Por Antonio Zapata>
La mayor parte de los medios de prensa se han decidido por Keiko Fujimori y están comenzando una campaña de demolición contra Ollanta Humala. Una de las persistentes acusaciones es la supuesta voluntad del comandante de atentar contra la libertad de prensa, al estilo de Hugo Chávez en Venezuela. Pero algunos periodistas no están de acuerdo con esta línea editorial que exagera hasta el cansancio; por ello, han empezado los despidos y las presiones, que amenazan con implantar un régimen de pensamiento único.
Por ejemplo, en el principal grupo periodístico nacional, El Comercio, se suceden reajustes desde que la dirección cambió de manos el 2008. Fue cesado Alejandro Miró Quesada Cisneros y salieron parte de los directivos y periodistas que habían combatido contra la dictadura de Fujimori. Llegó nuevo personal y el diario fue cambiando progresivamente. Esta nueva mayoría en el directorio viene haciendo sentir su peso y avanza decididamente a controlar los diversos medios del grupo.
Hace una semana han producido un cambio en personal clave de Canal N y las sombras rondan alrededor de la conducción periodística de Canal 4 y el programa Cuarto Poder. No son los únicos casos, sino que forman una cadena que se orienta al control cerrado de la información que pueda parecer en favor de Humala. Para más adelante, anticipa una línea de enfrentamiento contra un eventual gobierno de Gana Perú. Sorprende que Paco Miró Quesada sea cabeza de proa de esta mayoría, puesto que siempre tuvo fama de persona progresista, de profunda vocación democrática.
Ante esta situación, cabe reflexionar sobre la libertad de prensa. ¿En qué consiste? ¿Los dueños son los únicos que deciden la orientación de los medios? ¿Los periodistas tienen algunos derechos? Estas y otras preguntas han motivado profundos debates a escala internacional y, en los grandes centros de formación, uno de los puntos cruciales es ética y responsabilidad de los medios y del periodista. Mientras, en el Perú estamos en pañales y algunos dueños se comportan como si no fueran responsables de generar un sistema noticioso que propenda a la formación de personas maduras e independientes.
En primer lugar, los medios serios informan y contrastan opiniones, de manera neutra, y pensando en el público. Luego, los dueños pueden influir en la línea editorial y hacer sentir su voz en el comentario y la interpretación. Pero, la obligación de informar en forma objetiva y mesurada es la base de todo ejercicio periodístico que se precie de serio.
Asimismo, un periodista recibe comisiones basadas en las noticias que el medio busca resaltar. Pero no puede ser obligado a adoptar una postura determinada ante ese tema. En realidad, el periodista es un investigador, que forma su parecer hurgando en la noticia, entrevistando a los protagonistas y analizando los hechos. En base a ello presentará su información en forma objetiva, buscando aclarar y sustentar todas las evidencias. Si no tiene capacidad de opinión en su medio, entonces callará su punto de vista. Pero no puede ser obligado a cambiar su entendimiento. Menos puede ser despedido por ejercer su derecho a pensar con su propia cabeza.
Sin embargo, exactamente esto es lo que viene ocurriendo en el grupo El Comercio. Se suceden despidos y presiones, se escucha que hay periodistas asustados por haber destapado casos que hoy son incómodos. Al conducirse de este modo, se evidencia poco respeto por la auténtica libertad de prensa, aquella que regula los derechos de los dueños y de los periodistas. Cuando acusan a Ollanta Humala de querer violentar las libertades fundamentales suena a paradoja. Pero, ¡si eso precisamente están haciendo!, confirmando ese viejo refrán: “Ver la paja en el ojo ajeno sin percibir la viga en el propio”.
Fuente: http://www.larepublica.pe/27-04-2011/paja-en-ojo-ajeno
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