Esto es lo que ha ocurrido con las artes visuales y sonoras, incluyendo al cine, como expresiones de la cultural universal. Desde su invención, el arte de las imágenes en movimiento se ha transformado incesantemente y desde los años 80s del siglo pasado, gracias al...
desarrollo y confluencia de las tecnologías de la micro computación, las telecomunicaciones y el video, lo que aún conocemos como Cine ha devenido ya en pleno siglo XXI a ser ya la forma clásica y tradicional de lo que hoy conocemos como el Audiovisual.
Su esencia, su materialidad: el lenguaje de las imágenes en movimiento, se ha convertido también en diferentes representaciones según su aplicación a sus diversas formas de producción. El viejo Lenguaje cinematográfico de los pioneros maravillosos del cine mudo, que incorporó luego al sonido, es hoy lo que llamamos Lenguaje audiovisual, que además adquiere las formas propias de la Publicidad audiovisual, el Videoclip, la Televisión, la Animación y el Videojuego. Cada una de estas formas de lenguaje corresponde también a diferentes formas de la producción industrial y a mercados (léase de distribución, exhibición y consumo), es decir a los diferentes sectores, que añadidos al viejo cine constituyen en su conjunto la Industria Audiovisual.
- Antagonista de esta historia: El Cine Peruano Tradicional
- Denomino “cineastas tradicionales” a aquellos que
mantienen y buscan perennizar el modelo de producción de películas
mediante ayudas estatales directas. Las “ayudas directas” han sido
durante años formas propias de los países que tenían una “sociedad de
bienestar”, como Francia y España, pero las bases de estas sociedades
han sido: la solvencia económica, la democracia y las instituciones
sólidas.
Es decir lo que en el Perú falta un poquito de las tres. Además cuidan y controlan que no existan élites o grupos de poder que saquen leyes o usufructúen las ayudas a través de su inserción en el Estado, haciendo lobbies para poner gente que les sirvan a sus intereses, o mediante empleados con estabilidad laboral que les garantiza la continuidad del poder, o representantes que entren y salgan cuando les conviene y así pueden estar a ambos lados de la mesa y/o para manejar la información, los recursos y las oportunidades que se presentan o, poniendo las reglas del juego para su propio beneficio. Creo que a estos grupos les llaman “mercantilistas”.
El Estado peruano nunca ha podido alcanzar ese nivel de solvencia económica, ni ese nivel de democracia, ni menos esa fortaleza institucional. A pesar de las buenas intenciones y la honestidad de muchos profesionales que han pasado y siguen pasando por el Estado, y han hecho lo mejor posible en sus gestiones, se han topado con el desinterés dentro de los gobiernos por cumplir con los presupuestos de ley, por fortalecer la institucionalidad y para supervisar las gestiones de los funcionarios que ocupaban los puestos de dirección. Han tenido que enfrentar los intereses de los pequeños, pero muy efectivos grupos de poder del sector y a los de otros sectores empresariales, más poderosos –incluso extranjeros- que teniendo presencia en las mesas de decisiones han velado solo por sus intereses privados y no por los del Estado ni los del conjunto de la sociedad. Cada grupo velaba por lo suyo, hacían alianzas coyunturales para sus beneficios y el resto, la gran mayoría de los posibles beneficiarios solo veían pasar los platos en la mesa pero no se podían servir. A la gran mayoría sencillamente no les interesaba participar de este dulce encanto y las emprendieron como han podido. Por lo tanto ese modelo de “sociedad de bienestar” no es replicable, ni corresponde a nuestra realidad.
Tomar como referencia y ejemplo a calcar a países como Argentina, Brasil y México, solo porque son países de la región no es válido, es pretender ser lo que no somos y estar en otro lugar que no corresponde al nuestro. Estas cinematografías tienen una industria con décadas de existencia -con enormes y millonarias industrias complementarias como la televisión, la publicidad y el entretenimiento- y están muy distantes de la inexistente “industria del cine peruano”. Cuentan mercados internos formales y organizados de varios millones más de espectadores que los que tiene el Perú y además tienen una muy antigua y fuerte presencia a nivel internacional, que tampoco tenemos.
