el Museo de la Nación. Es triste porque el museo ya no existe. La maqueta enorme a escala de Machu Picchu que había en la entrada no sé dónde está. Es como un desierto. Ahora, poco a poco, y antes de fin de año, vamos a reconstruir el...
Museo de la Nación porque es un lugar muy importante. Muchas veces me crucé con grupos de niños caminando ahí y, para ellos, tenía un significado ver todo esto.
¿Ya tiene agenda?
Yo comparo el ministerio con un niño gateando, que se choca, que no camina aún. Le falta una política. Y falta la Ley de Cultura, que vamos a proponer. Además, me siento mal de tener elencos tan mal pagados. Entonces, me pongo a pedir más presupuesto. Paso donde el ministro de Economía y le digo: “Soy la ministra mendiga, no tengo ni para los cueros del tambor”. Él se ríe.
¿Cuál es la relación entre el Ministerio y el Instito Nacional de Cultura?
El Instituto Nacional de Cultura ha quedado dentro del ministerio. El Viceministerio de Patrimonio e Industria Cultural me parece demasiado. Solo patrimonio es muchísimo trabajo. Ahí está el grupo de arqueólogos que tienen que dar el visto bueno para construcciones. Tenemos dramas con cada carretera. El país entero es una huaca. Es una bendición y, a la vez, algo que estorba. Pero eso tiene que hacerse con cuidado, respetando a los pueblos. Por eso, la Ley de Consulta es fundamental. Yo no sé si el Congreso ha entendido la importancia de consultar a los pueblos indígenas por donde pasan las carreteras y las exploraciones para explotación mineral. (N.R.: La ley fue finalmente aprobada ayer)
Este trabajo no va a ser fácil…
No. Y ya siento que me absorbe y que me va a quitar la posibilidad de cantar. Por eso esta noche ha sido tan importante para mí. Yo he sentido que me volteaba realmente al revés, que mis vísceras se salían, que quedaban por ahí, en el escenario. La música tiene ese poder curador, limpiador. Y creo que la gente lo ha sentido así. Me han pedido un bis, y otro, y otro. Y ya no hemos podido. Hemos tenido que salir y dejarlos gritando.
Hablando de consultas, hace poco pusieron un Cristo en su barrio, en Chorrillos…
Es un escándalo. No es nada contra Cristo, pero el barrio es la casa de uno y es como si, de pronto, alguien pusiera un mueble que uno no quiere. Me parece una actitud prepotente. Además, quedó muy pequeño. Y le han puesto luces psicodélicas. La gente cree que eso es modernidad. No es posible. Ni que el alcalde ponga una cosa de plástico en medio de la Plaza de Armas del Cusco, en medio de esas iglesias increíbles. Están negando el panorama de los cusqueños. Es mucha prepotencia. Una cosa patológica. Son para el psiquiatra.
¿No teme resultar “quemada” en este cargo?
Cuando el presidente Ollanta Humala me dice “Susana, usted es la inclusión’, y me pide no fallarle, me parece muy sincero. Él piensa que yo tengo el sentimiento, el compromiso espiritual, para hacer las cosas que necesitamos. Yo me enfrenté al racismo. Y creo que lo he pisado. Yo tengo esa fuerza. Pero fue muy doloroso para mí leer todo lo que salió en Internet después de la primera vuelta y descubrir que este país todavía tiene gente que rechaza a otra por diferente. Había calificativos terribles. Uno siente el racismo. Eso, para mí, es una herida. Estoy pensando cómo luchar contra eso, cómo verter lo que yo hice con mi propia vida, que los segregados se sientan como yo me sentí, que lo enfrenten, exorcicen todo y salgan adelante sin odio, sin enfrentamiento.
Últimamente, la gente cree que sentarse a comer basta para hacer Patria, pero la cultura es mucho más que eso, ¿no le parece?
Tiene razón, es mucho más que eso. Pero la gastronomía es fruto de nuestra diversidad. Hay gente que ve los rostros y dice: “Cómo esa gente cobriza, esa gente negra, va a representar el Perú’. Pero esa misma gente prueba la comida y se maravilla de las papitas y del olluco. Esa es la diversidad y lo que nos permite tener una comida de primer nivel. Así hay que pensar, pero con las personas. El Perú es una gran causa maravillosa llena de colores y sabores.
¿Qué acuerdos ha establecido con el Instituto Smithsoniano en Wahisngton DC?
El Smithsonian me invitó el año pasado y este año regresé como ministra. Hemos logrado un convenio, que será firmado en octubre en el Perú, de asistencia para formar profesionales en museos mediante talleres y para la realización de inventarios de patrimonio inmaterial. El Smithsonian va a inaugurar un gran museo de la cultura afroamericana, que abordará la diáspora africana mundial, y quiere que el Perú forme parte de ese museo. Y en el Perú vamos a tener una sala de la africanidad en el Museo de la Nación.
Fuente: http://peru21.pe/noticia/1163964/susana-baca-soy-ministra-mendiga
Desde Nueva York
“Yo estaba en mi casa cuando me llamó Salomón Lerner Ghitis. Él me dijo: “El presidente Ollanta Humala te invita a formar parte del gabinete como ministra de Cultura’. Déjame que me siente, le dije. Y me senté un ratito. Tenía que pensarlo. Fui donde Ricardo (Pereira), que es mi… mi cómplice, y le conté. Y él me dijo que tenía que aceptar, que era lo que me tocaba en la vida, que era la culminación de lo que había venido haciendo”, cuenta Susana Baca. Hablamos antes de ayer, después de su concierto en Nueva York. Revise la reseña que ayer publicó el New York Times.
