Lo mejor, las ganas de no perder. Lo peor, la imposibilidad de ganar. Esto fue lo que nos dejó la derrota
(Reuters)
LO BUENO
Guerrero(s). Paolo destacó por sobre todos por lucharla. Acabó golpeado y con la camiseta estirada de tanto jaloneo. No se amilanó ante nada y solo le faltó el gol. Hasta se inventó un par de jugadas en ataque ante la falta de posibilidades. Pero no solo él, varios de sus compañeros lucharon disciplinadamente en un primer tiempo “a pesar de sus propias limitaciones”, como dice Markarián. Ejemplos de ello son Ramírez, Cruzado, Galliquio y Álvarez.
El colectivo. Por varios pasajes del partido, Perú se pareció muchísimo al Perú de...
la Copa América. Ordenadísimo atrás, rápidos y correctos en la volante y vehementes arriba. El equipo, en la primera parte, hizo una presentación muy buena a la que solo le faltó el gol (generamos dos ocasiones claras, la de Carrillo y otra de Ramírez). En el segundo tiempo, tras el gol, el equipo solo mostró ganas y amor propio, y bastante desorden para intentar empatar, y luego ganar.
La gente. Como siempre, diez puntos: llegaron tempranito (sin banderas ni bombardas) y alentaron durante todo el partido. Hasta Markarián se fue diciendo que estaba triste por los fanáticos que pagaron hasta 300 soles por ver a la bicolor vencer y que gritaban “sí se puede”. Al final no se pudo.
LO MALO
La falta de reacción. No solo fue error de los jugadores, que tras el gol se desordenaron en busca del empate y nunca pudieron entrar en una defensa que no pareció tan difícil. Los cambios llegaron tarde y, tras aquel fatídico minuto 51, los muchachos de Markarián no supieron cómo salir del 0-1.
Los cambios. Solo para poner un ejemplo: Chiroque –otrora héroe de la Copa América– acabó jugando en todas las posiciones de ataque y en ninguna, a la vez. Arrancó detrás de Carrillo y acabó jugando de punta, por la izquierda. Markarián sorprendió a todos haciendo que el primer cambio sea el ingreso de Chiroque y no el de Ruidíaz, que entró después y nunca encontró un lugar en la cancha. Finalmente, el propio Markarián confesó que no quería poner a Farfán, pero que este le pidió jugar (¿?).
Fallas clave. En un partido en el que se iban a generar poquísimas opciones, la selección no supo concretar las que tuvo. En la más clara, Carrillo se llenó de pelota y acabó perdiendo el balón en el mano a mano. En defensa, igual: Revoredo falló en el gol con una inocencia que nos dejó desarmados.
LO FEO
Las respuestas de Markarián. En declaraciones a CMD, al final del partido, le pegó al árbitro. En conferencia de prensa, dijo que no quería hablar de él y que, seguramente, los periodistas somos los que debemos saber cómo se manejan los tiempos de los partidos. “No voy a hablar” ha resultado una muletilla conveniente para no tocar temas incómodos. ¿De qué quiere hablar, profe?
Guerrero(s). Paolo destacó por sobre todos por lucharla. Acabó golpeado y con la camiseta estirada de tanto jaloneo. No se amilanó ante nada y solo le faltó el gol. Hasta se inventó un par de jugadas en ataque ante la falta de posibilidades. Pero no solo él, varios de sus compañeros lucharon disciplinadamente en un primer tiempo “a pesar de sus propias limitaciones”, como dice Markarián. Ejemplos de ello son Ramírez, Cruzado, Galliquio y Álvarez.
El colectivo. Por varios pasajes del partido, Perú se pareció muchísimo al Perú de...
la Copa América. Ordenadísimo atrás, rápidos y correctos en la volante y vehementes arriba. El equipo, en la primera parte, hizo una presentación muy buena a la que solo le faltó el gol (generamos dos ocasiones claras, la de Carrillo y otra de Ramírez). En el segundo tiempo, tras el gol, el equipo solo mostró ganas y amor propio, y bastante desorden para intentar empatar, y luego ganar.
La gente. Como siempre, diez puntos: llegaron tempranito (sin banderas ni bombardas) y alentaron durante todo el partido. Hasta Markarián se fue diciendo que estaba triste por los fanáticos que pagaron hasta 300 soles por ver a la bicolor vencer y que gritaban “sí se puede”. Al final no se pudo.
LO MALO
La falta de reacción. No solo fue error de los jugadores, que tras el gol se desordenaron en busca del empate y nunca pudieron entrar en una defensa que no pareció tan difícil. Los cambios llegaron tarde y, tras aquel fatídico minuto 51, los muchachos de Markarián no supieron cómo salir del 0-1.
Los cambios. Solo para poner un ejemplo: Chiroque –otrora héroe de la Copa América– acabó jugando en todas las posiciones de ataque y en ninguna, a la vez. Arrancó detrás de Carrillo y acabó jugando de punta, por la izquierda. Markarián sorprendió a todos haciendo que el primer cambio sea el ingreso de Chiroque y no el de Ruidíaz, que entró después y nunca encontró un lugar en la cancha. Finalmente, el propio Markarián confesó que no quería poner a Farfán, pero que este le pidió jugar (¿?).
Fallas clave. En un partido en el que se iban a generar poquísimas opciones, la selección no supo concretar las que tuvo. En la más clara, Carrillo se llenó de pelota y acabó perdiendo el balón en el mano a mano. En defensa, igual: Revoredo falló en el gol con una inocencia que nos dejó desarmados.
LO FEO
Las respuestas de Markarián. En declaraciones a CMD, al final del partido, le pegó al árbitro. En conferencia de prensa, dijo que no quería hablar de él y que, seguramente, los periodistas somos los que debemos saber cómo se manejan los tiempos de los partidos. “No voy a hablar” ha resultado una muletilla conveniente para no tocar temas incómodos. ¿De qué quiere hablar, profe?
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