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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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sábado, 28 de mayo de 2011

Padre de Ciro: “Tengo que llorar a escondidas”

Colca, Arequipa, Valle del Colca, Desapariciones, Rosario Ponce López,  Ciro Castillo RojoCastillo

Ayer por la tarde, el hermano del estudiante de la Universidad Agraria Antonio Castillo Rojo llegó a Arequipa
(Fotos: USI)

MARÍA LUISA DEL RÍO
Enviada especial
Ciro Castillo Rojo padre sale de la fiscalía de Arequipa elegantísimo, pantalón gris, una camisa de rayas, un saco azul marino, un pañuelo guinda en el cuello y un sombrero de paja. Detrás de unos lentes negros brillan dos ojos que no pierden la esperanza.
El hombre cruza la pista y busca más pañuelos para su cuello en una tienda del centro de Arequipa. Cómo está, pregunta tonta pero necesaria. “No cansado pero sí expectante, todos los días pienso que hoy es el día que encontraremos a Ciro. Cualquier padre o madre dejaría todo para buscar a su hijo”.
Chivay está a tres horas y media en auto de Arequipa. Ahí vive ahora el doctor Ciro, en un hostal, madrugando cada mañana para buscar a su hijo, perdido hace 56 días en el valle del Colca, a más de 4 mil metros sobre el nivel del mar. Lejos de su señora y sus otros dos hijos, que aguardan por un milagro en Lima, lejos de todo menos del corazón de Ciro.
“Me paso el día consiguiendo brigadistas, ya conozco la zona, el nevado Bomboya, lugares alejados. Me lo imagino agotado pero vivo. Ciro me decía que la mala suerte no existe sino los errores, me pregunto cuál será el error que él ha cometido”.
DOCTOR ESPERANZA
Esperábamos encontrar a un hombre angustiado, desesperado y abatido por la pena. Prejuicios que se caen ante un padre cuya dignidad lo hace grande, sin quejarse, sin flaquear.
“Nunca he dicho que no puedo más pero me quiebro a cada rato. A mí me enseñaron que los hombres no lloran, de modo que tengo que llorar a escondidas”.
Ha pedido licencia en su trabajo a cuenta de sus vacaciones y recibe ayuda de sus amigos.
“El gasto es enorme, a veces conseguimos donaciones. Los perros que vinieron de Estados Unidos, que eran muy buenos pero sus guías no resistieron, nos costaron como 7 mil dólares. Dicen que hay un servicio satelital....
para encontrar personas a 20 metros por debajo de la tierra, eso cuesta 80 mil dólares”.
Su celular vuelve a sonar. Hace dos meses que vive pegado al teléfono, que suena y suena: su familia, la prensa, la policía, sus amigos.
Cada una de esas miles de llamadas podría ser la milagrosa, la que le diga que han encontrado a su hijo, pero ni siquiera para responderlas se desespera ni pierde la paciencia.
El taxista baja el volumen de la radio y para la oreja, ya se dio cuenta de que lleva al padre de Ciro, todo Arequipa está al tanto de esta desesperante historia, casi todo el Perú sabe quién es Ciro, el hijo del doctor Ciro. No podemos imaginarnos cómo pasa los días en Chivay, tantos días, tan solo.
“No paro, todo el día estoy detrás de la búsqueda de mi hijo. Felizmente la gente de Chivay es maravillosa, me ven y lloran, me abrazan, me regalan quesito, leña, me demuestran un cariño tremendo. La identificación con Ciro ha unido a la gente”.
La vida no es justa, el mismo tema que cada día se hace más grande para el doctor Ciro empieza a ocupar cada vez menos espacio en la atención del resto del mundo.
De modo que le sugerimos que aproveche esta tribuna de miles de lectores para pedir algo: “A estas alturas pedir sería pecar de un exceso tremendo, la gente me ha dado todo, su apoyo, su cariño, qué puedo pedir, solo puedo agradecer. Le voy a ser sincero: esta notoriedad que he adquirido me avergüenza porque no responde a un mérito personal sino a una desgracia familiar, por lo tanto es una notoriedad inmerecida, por lo tanto mal haría en pedir”.
“Si la ayuda llega espontáneamente, yo la agradezco de corazón, pedir más sería angurriento. Somos un país joven que me ha demostrado tener una reserva moral grandísima”. Su elegancia también va por dentro.
HERMANO DE CIRO LLEGÓ A AREQUIPA
Ayer por la tarde el doctor Ciro Castillo Rojo Salas se reencontró después de 2 meses con el segundo de sus hijos, Antonio, a quien no veía desde la primera semana de abril en que decidió fijar su residencia en la ciudad de Chivay para coordinar directamente las acciones de búsqueda de su hijo mayor.
Horas antes, el doctor Castillo Rojo acudió a la fiscalía para reconocer algunos objetos encontrados en el nevado, pero esta diligencia fue suspendida. El reconocimiento de los objetos y prendas se hará en junio y en presencia de Rosario Ponce López.
En el Ministerio Público, Castillo Rojo Salas entregó un mapa cartográfico que mandó a elaborar con profesionales que contrató en chivay y fotografías panorámicas de la zona donde su hijo se perdió el 3 de abril.

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