(La Ley de Promoción a la Industria Cinematográfica Nº 19327, se dictó en 1972 en el gobierno del General Velasco y renovada por Fujimori el 94 con la Ley 26370, que decretó y no cumplió). - Plot Point
- Esta introducción ha sido necesaria para explicar
el contexto en que se produce el cine peruano tradicional y la
diferencia que significa la película Asu Mare como producto de lo que yo
entiendo como industria audiovisual. Porque no es como lo creen algunos
y como lo hacen creer otros entusiastas defensores del anacrónico
modelo. Esto tiene una explicación: ya es una práctica usual en los
cineastas tradicionales el montarse sobre éxitos ajenos para conseguir
que el Estado les regale más dinero. Ahora lo hacen con Asu Mare como
antes lo hicieron con La Teta Asustada.
Vamos a empezar por demostrar esto porque creo que es necesario. La Teta Asustada es en realidad una película española, el copyright es de las empresas Oberón Cinematográfica y Wanda Visión S.A. de Barcelona, con la participación de la Generalitat de Catalunya - Institut Català de les Indústries Culturals (ICIC), el Ministerio de Cultura de España, la Televisió de Catalunya (TV3) y la Televisión Española (TVE) y, en menor medida peruana, por la participación de Vela Producciones. El Estado peruano a través del viejo CONACINE aportó con un fondo de ayuda y principalmente con su reconocimiento como “filme peruano”, lo cual les sirvió a los catalanes para poder conseguir un sitio más de participación española en las competencias de los festivales.
Claudia Llosa, es una cineasta peruana radicada en Barcelona desde hace más de 10 años y ya es reconocida como parte del staff de directoras catalanas. Su carrera como cineasta, propiamente dicho, la inició y ha continuado en esta ciudad. Desde mi punto de vista, ella como directora de cine es igualmente un producto catalán. Por lo tanto, no se puede decir que la cineasta y la película formen parte del desarrollo y evolución de la industria del cine peruano. La producción en su conjunto, la concepción, planeamiento, organización, distribución, gestiones para la participación en festivales, negociaciones y alianzas con distribuidores internacionales para su exhibición fuera de España, se realizó en y desde Barcelona. Y de hecho, parte importante de los técnicos que participaron, también fueron españoles. El hecho que la directora, la historia, actores, parte de la producción y locaciones sean igualmente peruanos, solo la hace, en términos de derechos, moralmente peruana, y es peruana también en términos emocionales porque tiene una de identidad cultural con nuestra sociedad. Entonces lo que la hace realmente española son dos cosas: el copyright de las empresas y que sea un producto de la estructura y evolución de la industria catalana.
Yo me doy por satisfecho con que La Teta Asustada sea moralmente peruana y porque además lo es emotivamente y culturalmente, y me enorgullece su reconocimiento, y sí creo que es un gran estímulo y un ejemplo para quienes trabajan en la industria audiovisual porque se puede pensar que en un futuro es posible lograr producciones netamente nacionales de esta calidad, pero que para llegar ello -porque sí creo que es posible- debemos pisar tierra, ser sinceros con nosotros mismos, dejarnos de embustes, autoengaños y aceptemos nuestra realidad: esta película no corresponde al actual desarrollo de nuestra industria audiovisual, ni menos al “buen momento” que pasa el cine peruano. Este filme es parte de la historia del cine catalán con justa razón y en buena hora que fue posible gracias al corazón, el guión y la dirección de una cineasta salida de la industria de la publicidad peruana y con la participación de excelentes artistas, profesionales y actores naturales peruanos.
