La secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de derechos humanos, Rocío Silva Santisteban, recuerda matanza a 20 años del crimen.
La secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de derechos humanos, Rocío Silva Santisteban, dijo que la masacre de Barrios Altos en la que murieron asesinadas 15 personas, entre ellas un niño de 8 años, es “algo que no se debe olvidar y más aún cuando se conmemoran 20 años de esa matanza”.
Silva Santisteban recordó que la tragedia se produjo el 3 de noviembre de 1991 en una pollada realizada en el primer piso del callejón ubicado en la cuadra ocho del Jirón Huanta, cerca de una comisaría de la plaza Italia y en pleno Cercado de Lima.
“Conmemorar significa compartir una memoria y eso es lo que debemos hacer ahora que se cumplen 20 años de ese crimen. Según los testigos que sobrevivieron, seis individuos armados y cubiertos con pasamontañas desencadenaron esa masacre, en la que falleció un niño”, indicó.
Puntualizó que la matanza de Barrios Altos fue una de las tantas masacres que ocurrieron en la década de 1990-2000 en todo el Perú. “Hasta ahora los sobrevivientes de esa matanza están esperando una reparación. En este caso, a diferencia de La Cantuta, se trata de heladeros, un grupo social que siempre estuvo excluido”, precisó.
“Espero que la conmemoración de esta tragedia sirva para que...
el Perú sea un país más digno para todos, para los heladeros, para los universitarios limeños y provincianos, para los campesinos ayacuchanos, para todos”, subrayó.
LA MATANZAEl 3 de noviembre de 1991 se llevaba a cabo una pollada en el primer piso del inmueble ubicado en el jirón Huanta 840, para conseguir fondos y reparar las estructuras de ese edificio, cuando a las 11:30 de la noche seis integrantes del Grupo Colina irrumpieron armados tras bajar de dos vehículos.
Los testigos que sobrevivieron a la masacre contaron que los atacantes ordenaron a los asistentes de la reunión a tenderse boca abajo en el piso y luego les dispararon por cerca de dos minutos, matando a 15 de ellos incluyendo a un pequeño de 8 años, e hiriendo seriamente a otras cuatro personas, una de las cuales quedó permanentemente paralítica.
Luego, los asesinos fugaron en sus carros. Durante la investigación, la Policía encontró 111 casquillos y 33 balas del mismo calibre en la escena del crimen. Las investigaciones revelaron que los militares buscaban liquidar a unos senderistas, que también organizaron una fiesta en ese mismo callejón pero en el segundo piso.
Varias semanas después, el Congreso designó una comisión investigadora para averiguar sobre la masacre. En diciembre, la comisión inspeccionó el edificio donde sucedieron los hechos, entrevistó a los heridos y realizó otras investigaciones.
Sin embargo, dicha comisión no pudo completar su tarea debido al autogolpe ejecutado por Alberto Fujimori el 5 de abril de 1992, en el que disolvió el Congreso. El Congreso Constituyente Democrático elegido en su lugar en noviembre de ese año no continuó la investigación ni publicó las conclusiones preliminares que se habían logrado.
Llamil VásquezRedacción
Fuente: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/politica/de-barrios-altos-para-no-olvidar_98356.html
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