Familiares reconocen prendas. Restos óseos descubiertos serían de los 9 campesinos del Santa desaparecidos por el grupo Colina en 1992. Hace dos años una diligencia fiscal no tuvo resultados positivos.
Por: Yuri Castro / Lindberg Cruzado. La Libertad.
¡Ese es el pantalón y la correa de Gilmar. No puede ser… es mi hermanito!, exclamó Otilia León Velásquez, convencida de que en una de las fosas halladas en el desierto, a un costado del kilómetro 459 de la Panamericana Norte, yacen los restos de su hermano Gilmar Ramiro León Velásquez, uno de los nueve campesinos del distrito de Santa (Chimbote) que el 2 de mayo de 1992 fueron desaparecidos por el grupo Colina.
La mujer no resistió y se desmayó de la fuerte impresión al reconocer lo que, según ella, era parte de la indumentaria que llevaba su hermano el día en que los militares, comandados por Martin Rivas, se lo llevaron de su vivienda.
Una vez recuperada, Otilia León recordó los episodios vividos la madrugada de aquel día, cuando los paramilitares, entre ellos una mujer, incursionaron con armas de corto y largo alcance en varias casas de los asentamientos humanos La Huaca, Javier Heraud y San Carlos, del distrito de Santa.
“Se transportaban en cinco camionetas doble cabina, dos de color rojo, una blanca, otra verde con circulina como usa la policía, sin placas de rodaje y con lunas polarizadas. Tenían pasamontañas, excepto uno que tenía el rostro descubierto (después se supo que era Martin Rivas), que vestía buzo celeste turquesa y zapatillas”, contó Otilia León Velásquez.
Gilmar, que en ese entonces tenía 22 años, fue subido a la fuerza a una de las camionetas. El muchacho retornaba a su casa después de haber participado en una fiesta por el Día del Trabajo. Otilia recuerda que su hermano se colocó esa indumentaria para ir a un baile.
“Además llevaba puesta una casaca marrón corduroy, zapatillas blancas y siempre cargaba dos llaves en el bolsillo del pantalón. Si lo revisan allí van a estar las llaves”, decía Otilia mientras contemplaba el cráneo con orificio de bala que sobresalía en el arenal.
“Mi hermano no era terrorista, era agricultor y trabajaba en la chacra de mi madre”, agregó Otilia.
No abandonan las fosasHasta la zona también llegaron otros familiares de los desaparecidos del Santa. Entre ellos, Alejandro Castillo Vega, quien apenas se enteró del hallazgo se movilizó al lugar llevando un consigo el cuadro con la foto de su hijo Dennis Castillo Chávez.
Alejandro Castillo, un hombre de avanzada edad, pernocta en esa zona soportando el frío, seguro de que por fin encontró a su hijo, quien además de ser agricultor estudiaba química. “No me iré hasta que me entreguen sus restos. Hemos esperado más de 19 años para saber dónde estaban”, señaló.
Lamentó que hayan confundido a Dennis Castillo con un terrorista. “Nunca se metió en actos ilegales. Era un buen muchacho”, acotó. La zona está cercada por las autoridades. Hoy se procederá a abrir las fosas con presencia de forenses de Lima.
Desaparecieron hace 19 años1] En el proceso penal que se le sigue al Grupo Colina por la desaparición de los campesinos del Santa, un colaborador eficaz, identificado con la clave 371, reveló que estas personas tras ser torturadas fueron asesinadas a balazos y enterradas a un costado de la carretera Panamericana, destino a la ciudad de Trujillo.
2] Hace dos años, una diligencia fiscal no tuvo resultados positivos. El miércoles se descubrieron las fosas y se hallaron dos casquillos de 9 milímetros, soguillas y una zapatilla blanca.
3] Gloria Cano, en representación de la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh) estará al momento de la exhumación de los cuerpos para asegurar una investigación prolija y la entrega de los restos a los familiares para su sepultura.