Es justo reconocer también que dentro del cine peruano existen otras importantes realizaciones de largometrajes de ficción de directoras y directores de la nueva generación como Rosario García Montero, Alvaro Velarde, Daniel y Diego Vega, Javier Fuentes, Héctor Gálvez, Josué Méndez, Adrián Saba, Miguel Barreda, Omar Forero, Valeria Ruiz, y otras y otros muchos más. Y a documentalistas como Javier Corcuera, Fernando Valdivia, Tito Cabellos, Gabriela Yepes, Salomón Senepo, Rafael Polar, Raúl Gallegos, Héctor Chávez y a la peruanizada Stephany Boyd, entre otros muchos más también, que igualmente han logrado reconocimientos entre nuestro público y éxitos en competitivos festivales internacionales.
Pero creo que tiene que ser igualmente serio y responsable de parte de los propios cineastas y de las autoridades del Ministerio de Cultura, aceptar y reconocer que las ficciones son mayormente coproducciones con industrias más desarrolladas que la peruana, y de directoras y directores en su mayoría formados afuera del país y que a pesar de sus calidades cinematográficas estas películas no han circulado debidamente, ni en salas comerciales, ni en la televisión, ni en internet y más bien algunas de ellas se distribuyen mejor en el mercado del DVD informal. Por lo tanto, no se trata de producir por producir y llenarse la boca con cifras de producción, ya otros países, como Chile, apostaron por lo mismo y fracasaron, tuvieron que inventarse muestras y festivales para que sus películas guardadas en los estantes se pudieran ver y justificaran la inversión. Algunos se llenan de orgullo porque se produce más, claro, porque no arriesgan su dinero para producirlas.
Todo lo arriba señalado me lleva a cuestionar seriamente que se insista en que es posible construir una industria y además autosostenida, innovadora y competitiva manteniendo el mismo modelo de las ayudas directas a la producción.
Con el nivel de formación profesional que existe dentro del país, con empresas –que muchas solo existen para los concursos de premios- sin una cadena productiva que sustente su existencia y desarrollo independiente y, sobre todo, con el aporte económico –sin retorno- fundamental del Estado, ¿es posible seguir sosteniendo algo así?, ¿por cuántos años más?. Es responsabilidad de los funcionarios encargados del ministerio de cultura responder con sustento y propuestas de políticas específicas al sector, el cómo afrontar estos problemas si se quiere tener una industria del cine consolidada.
Sobre el cine regional que se desarrolla de forma innovadora, pujante y emergente me referiré más adelante, porque el llamado “cine peruano” es en realidad limeño. La también tradicional y arrogante creencia de las élites limeñas de considerarse representantes de todo lo limeño y de lo nacional, también se repite y está muy arraigado en este medio. - Personaje principal: La Industria Audiovisual
- Para entender porque digo que AsuMare, es desde
mi punto de vista un gran éxito de la industria del audiovisual y no del
cine tradicional voy a explicar su definición y la relación de la
película con ella.
La Industria Audiovisual está conformada por varios sectores, que incluye por supuesto al Cine. Un sector muy importante es el de la Producción de Publicidad Audiovisual, que es el principal formador de productores, directores, directores de fotografía, sonidistas, todo tipo de personal técnico, post-producción, músicos, etc. Los mejores y más experimentados técnicos y personal de producción salen de estas canteras, ellos trabajan permanentemente -inclusive algunos son sobre-explotados trabajando sobre tiempo -“de boleto”, como le llaman- y trabajan con altos estándares de calidad, son altamente competitivos, “de garra”, mucha experiencia y manejo del marketing.
Alrededor de las empresas productoras, llamadas Casas Realizadoras, existen otras empresas proveedoras de equipos, luces, castings, catering, movilidad especializada, etc. Gracias a estas empresas, en el parque industrial audiovisual existen cámaras, islas de edición y post producción de cine, video y sonido de última generación. Gracias a todo ello en Perú hasta se realizan spots en 3D y con animaciones. Gracias a la publicidad se llegó a tener un laboratorio en el viejo formato de cine de 35mm.
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Fuente: http://jorgedelgado.lamula.pe/2013/06/12/asu-mare-manco-el-cine-peruano/jorgedelgadov/
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