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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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lunes, 24 de septiembre de 2012

Las mujeres de Jesús


Ocho líneas en un papiro del siglo IV de un supuesto Evangelio de la mujer de Jesús han vuelto a colocar en el candelero no solo el estado civil de Cristo, sino también su relación con la otra mitad del cielo. ¿Qué pensaba Jesús de la mujer? ¿Qué papel ocuparon las mujeres en su vida y, sobre todo, en su movimiento? ¿Qué opinan los exegetas católicos más serios sobre Jesús y las mujeres?


A pesar de ser el personaje más estudiado y analizado por.................
la cultura occidental, Jesús sigue siendo uno de los más desconocidos. Poco se sabe con exactitud del hombre al que 1,000 millones de personas veneran como el Hijo de Dios. Siglos de manipulaciones borraron las escasas pistas sobre su realidad.

¿Y los Evangelios? Tradicionalmente se nos han presentado como textos históricos. Hoy, todos los teólogos reconocen que no se puede escribir con ellos una biografía de Jesús. “El Evangelio es un testimonio de los creyentes. Lo que los evangelistas cuentan no es historia, sino expresión de su fe en Jesucristo”, explica el prestigioso teólogo holandés Edward Schillebeck.

Aún siendo difícil, la exégesis moderna está acotando cada vez más la figura de Jesús. Incluso en los aspectos más tapados o silenciados por la Iglesia católica oficial. Por ejemplo, el de su sexualidad o el de su estado civil. ¿Estuvo casado Jesús de Nazaret?

Para la Iglesia católica el tema de la sexualidad de Jesús ha sido siempre un tabú. La doctrina oficial solo lo aborda para decir que Jesús fue un hombre de verdad, con todas las pulsiones de un hombre, pero que se mantuvo puro y célibe toda su vida. En muchas ocasiones da la sensación incluso de que la Iglesia católica cae en el docetismo (la herejía que convierte a Jesús no en un hombre real, de carne y hueso, sino en un ser que, aún teniendo apariencia humana, era en realidad “otra cosa”) a la hora de “limpiar” la figura del nazareno.

De acuerdo con la más estricta ortodoxia católica, Jesús era un hombre completo, de cuerpo entero y, consiguientemente, sexuado. Dios se hizo hombre, y dentro de esa condición está la sexualidad. ¿Cómo la ejerció? ¿Qué relación mantuvo con las mujeres?

Los grandes exégetas coinciden en negar que Jesús se hubiese casado. Y eso que el celibato contravenía las leyes religiosas de su época. “Quien no tiene mujer es un ser sin alegría, sin bendición, sin felicidad, sin defensas contra la concupiscencia, sin paz; un hombre sin mujer no es un hombre”, dice el Talmud. Y menos si ese hombre era un rabino, un intérprete de la ley que, por lo tanto, no podía oponerse al Talmud.

Uno de los más prestigiosos exégetas españoles, Xabier Pikaza, acaba de publicar “Evangelio de Marcos. La Buena Noticia de Jesús” (Verbo Divino), un exhaustivo estudio de 1,200 páginas. Y sobre este tema concluye así: “No puede demostrarse de un modo absoluto que Jesús fuera célibe. Algunos investigadores han supuesto que podía haber sido viudo y sin hijos. Otros, más fantasiosos, han hablado de sus relaciones con Magdalena o de su apertura afectiva más extensa (un tipo de ‘amor’ extendido hacia hombres y mujeres, de forma no genital). Otros, en fin, aseguran que tras la venida del Reino (si hubiera llegado, sin que le hubieran matado) Jesús se habría casado, iniciando un matrimonio distinto... Pero nada de eso sabemos. Nada se puede apoyar en fuentes. Lo único cierto es que durante el tiempo de su predicación, desde su misión con Juan, pasando por su mensaje en Galilea, hasta su muerte, fue célibe”.

