La vitalidad de la literatura

Es sabido que para Mario Vargas Llosa la lectura de ficciones cumple un papel político fundamental. En Madrid, al presentar la edición conmemorativa por los 50 años de “La ciudad y los perros”, lo repitió con estas palabras: “Una sociedad impregnada de buena literatura es más exigente con el mundo en el que vive y con las instituciones que la gobiernan; exige más porque sueña más, porque desea más”.

"Mario Vargas Llosa presentó en Madrid la edición cincuentenaria de “La ciudad y los perros”. "

Este libro, trabajo conjunto de las veintidós Academias de la Lengua Española y la editorial Alfaguara, ha sido revisado cuidadosamente por...
el Premio Nobel de Literatura 2010, quien ha dicho sentir “nostalgia” al releer esta ficción basada en su paso por la escuela militar Leoncio Prado.

Esta nueva edición ha sido “actualizada” eliminando erratas, adaptándola a las normas gramaticales y ortográficas actuales, y la sección crítica reúne ensayos y estudios del presidente de la Academia Peruana de la Lengua, Marco Martos; el escritor español Javier Cercas, y el exdirector de la Real Academia Española de la Lengua, Víctor García de la Concha, entre otros.

En su disertación, Vargas Llosa recordó que en España tuvo problemas para publicarla en el régimen de Francisco Franco. La censura, recordó, consistió en modificar frases del texto original, como “burdel” por “prostíbulo” o “vientre de ballena” por “vientre de cetáceo”, cambios que no respetó en la segunda edición.

Según el Nobel arequipeño, esta obra y otras de autores como Gabriel García Márquez o Carlos Fuentes surgieron en un contexto de incertidumbre política y social, como el que vive ahora España: “Ahora que estamos viviendo un periodo de gran inseguridad, de gran confusión, de gran incertidumbre; desde el punto de vista literario, desde el punto de vista cultural, no es malo. Creo que es más bien un tiempo muy propicio para grandes empresas creativas”. Cuando escribió esta novela, Vargas Llosa no tenía idea de que duraría 50 años. “Creo que la literatura deja una huella en la vida”, dijo: “Cuando yo era joven y escribí ‘La ciudad y los perros’ nunca pensé que llegaría a tener 50 años. Me alegro mucho que la suerte me haya acompañado y la novela sigua viva y a lo mejor me entierran y sigue viva, que es lo que quisiera cualquier escritor para su obra”.