Por Maritza Espinoza
mespinoza@larepublica.com.pe
Por estos días en que la pantalla local se parece tanto a una jarra de Kanú, uno no puede menos que preguntarse qué puede hacer el televidente para defender su derecho a estar bien informado.
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Por estos días en que la pantalla local se parece tanto a una jarra de Kanú, uno no puede menos que preguntarse qué puede hacer el televidente para defender su derecho a estar bien informado.
En nuestro país, la televisión abierta no es un servicio pagado, como sí lo es el agua, el cable o el Internet, pero usted la paga al consumir cualquier producto que, luego, gasta una porción de ese dinero en millonarias pautas publicitarias que son las que dan de comer a los responsables de la televisión que tenemos.
Por eso, si usted está en desacuerdo con el sesgo de un programa, simplemente no consuma los productos que lo auspician y haga campaña para que sus conocidos lo imiten hasta que ese canal, ese programa o ese conductor dejen de contrabandearle sus intereses como si fueran información objetiva.
Si quienes comparten esa opinión son varios miles, se estará dando a los anunciantes un pequeño golpe donde más duele: el bolsillo. A ninguna empresa le gusta perder un segmento de consumidores, por pequeño que sea. Por tanto, más les valdrá cuidarse de dónde anuncian si no quieren que el ejemplo cunda...
Si desea leer el artículo completo vaya a: http://www.larepublica.pe/13-05-2011/basta-de-naranjada
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