Otro famoso teólogo español, Rafael Aguirre, sostiene la misma tesis: “No hay ningún dato para afirmar que Jesús hubiera estado casado. Si hubiese contraído matrimonio, los Evangelios lo mencionarían. Además, es plausible que Cristo optase por ser célibe, como los esenios de su época”. O como dice el americano John Paul Meier, “Jesús nunca se casó, lo cual lo convierte en un ser atípico y, por extensión, marginal en la sociedad judía convencional”.

Eso sí, todos los exégetas coinciden también en señalar el papel “especial” de María Magdalena en la vida de Jesús. No fue su mujer, pero estuvo muy cerca de él. En el grupo de mujeres que acompañaban a Jesús y a sus discípulos, ella nunca falla. Es la primera receptora de los acontecimientos pascuales. Por eso se la llama ‘la apóstol de los apóstoles’. “Pero casarla con Cristo es un disparate”, asegura el teólogo jesuita Juan Antonio Estrada. El disparate del “Código Da Vinci”, por ejemplo, que muchos se creen.

DISCÍPULAS Y COMPAÑERAS DE JESÚS

Lo que sí está claro en todos los textos evangélicos, canónicos y apócrifos, es que su relación con las mujeres fue uno de los aspectos más revolucionarios del profeta de Nazaret. Jesús rompe con todos los tabúes, en una sociedad en la que a la mujer se la definía como una luna, porque solo brillaba y lo recibía todo del sol, que era el hombre.

“Te doy gracias, Señor, por no haberme hecho mujer”, rezaban los varones todas las mañanas. Porque la mujer era un ser inferior. Por eso iba siempre con la cabeza tapada, no podía pararse por la calle a hablar con un varón, no podía ser testigo creíble en un juicio, tampoco podía heredar y en caso de que su marido muriese pasaba a ser propiedad de su hermano. Y, por supuesto, cuando estaba menstruando no solo era impura, sino que convertía en impuro todo lo que tocaba.

“Jesús rompe con todas las tradiciones culturales de su tiempo y trata a la mujer como a un igual”, explica Pikaza. De hecho, las mujeres formaban parte de su círculo más íntimo, de sus más estrechos colaboradores y acompañaban al profeta itinerante en sus correrías apostólicas. “Varones y mujeres aparecen en su proyecto como iguales, sin prioridad de un sexo sobre el otro”, sostiene el exégeta español.

Y el catedrático Antonio Piñero, en su libro “Jesús y las mujeres” (Aguilar), sostiene que “Jesús fue un rabino relativamente anómalo en el panorama de los maestros de la ley del siglo I, porque tuvo un ministerio activo en el que las mujeres no solo estaban presentes, sino que eran discípulas”.

De hecho, el Evangelio de Marcos dice que las mujeres “servían” a Jesús. Y explica el biblista argentino Ariel Álvarez que “si estas mujeres ‘servían’ a Jesús es porque de alguna manera predicaban el Evangelio, sanaban enfermos, expulsaban demonios y realizaban las mismas funciones de los demás discípulos, no porque cumpliesen exclusivamente tareas de cocina y limpieza”.

Y es que, como dice Pikaza, “Jesús no quiso sacralizar la sociedad patriarcal de su época” y “fundó un movimiento de varones y mujeres, en contra de los rabinos de su época, que no admitían a las mujeres en sus escuelas”. Jesús no solo las acoge, sino que también las escucha y dialoga con ellas “como con personas libres”, las respeta y las valora en igualdad con el hombre.

Más aún, Pikaza sostiene que, dentro de su movimiento, las mujeres fueron las seguidoras de Jesús más fieles y radicales. De hecho, al llegar la prueba de la Cruz, “los doce lo abandonan; ellas, en cambio, permanecen fieles hasta el final”.

Un Jesús, por lo tanto, profundamente inclusivo, que desafía frontalmente los preceptos patriarcales establecidos. En su trato con la mujer, Jesús fue un revolucionario, un profeta que desafió al legalismo confuso e inerte que entremezclaba la vida religiosa y social de su tiempo. Un visionario defensor de los derechos de la mujer. Todo un feminista.

JOSÉ MANUEL VIDAL
Elmundo.es

Fuente: http://diario16.pe/noticia/19302-las-mujeres-de-jesaos

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