En los años 80, Martín Scheuch conoció a Juan Luis Cipriani cuando estudiaba
teología en Lima. Actualmente radica en Alemania y al enterarse de la no
renovación de las licencias ministeriales al padre Gastón Garatea para que este
ejerza la actividad pastoral, decidió escribirle una carta al cardenal. Scheuch
le recuerda al arzobispo de Lima que siempre le gustó estar de lado de los
poderosos. Esta misiva fue publicada en su blog http://
laguitarrarota.blogspot.com/
Estimado Juan Luis:
Soy un católico creyente, miembro de la misma Iglesia de la cual tú formas
parte, hermano tuyo en la fe, partícipe del mismo Espíritu. Alguna vez fui
miembro de la grey confiada a tu cuidado pastoral en la arquidiócesis de Lima.
Gracias a mis estudios teológicos llegué a conocerte personalmente. Recuerdo
cuando yo era un estudiante de teología en la Facultad de Teología Pontificia y
Civil de Lima y tú un joven sacerdote encargado de dictar el curso de Teología
Moral.
Recuerdo también que...
cuando algunos alumnos, candidatos al sacerdocio, te
proponían problemas referentes a cuestiones éticas límite, en vez de acoger las
preguntas para estimular el pensamiento y suscitar una reflexión profunda que
abordara el tema en toda su complejidad, buscabas la manera de refutar los
planteamientos de esos alumnos con citas del Magisterio de la Iglesia y la
Tradición, derrotarlos intelectualmente y forzarlos a callar. No aguantabas
pulgas, mi estimado Juan Luis. Ya desde entonces mostrabas poca disposición
hacia el diálogo respecto a quienes supuestamente discrepaban contigo.
Es cierto que el Derecho Canónico te reconoce como pastor la potestad de
retirarle las licencias ministeriales, es decir, la potestad de ejercer
actividades pastorales, a cualquier clérigo dentro de tu jurisdicción
eclesiástica, si crees que hay motivos suficientes. El problema es que en el
caso del P. Gastón Garatea, tú no has explicado cuáles son esos “motivos
suficientes” de manera oficial, aunque extraoficialmente se ha difundido que son
ciertas declaraciones que ha hecho este sacerdote respecto al celibato
sacerdotal y la unión civil de homosexuales.
Asimismo, se ha dicho que la sanción se debe a “su público apoyo a la agenda
gay”. Todo esto son meras interpretaciones antojadizas, conclusiones subjetivas
basadas en una ideología religiosa extremista y maniquea. Y tú no has comentado
nada al respecto ni te has despeinado, mi estimado Juan Luis, permitiendo que se
macule impunemente la honra de un sacerdote cuya opción por el Evangelio y su
fidelidad a la Iglesia nunca han sido puestas en duda sino por grupos
conservadores que esgrimen sus interpretaciones particulares como si ellos
tuvieran el monopolio de la verdad y representaran a la Iglesia auténtica. Será
tal vez porque estás de acuerdo con este tipo de afirmaciones
sensacionalistas.
Contra un sencillo sacerdote que trabaja en tu arquidiócesis, el P. Garatea,
sí te atreves a hacer lo que te dé la gana, al no renovarle las licencias
ministeriales en tu circunscripción. Da la impresión de que quisieras dar una
señal a todos los demás sacerdotes de tu arquidiócesis. ¡Tengan cuidado con lo
que digan, pues si no, ya verán lo que les pasa!
¿Es que acaso sobran los sacerdotes en tu arquidiócesis? ¿Implica tu decisión
una sanción al P. Garatea, o más bien a las comunidades que él atiende
pastoralmente? Pues les estás quitando a esos fieles la asistencia pastoral y
sacramental de un sacerdote que ha expresado su voluntad de vivir el celibato y
que ha dado muestras de “respeto, compasión y delicadeza” hacia las personas
homosexuales, como lo manda la Iglesia, y que además ha manifestado su
compromiso con lo social y los derechos humanos a través de su participación en
la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza y la Comisión de la
Verdad y Reconciliación. Si bien el Informe Final de esta comisión valora muy
bien el papel de la lglesia católica durante el período de violencia 1980-2000
en el Perú, tú, mi estimado Juan Luis, eres de los pocos que salen mal parados,
con hechos que no han sido inventados y están bien documentados, los cuales a
mí, como católico creyente, me siguen causando vergüenza.
¿No te parece injusto, Juan Luis, más aún cuando a ti desde hace más de una
década –no seis años– se te ha llamado la atención por ponerte del lado de
dictadores, presidentes corruptos, algunos militares y policías responsables de
matanzas, y poquísimas veces del lado de las víctimas de los abusos? ¿Cuándo
levantaste tu voz en contra de las esterilizaciones masivas realizadas a la
fuerza por el gobierno de Fujimori? ¿No justificaste de alguna manera la muerte
de campesinos inocentes cuando eras obispo de Ayacucho porque “en toda guerra
debe haber muertos”?
¡Veo que te sigues poniendo del lado de los poderosos, independientemente de
cuál sea su catadura moral! Se me vienen a la memoria las imágenes propaladas
por Canal N el 28 de julio del año 2000, donde se te veía a ti recibiendo en la
Catedral con sonrisas cómplices y gestos cordiales al presidente Fujimori,
culpable de delitos de lesa humanidad, mientras en el centro de Lima ardía
Troya, sin que eso te haya importado un comino. Ni entonces ni ahora.
El P. Gastón Garatea no ha dado ningún mal ejemplo, ha sido para muchos un
estímulo para seguir el camino que Jesús nos indicó, haciendo uso de la libertad
de expresión ha dado su opinión en asuntos que no afectan nada esencial dentro
de la doctrina de la Iglesia, y tú le quitas las licencias para ejercer su
ministerio sacerdotal en tu arquidiócesis. No lo entiendo. Espero que
reflexiones y reconsideres la decisión que has tomado. Sería algo bonito,
simpático, un gesto de buena voluntad, que lo hagas. Y además, que pidas
disculpas”. Tu hermano en Cristo Martín Scheuch
Fuente: http://diario16.pe/noticia/16872-seraia-algo-bonito-cipriani-que-pidas-disculpas
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