Memorias de Bahamas. En mayo de 1992, Fujimori leyó en las Bahamas una estridente defensa del golpe de Estado del 5 de abril. Su discurso resultó ser un plagio crudo de un texto académico sobre Venezuela. ¿Recuerdan quién asesoró su presentación y ese discurso?
Hernando de Soto asesoró a Fujimori en las Bahamas, con discurso y todo. Al lado, la prueba del plagio (Foto: La República).
Por Gustavo Gorriti.-
Keiko Fujimori acaba de invitar a Hernando de Soto a sumarse como asesor a su campaña. Este ha dejado saber que lo pensará, pero a la vez ya se informa que suspende viajes y se viene de Mongolia (no es chiste) a Lima a discutir con Fujimori los términos de su probable asesoría.
Si es que se plantea algún problema para que la asesoría se concrete, no será el de la Democracia. De hecho, de Soto podrá contarle a Fujimori sus recientes experiencias en el Consejo Consultivo (Council of Trustees) de la Fundación Gadaffi (o Khadafi), al que perteneció hasta fines de febrero de este año cuando la hirviente guerra civil ya abrasaba todo Libia.
De Soto integró el Consejo Consultivo de la Fundación Gadaffi junto con personajes tan notorios como Giulio Andreotti. Si quieren tener una idea más precisa sobre Andreotti, pongan su nombre en google, añadan la palabra “corruption” y lean.
A la vez, si desean mayor información sobre la Fundación Gadaffi, sus miembros y sus asesores, la encuentran en: http://www.webgaza.net/arab/ngo_profiles/Gaddafi-Charity-Foundation.htm.
El texto de la carta de renuncia de de Soto al Consejo se puede leer en: http://www.ild.org.pe/images/stories/01_news/desotosletterofresignationgicdf.pdf. Está fechada el 22 de febrero de este año. Como se recuerda, la guerra civil estalló a principios de ese mes.
Es una experiencia muy fresca y reciente, de manera que de Soto podrá asesorar a Fujimori sobre todo lo relacionado con crisis de gobernabilidad.
De hecho, no será la primera vez que de Soto aconseja a Fujimori. Muchos años antes de servir en el Consejo de la Fundación Gaddafi, de Soto asesoró a un recién estrenado dictador que precisaba con urgencia un lavado de imagen.
El asesorado era Alberto Fujimori, cuyo golpe de Estado, el 5 de abril de 1992, había provocado un gran rechazo internacional junto con llamados e iniciativas para sancionar al golpista y aislar su régimen.
En mayo de ese año hubo una reunión de cancilleres de la OEA en Bahamas para, sobre todo, discutir el caso peruano. Asesorado por de Soto, Fujimori llegó sorpresivamente a Bahamas y leyó un discurso –en el cual la mano de su momentáneo asesor, de Soto, era evidente– en el que se comprometió a retroceder algunos pasos y convocar a lo que luego fueron las elecciones para el CCD.
Pero gran parte del discurso fue una justificación del golpe. Con su estridencia nasal al tope, Fujimori leyó una diatriba contra la democracia peruana. El golpe, dijo, no había sido contra una democracia sino contra una “partidocracia”. A lo largo de varios minutos, Fujimori la emprendió contra la ‘partidocracia’ con la aparente seguridad de alguien que se ha pasado años estudiando el tema.
Casi cuatro años después de esa lavada de cara, en noviembre de 1996, la fundación Friedrich Ebert publicó un libro compilado por Fernando Tuesta: “Los enigmas del poder: Fujimori, 1990-1996”. El libro era una colección de artículos de varios autores, entre los cuales había uno que traía interesantes novedades.
En la parte final del capítulo de Charles D. Kenney: “¿Por qué el autogolpe?”, el autor reveló que las largas justificaciones del golpe como una acción contra la partidocracia, “no fueron escritas originalmente por Fujimori y sus asesores para hablar del Perú en 1992, sino que fueron publicadas por en 1988 por un autor norteamericano, Michael Coppedge, en su disertación doctoral sobre Venezuela”.
