A gran poder, gran responsabilidad

Por Rosa María Palacios
Para el diario La República
 

Pese a todo, ganaron. Es decir, ganarán más. No valieron públicos deslindes, ni devoluciones, ni pedidos de reconsideración. El Consejo Directivo del ilustrísimo Congreso del Perú, por 17 votos a favor y 2 en contra (y una súbita ausencia) subió el sueldo de sus 130 congresistas. Un aumento de más del 25%. Así nomás, de un porrazo. Todos (o casi todos) a una.
Ya hemos mencionado aquí las tontas excusas para justificar lo que es, en esencia, un aumento de sueldo. Este es un dinero de libre disponibilidad, sin rendición  de cuentas y sujeto a un descuento de 15% por renta de quinta categoría. Si es renta de trabajo dependiente no puede ser nada más que sueldo. No hay más historias para...
la Sunat. El cuentazo del bono de representación para atender las necesidades de sus ahijados no solo es ridículo sino también absurdo. Se ha inventado con el sólo propósito de saltarse con poca gracia el Decreto Supremo que  fija el sueldo del Presidente en S/.16.000 y lo declara tope a toda remuneración del sector público, salvo las excepciones previstas en normas especiales.
Es por ello también ridículo y absurdo que se persiga a la ministra Jara con una interpelación (a la que tendría que someterse todo el Congreso por hacer mamarrachos) y que ella haya devuelto lo que en realidad es su sueldo.  Como será de disparatado el asunto, que los  ex ministros Mora y Urquizo, congresistas de este régimen, silban y miran al cielo habiendo tenido exactamente el mismo tratamiento remunerativo.
¿Puede el Congreso, vía Ley de Presupuesto, desconocer un Decreto Supremo? Técnicamente puede. El único caso en que se autoriza constitucionalmente al Parlamento a tener iniciativa de gasto es el de su propio presupuesto. Por tanto, siendo el Presupuesto Público una ley, ésta puede desconocer, para el ámbito de los congresistas, los efectos de la una disposición de menor rango.
“A un gran poder, corresponde una gran responsabilidad” es el lema de un conocido héroe de ficción. ¿Qué mayor poder que poder aprobarte tu propio sueldo con el dinero de tus electores? ¿No debería ejercerse ese poder con gran responsabilidad?  Pero estos congresistas no son héroes.  Y los que hacen la finta de renunciar a todo y van corriendo a votar a favor o desaparecen misteriosamente durante la sesión en el Consejo Directivo son los peores, por fariseos.
Si esto es sueldo, ¿por qué no sinceran las cosas y dejan de hablar de supuestos “bonos de representación”? Todo el sector público requiere hace más de 20 años de una reforma seria del servicio civil que incluya la simplificación de planillas que son  inentendibles para quien no sea una eminencia contable versada en derecho laboral público. Conceptos que se suman unos a otros por décadas para evitar que sean pensionables u homologables (la plaga en el sector público), evasiones de topes con estos famosos bonos por “función”, contratación informal (con los famosos servicios no personales que se transformaron en CAS) y podríamos seguir.
El presidente Humala ha anunciado que esta será “la reforma” de este año. Veremos. Mientras tanto habría que entender que los cargos de elección popular deben tener un tratamiento remunerativo diferenciado de los cargos de la tecnocracia. Dice el congresista Luna que si queremos un buen Congreso, hay que pagarles bien. Falso. Los congresistas no han sido contratados por concurso de méritos. Responden a sus electores y sus reverendas conchudeces son ampliamente rechazadas por los que hoy estos sólo se preguntan ¿por qué no es posible revocarlos?

Fuente: http://www.larepublica.pe/columnistas/contracandela/gran-poder-gran-responsabilidad-06-01-2013