Trabajaba en su casa y en su estudio. ¿Dónde queda ahora su nueva oficina?
La oficina está en lo que era el Museo de la Nación. Es triste porque el museo ya no existe. La maqueta enorme a escala de Machu Picchu que había en la entrada no sé dónde está. Es como un desierto. Ahora, poco a poco, y antes de fin de año, vamos a reconstruir el...
Museo de la Nación porque es un lugar muy importante. Muchas veces me crucé con grupos de niños caminando ahí y, para ellos, tenía un significado ver todo esto.
¿Ya tiene agenda?
Yo comparo el ministerio con un niño gateando, que se choca, que no camina aún. Le falta una política. Y falta la Ley de Cultura, que vamos a proponer. Además, me siento mal de tener elencos tan mal pagados. Entonces, me pongo a pedir más presupuesto. Paso donde el ministro de Economía y le digo: “Soy la ministra mendiga, no tengo ni para los cueros del tambor”. Él se ríe.
¿Cuál es la relación entre el Ministerio y el Instito Nacional de Cultura?
El Instituto Nacional de Cultura ha quedado dentro del ministerio. El Viceministerio de Patrimonio e Industria Cultural me parece demasiado. Solo patrimonio es muchísimo trabajo. Ahí está el grupo de arqueólogos que tienen que dar el visto bueno para construcciones. Tenemos dramas con cada carretera. El país entero es una huaca. Es una bendición y, a la vez, algo que estorba. Pero eso tiene que hacerse con cuidado, respetando a los pueblos. Por eso, la Ley de Consulta es fundamental. Yo no sé si el Congreso ha entendido la importancia de consultar a los pueblos indígenas por donde pasan las carreteras y las exploraciones para explotación mineral. (N.R.: La ley fue finalmente aprobada ayer)
Este trabajo no va a ser fácil…
No. Y ya siento que me absorbe y que me va a quitar la posibilidad de cantar. Por eso esta noche ha sido tan importante para mí. Yo he sentido que me volteaba realmente al revés, que mis vísceras se salían, que quedaban por ahí, en el escenario. La música tiene ese poder curador, limpiador. Y creo que la gente lo ha sentido así. Me han pedido un bis, y otro, y otro. Y ya no hemos podido. Hemos tenido que salir y dejarlos gritando.
Hablando de consultas, hace poco pusieron un Cristo en su barrio, en Chorrillos…
Es un escándalo. No es nada contra Cristo, pero el barrio es la casa de uno y es como si, de pronto, alguien pusiera un mueble que uno no quiere. Me parece una actitud prepotente. Además, quedó muy pequeño. Y le han puesto luces psicodélicas. La gente cree que eso es modernidad. No es posible. Ni que el alcalde ponga una cosa de plástico en medio de la Plaza de Armas del Cusco, en medio de esas iglesias increíbles. Están negando el panorama de los cusqueños. Es mucha prepotencia. Una cosa patológica. Son para el psiquiatra.
¿No teme resultar “quemada” en este cargo?
Cuando el presidente Ollanta Humala me dice “Susana, usted es la inclusión’, y me pide no fallarle, me parece muy sincero. Él piensa que yo tengo el sentimiento, el compromiso espiritual, para hacer las cosas que necesitamos. Yo me enfrenté al racismo. Y creo que lo he pisado. Yo tengo esa fuerza. Pero fue muy doloroso para mí leer todo lo que salió en Internet después de la primera vuelta y descubrir que este país todavía tiene gente que rechaza a otra por diferente. Había calificativos terribles. Uno siente el racismo. Eso, para mí, es una herida. Estoy pensando cómo luchar contra eso, cómo verter lo que yo hice con mi propia vida, que los segregados se sientan como yo me sentí, que lo enfrenten, exorcicen todo y salgan adelante sin odio, sin enfrentamiento.
Últimamente, la gente cree que sentarse a comer basta para hacer Patria, pero la cultura es mucho más que eso, ¿no le parece?
Tiene razón, es mucho más que eso. Pero la gastronomía es fruto de nuestra diversidad. Hay gente que ve los rostros y dice: “Cómo esa gente cobriza, esa gente negra, va a representar el Perú’. Pero esa misma gente prueba la comida y se maravilla de las papitas y del olluco. Esa es la diversidad y lo que nos permite tener una comida de primer nivel. Así hay que pensar, pero con las personas. El Perú es una gran causa maravillosa llena de colores y sabores.
¿Qué acuerdos ha establecido con el Instituto Smithsoniano en Wahisngton DC?
El Smithsonian me invitó el año pasado y este año regresé como ministra. Hemos logrado un convenio, que será firmado en octubre en el Perú, de asistencia para formar profesionales en museos mediante talleres y para la realización de inventarios de patrimonio inmaterial. El Smithsonian va a inaugurar un gran museo de la cultura afroamericana, que abordará la diáspora africana mundial, y quiere que el Perú forme parte de ese museo. Y en el Perú vamos a tener una sala de la africanidad en el Museo de la Nación.
Fuente: http://peru21.pe/noticia/1163964/susana-baca-soy-ministra-mendiga
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