En un momento en que se acaba el espacio para cementerios en las ciudades y la cremación de un cadáver entraña un costo ecológico, los sepultereros belgas podrían estar aportando una controvertida solución al problema.
Los costosos entierros y las contaminantes cremaciones podrían ser cosa del pasado si se acepta la alternativa belga: disolver el cadáver en una solución cáustica y tratar el producto de la misma forma en que se tratan las aguas residuales de una ciudad.
De hecho, estamos hablando de un proceso en el que los restos del fallecido viajan por los desagües hasta su destino final: el reciclaje en las plantas de tratamientos de aguas.
Los costosos entierros y las contaminantes cremaciones podrían ser cosa del pasado si se acepta la alternativa belga: disolver el cadáver en una solución cáustica y tratar el producto de la misma forma en que se tratan las aguas residuales de una ciudad.
De hecho, estamos hablando de un proceso en el que los restos del fallecido viajan por los desagües hasta su destino final: el reciclaje en las plantas de tratamientos de aguas.
¿En polvo te convertirás?
La Asociación Flamenca de Sepultureros dio a conocer los detalles del procedimiento. Éste contempla introducir el cadáver en un contenedor en el que ya hay una mezcla de agua y sales.
El contenedor se presuriza y, en poco menos de dos horas, sólo quedan cenizas minerales y líquido.
Naturalmente que el proceso desmiente la admonición bíblica de que "polvo eres y en polvo te convertirás".
En esta línea se inscriben quienes critican la propuesta, apuntando a un presunto "mal gusto" y a una "falta de respeto" para con el fallecido.
Los expertos, sin embargo, insisten en que las cenizas no presentan dificultad para su reciclaje en los sistemas de aguas servidas, pero, si se prefiere, éstas pueden ser entregadas a los familiares para su custodia.
Fuente: BBC
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