En las páginas 103 y 104 del libro hay una comparación lado a lado de ambos textos. Salvo el cambio de “Venezuela” por “Perú” y la traducción del inglés al español, se trata del mismo texto, sin cambios.
Es decir, hubo trampa hasta en la justificación del golpe. Sin rubor alguno, Fujimori leyó un plagio burdo ante la OEA. De repente no lo supo. Pero el que escribió el discurso fue el que perpetró el plagio.
El golpe del 5 de abril fue argumentado con un plagio. Y ni siquiera de otro golpe sino de un estudio sobre los partidos en Venezuela.
Michael Coppedge, el autor del texto plagiado, trabajó como asesor para de Soto entre 1992 y 1994. (http://www.sourcewatch.org/index.php?title=Michael_Coppedge). Ahora, Coppedge es catedrático en la universidad de Notre Dame.
El 21 de noviembre de 1996, en su número 1441, la revista Caretas reveló en detalle el plagio, cuando el libro estaba por publicarse. El destape fue sobre todo recogido por la prensa extranjera en el tono de burla con el que normalmente su cubren los casos de plagio. “Fujimori plagió ante la OEA” fue el título del despacho de la AFP, recogido por varios diarios del continente.
En la edición siguiente de Caretas, se publicó una breve carta de Hernando de Soto. Este dice haber “leído con sumo interés la nota ‘Calco y Copia’ [que] … hace referencia al ILD y a mi persona”. Sin mencionar la palabra ‘plagio’, de Soto escribe que “para ver qué respuesta merece la parte del libro que nos atañe necesito conocer el texto en su integridad ya que parece aludir a un contexto y una época que me tocó vivir de cerca. No he podido conseguir el libro pues según se informa está todavía en imprenta… Esperaré pues el texto y el lanzamiento para preparar una respuesta”.
Esperó bastante, de Soto.
Pues aquí está la parte importante del texto: el original y el plagiado, lado a lado, listo para ser utilizado para ‘preparar’ la respuesta.
Eso sí, sin fotocopiadora cerca.
¿Recuerdan aquello que escribió José Carlos Mariátegui sobre cómo sería, en su visión, el socialismo en el Perú? “Ni calco ni copia sino creación heroica”.
Aquí, a la luz de lo que se viene, ya sabemos que la campaña de Fujimori no será creación heroica. Pero parece que puede ser tanto calco como copia.
Fuente:
Keiko Fujimori acaba de invitar a Hernando de Soto a sumarse como asesor a su campaña. Este ha dejado saber que lo pensará, pero a la vez ya se informa que suspende viajes y se viene de Mongolia (no es chiste) a Lima a discutir con Fujimori los términos de su probable asesoría.
Si es que se plantea algún problema para que la asesoría se concrete, no será el de la Democracia. De hecho, de Soto podrá contarle a Fujimori sus recientes experiencias en el Consejo Consultivo (Council of Trustees) de la Fundación Gadaffi (o Khadafi), al que perteneció hasta fines de febrero de este año cuando la hirviente guerra civil ya abrasaba todo Libia.
De Soto integró el Consejo Consultivo de la Fundación Gadaffi junto con personajes tan notorios como Giulio Andreotti. Si quieren tener una idea más precisa sobre Andreotti, pongan su nombre en google, añadan la palabra “corruption” y lean.
A la vez, si desean mayor información sobre la Fundación Gadaffi, sus miembros y sus asesores, la encuentran en: http://www.webgaza.net/arab/ngo_profiles/Gaddafi-Charity-Foundation.htm.
El texto de la carta de renuncia de de Soto al Consejo se puede leer en: http://www.ild.org.pe/images/stories/01_news/desotosletterofresignationgicdf.pdf. Está fechada el 22 de febrero de este año. Como se recuerda, la guerra civil estalló a principios de ese mes.
Es una experiencia muy fresca y reciente, de manera que de Soto podrá asesorar a Fujimori sobre todo lo relacionado con crisis de gobernabilidad.
De hecho, no será la primera vez que de Soto aconseja a Fujimori. Muchos años antes de servir en el Consejo de la Fundación Gaddafi, de Soto asesoró a un recién estrenado dictador que precisaba con urgencia un lavado de imagen.
