Por Miguel Sarria
Doña Bertha, de 63 años, respondió el teléfono. “Tenemos secuestrado a tu hijo Martín”, le señalaron del otro lado de la línea. De pronto, una pausa y luego escuchó a otra persona: “Mamá, por favor, dales lo que te piden. Me están torturando, te lo ruego”, le dijo llorando el supuesto Martín.
La mujer se quedó pasmada. Los mensajeros se dieron cuenta de su desesperación, y la amenazaron: “Tienes una hora para depositar 5 mil soles a este número de cuenta… De lo contrario, descuartizaremos a tu hijo”. Antes de cortar, le hacen escuchar a doña Bertha las súplicas y gritos.
La mujer reacciona de inmediato y llama a toda su familia para juntar el dinero. Por suerte, uno de sus parientes reacciona y decide llamar al celular de Martín. Vaya sorpresa, el muchacho estaba en la universidad, sano y salvo.
Esta escena se está repitiendo diariamente en la capital. Se trata de una nueva modalidad criminal conocida como falso secuestro y, según los reportes policiales, se ha incrementado.
El director del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (Conasec), general PNP (r) Eduardo Pérez Rocha explica que este delito es el más recurrente por la facilidad para obtener el dinero, el vacío legal que existe para sancionarlo y, además, porque es difícil identificar a los responsables.
Además del falso secuestro, las bandas también operan haciéndose pasar como agentes de la PNP. Llaman a las casas para informar que algún familiar ha sido detenido por posesión de drogas y piden una ‘coima’ para liberarlos. (Ver esquema de la derecha).
CÓMO ACTÚAN. Fuentes policiales indican que las bandas obtienen información de sus ‘blancos’ a través de la ‘ingeniería social’, que consiste en conseguir datos haciéndose pasar, por ejemplo, como trabajadores de empresas de telefonía o de bancos.
“Llaman para ‘actualizar’ los datos. Preguntan nombre completo, dirección, fecha de nacimiento, nombre de familiares y hasta hobbies”, comenta un informante .
Esta data también la consiguen mediante encuestas callejeras en las puertas de los cines. Una vez que se llena el sondeo, los delincuentes, vestidos muy formales, piden apagar el celular durante la función. Los hampones tienen dos horas para extorsionar a los familiares de la su víctima, mientras que el teléfono se encuentre apagado.
Finalmente, los malhechores se proveen de información comprando, en el mercado negro informático, CD con la base de datos de empresas privadas y públicas. Otros tienen cómplices en instituciones.
LOS MÁS AVEZADOS. La mayoría de llamadas de los falsos plagios es realizada desde los penales, afirma el ex director de la Policía Nacional, Gustavo Carrión Zavala. Sin embargo, afirma que identificar a los responsables es casi imposible.
Levantar el secreto de las comunicaciones a los autores de estos delitos tarda hasta nueve meses debido a la burocracia. Primero se debe tener la orden del juez y, luego, esperar a la empresa de telefonía.
A ello, se suma el problema de las líneas prepago. De acuerdo con información oficial del Organismo Supervisor de la Inversión Privada en las Telecomunicaciones (Osiptel), si bien es cierto, el 78% de usuarios con este tipo de servicio ya cumplió con registrarse, un millón de personas continúa con las líneas ‘clandestinas’.
El 1 de marzo de 2011, el servicio de estos celulares será anulado de forma definitiva. Mientras tanto, solo nos queda estar alerta. Ya sabe, si recibe una llamada alarmante, primero confirme su veracidad y luego tome medidas.
Doña Bertha, de 63 años, respondió el teléfono. “Tenemos secuestrado a tu hijo Martín”, le señalaron del otro lado de la línea. De pronto, una pausa y luego escuchó a otra persona: “Mamá, por favor, dales lo que te piden. Me están torturando, te lo ruego”, le dijo llorando el supuesto Martín.
La mujer se quedó pasmada. Los mensajeros se dieron cuenta de su desesperación, y la amenazaron: “Tienes una hora para depositar 5 mil soles a este número de cuenta… De lo contrario, descuartizaremos a tu hijo”. Antes de cortar, le hacen escuchar a doña Bertha las súplicas y gritos.
La mujer reacciona de inmediato y llama a toda su familia para juntar el dinero. Por suerte, uno de sus parientes reacciona y decide llamar al celular de Martín. Vaya sorpresa, el muchacho estaba en la universidad, sano y salvo.
Esta escena se está repitiendo diariamente en la capital. Se trata de una nueva modalidad criminal conocida como falso secuestro y, según los reportes policiales, se ha incrementado.
El director del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (Conasec), general PNP (r) Eduardo Pérez Rocha explica que este delito es el más recurrente por la facilidad para obtener el dinero, el vacío legal que existe para sancionarlo y, además, porque es difícil identificar a los responsables.
Además del falso secuestro, las bandas también operan haciéndose pasar como agentes de la PNP. Llaman a las casas para informar que algún familiar ha sido detenido por posesión de drogas y piden una ‘coima’ para liberarlos. (Ver esquema de la derecha).
CÓMO ACTÚAN. Fuentes policiales indican que las bandas obtienen información de sus ‘blancos’ a través de la ‘ingeniería social’, que consiste en conseguir datos haciéndose pasar, por ejemplo, como trabajadores de empresas de telefonía o de bancos.
“Llaman para ‘actualizar’ los datos. Preguntan nombre completo, dirección, fecha de nacimiento, nombre de familiares y hasta hobbies”, comenta un informante .
Esta data también la consiguen mediante encuestas callejeras en las puertas de los cines. Una vez que se llena el sondeo, los delincuentes, vestidos muy formales, piden apagar el celular durante la función. Los hampones tienen dos horas para extorsionar a los familiares de la su víctima, mientras que el teléfono se encuentre apagado.
Finalmente, los malhechores se proveen de información comprando, en el mercado negro informático, CD con la base de datos de empresas privadas y públicas. Otros tienen cómplices en instituciones.
LOS MÁS AVEZADOS. La mayoría de llamadas de los falsos plagios es realizada desde los penales, afirma el ex director de la Policía Nacional, Gustavo Carrión Zavala. Sin embargo, afirma que identificar a los responsables es casi imposible.
Levantar el secreto de las comunicaciones a los autores de estos delitos tarda hasta nueve meses debido a la burocracia. Primero se debe tener la orden del juez y, luego, esperar a la empresa de telefonía.
A ello, se suma el problema de las líneas prepago. De acuerdo con información oficial del Organismo Supervisor de la Inversión Privada en las Telecomunicaciones (Osiptel), si bien es cierto, el 78% de usuarios con este tipo de servicio ya cumplió con registrarse, un millón de personas continúa con las líneas ‘clandestinas’.
El 1 de marzo de 2011, el servicio de estos celulares será anulado de forma definitiva. Mientras tanto, solo nos queda estar alerta. Ya sabe, si recibe una llamada alarmante, primero confirme su veracidad y luego tome medidas.
Fuente: http://peru21.pe/noticia/662006/falsos-plagios-apoderan-lima
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