Fuente: http://www.larepublica.pe/06-08-2011/19-anos-despues-hallan-fosas-de-posibles-victimas-del-grupo-colina
Por: Yuri Castro / Lindberg Cruzado. La Libertad.
¡Ese es el pantalón y la correa de Gilmar. No puede ser… es mi hermanito!, exclamó Otilia León Velásquez, convencida de que en una de las fosas halladas en el desierto, a un costado del kilómetro 459 de la Panamericana Norte, yacen los restos de su hermano Gilmar Ramiro León Velásquez, uno de los nueve campesinos del distrito de Santa (Chimbote) que el 2 de mayo de 1992 fueron desaparecidos por el grupo Colina.
La mujer no resistió y se desmayó de la fuerte impresión al reconocer lo que, según ella, era parte de la indumentaria que llevaba su hermano el día en que los militares, comandados por Martin Rivas, se lo llevaron de su vivienda.
Una vez recuperada, Otilia León recordó los episodios vividos la madrugada de aquel día, cuando los paramilitares, entre ellos una mujer, incursionaron con armas de corto y largo alcance en varias casas de los asentamientos humanos La Huaca, Javier Heraud y San Carlos, del distrito de Santa.
“Se transportaban en cinco camionetas doble cabina, dos de color rojo, una blanca, otra verde con circulina como usa la policía, sin placas de rodaje y con lunas polarizadas. Tenían pasamontañas, excepto uno que tenía el rostro descubierto (después se supo que era Martin Rivas), que vestía buzo celeste turquesa y zapatillas”, contó Otilia León Velásquez.
Gilmar, que en ese entonces tenía 22 años, fue subido a la fuerza a una de las camionetas. El muchacho retornaba a su casa después de haber participado en una fiesta por el Día del Trabajo. Otilia recuerda que su hermano se colocó esa indumentaria para ir a un baile.
“Además llevaba puesta una casaca marrón corduroy, zapatillas blancas y siempre cargaba dos llaves en el bolsillo del pantalón. Si lo revisan allí van a estar las llaves”, decía Otilia mientras contemplaba el cráneo con orificio de bala que sobresalía en el arenal.
“Mi hermano no era terrorista, era agricultor y trabajaba en la chacra de mi madre”, agregó Otilia.
No abandonan las fosasHasta la zona también llegaron otros familiares de los desaparecidos del Santa. Entre ellos, Alejandro Castillo Vega, quien apenas se enteró del hallazgo se movilizó al lugar llevando un consigo el cuadro con la foto de su hijo Dennis Castillo Chávez.
Alejandro Castillo, un hombre de avanzada edad, pernocta en esa zona soportando el frío, seguro de que por fin encontró a su hijo, quien además de ser agricultor estudiaba química. “No me iré hasta que me entreguen sus restos. Hemos esperado más de 19 años para saber dónde estaban”, señaló.
Lamentó que hayan confundido a Dennis Castillo con un terrorista. “Nunca se metió en actos ilegales. Era un buen muchacho”, acotó. La zona está cercada por las autoridades. Hoy se procederá a abrir las fosas con presencia de forenses de Lima.
Desaparecieron hace 19 años1] En el proceso penal que se le sigue al Grupo Colina por la desaparición de los campesinos del Santa, un colaborador eficaz, identificado con la clave 371, reveló que estas personas tras ser torturadas fueron asesinadas a balazos y enterradas a un costado de la carretera Panamericana, destino a la ciudad de Trujillo.
2] Hace dos años, una diligencia fiscal no tuvo resultados positivos. El miércoles se descubrieron las fosas y se hallaron dos casquillos de 9 milímetros, soguillas y una zapatilla blanca.
3] Gloria Cano, en representación de la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh) estará al momento de la exhumación de los cuerpos para asegurar una investigación prolija y la entrega de los restos a los familiares para su sepultura.
Fuente: http://www.larepublica.pe/06-08-2011/19-anos-despues-hallan-fosas-de-posibles-victimas-del-grupo-colina
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