El asesorado era Alberto Fujimori, cuyo golpe de Estado, el 5 de abril de 1992, había provocado un gran rechazo internacional junto con llamados e iniciativas para sancionar al golpista y aislar su régimen.
En mayo de ese año hubo una reunión de cancilleres de la OEA en Bahamas para, sobre todo, discutir el caso peruano. Asesorado por de Soto, Fujimori llegó sorpresivamente a Bahamas y leyó un discurso –en el cual la mano de su momentáneo asesor, de Soto, era evidente– en el que se comprometió a retroceder algunos pasos y convocar a lo que luego fueron las elecciones para el CCD.
Pero gran parte del discurso fue una justificación del golpe. Con su estridencia nasal al tope, Fujimori leyó una diatriba contra la democracia peruana. El golpe, dijo, no había sido contra una democracia sino contra una “partidocracia”. A lo largo de varios minutos, Fujimori la emprendió contra la ‘partidocracia’ con la aparente seguridad de alguien que se ha pasado años estudiando el tema.
Casi cuatro años después de esa lavada de cara, en noviembre de 1996, la fundación Friedrich Ebert publicó un libro compilado por Fernando Tuesta: “Los enigmas del poder: Fujimori, 1990-1996”. El libro era una colección de artículos de varios autores, entre los cuales había uno que traía interesantes novedades.
En la parte final del capítulo de Charles D. Kenney: “¿Por qué el autogolpe?”, el autor reveló que las largas justificaciones del golpe como una acción contra la partidocracia, “no fueron escritas originalmente por Fujimori y sus asesores para hablar del Perú en 1992, sino que fueron publicadas por en 1988 por un autor norteamericano, Michael Coppedge, en su disertación doctoral sobre Venezuela”.
En las páginas 103 y 104 del libro hay una comparación lado a lado de ambos textos. Salvo el cambio de “Venezuela” por “Perú” y la traducción del inglés al español, se trata del mismo texto, sin cambios.
Es decir, hubo trampa hasta en la justificación del golpe. Sin rubor alguno, Fujimori leyó un plagio burdo ante la OEA. De repente no lo supo. Pero el que escribió el discurso fue el que perpetró el plagio.
El golpe del 5 de abril fue argumentado con un plagio. Y ni siquiera de otro golpe sino de un estudio sobre los partidos en Venezuela.
Michael Coppedge, el autor del texto plagiado, trabajó como asesor para de Soto entre 1992 y 1994. (http://www.sourcewatch.org/index.php?title=Michael_Coppedge). Ahora, Coppedge es catedrático en la universidad de Notre Dame.
El 21 de noviembre de 1996, en su número 1441, la revista Caretas reveló en detalle el plagio, cuando el libro estaba por publicarse. El destape fue sobre todo recogido por la prensa extranjera en el tono de burla con el que normalmente su cubren los casos de plagio. “Fujimori plagió ante la OEA” fue el título del despacho de la AFP, recogido por varios diarios del continente.
En la edición siguiente de Caretas, se publicó una breve carta de Hernando de Soto. Este dice haber “leído con sumo interés la nota ‘Calco y Copia’ [que] … hace referencia al ILD y a mi persona”. Sin mencionar la palabra ‘plagio’, de Soto escribe que “para ver qué respuesta merece la parte del libro que nos atañe necesito conocer el texto en su integridad ya que parece aludir a un contexto y una época que me tocó vivir de cerca. No he podido conseguir el libro pues según se informa está todavía en imprenta… Esperaré pues el texto y el lanzamiento para preparar una respuesta”.
Esperó bastante, de Soto.
Pues aquí está la parte importante del texto: el original y el plagiado, lado a lado, listo para ser utilizado para ‘preparar’ la respuesta.
Eso sí, sin fotocopiadora cerca.
¿Recuerdan aquello que escribió José Carlos Mariátegui sobre cómo sería, en su visión, el socialismo en el Perú? “Ni calco ni copia sino creación heroica”.
Aquí, a la luz de lo que se viene, ya sabemos que la campaña de Fujimori no será creación heroica. Pero parece que puede ser tanto calco como copia.
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