La campaña por la revocatoria de la alcaldesa Susana Villarán y de los 39 regidores del Concejo Provincial de Lima va adquiriendo un tono cada vez más propio de la “guerra sucia” mediática que desataba el aparato fujimorista en los años noventa, dejando de lado el siempre necesario debate sobre qué es lo mejor para la ciudad de Lima.
Desde la orilla de los potenciales revocados, en especial desde...
la mayoría que gobierna Lima, parecería que prima el desconcierto y que no hay capacidad alguna de respuesta frente a la campaña de demolición que lidera el abogado Marco Tulio Gutiérrez, acompañado por el aparato político del ex alcalde Luis Castañeda, un sector del fujimorismo, y el activo entusiasmo del Partido Aprista Peruano, cuya larga experiencia electoral incluye dos exitosas anticampañas: la que impidió la victoria de Mario Vargas Llosa en las elecciones presidenciales de 1990 y la derrota abrumadora del referéndum de integración regional en el 2005.
No es una sorpresa que se haya producido un alineamiento de este tipo, ya que justamente la sorpresiva elección de Susana Villarán en el año 2010, puso en cuestión el estilo de gestión autoritario y clientelar propio de los hoy revocadores, que había sido bastante eficaz en términos electorales, y que debido a situaciones inesperadas de aquella campaña llevaron al triunfo de una propuesta de centro izquierda, que planteaba cambios sustantivos en la manera de hacer política.
Sin embargo, el mecanismo de revocatoria, que era considerado casi imposible de aplicar en un distrito electoral del tamaño de Lima metropolitana, ha abierto la posibilidad de quebrar el proyecto municipal de la alcaldesa Villarán, en buena medida porque esta gestión de tan solo dos años no tiene la suficiente obra pública para mostrar a una ciudadanía que requiere con urgencia mejores servicios, pero que parece no tener la paciencia suficiente para esperar las reformas que se tienen que implementar. Pero justamente la campaña del NO tiene la obligación de dar respuesta a las preocupaciones de la ciudadanía, que es la que tendrá que decidir el próximo 17 de marzo si opta por la paciencia y ratifica en el cargo a la alcaldesa o abre la puerta a la incertidumbre que generaría un nuevo proceso electoral.
Frente a ello, los promotores del SI han optado por omitir el debate programático y poner en evidencia los errores cometidos por la gestión, así como por aquellos que se están cometiendo en la desordenada campaña del No. Pero como ello, al parecer, no es suficiente para la demolición, la campaña del SI está apelando a movilizar a la ciudadanía, con discursos racistas y homofóbicos, que muestran los poderosos reflejos autoritarios y conservadores de quienes los enuncian.
En Noticias SER queremos hacer un llamado a la ciudadanía a que rechace este tipo de discurso, venga de donde venga, ya que no le hace ningún bien ni a la ciudad, ni a quienes vivimos en ella, ni al resto del país, que es mudo testigo de una campaña tan carente de ideas. Es hora que las instituciones del Estado que tengan alguna competencia en la materia hagan un llamado de atención a quienes en el marco de esta campaña están atentando contra la dignidad –no de la alcaldesa o sus regidores y regidoras- sino de una ciudadanía que demanda inclusión y respeto a nuestra diversidad.
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